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VICENTE LLADRÓ
Miércoles, 11 de mayo 2016, 21:55
La bacteria 'Xylella fastidiosa' está poniendo en jaque a toda la agricultura mediterránea del sur de Europa. Se detectó por primera vez, en octubre de 2013, en Apulia (el 'tacón' de la bota de Italia), causando la muerte de miles de olivos, lo que sirvió para movilizar a las autoridades fitosanitarias de la UE. Primero afectó a la provincia de Lecce y en tan sólo dos años y medio se ha extendido a las colindantes de Brindisi y Taranto y después a la isla francesa de Córcega y a la Costa Azul, lo que hace temer que acabe llegando a España.
Este riesgo ante tan grave problema hizo que el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, expresara el martes su alarma porque la enfermedad puede afectar hasta a los olivos milenarios, cuya protección está ahora de tanta actualidad por el eco que ha tenido la película de Iciar Bollaín 'El Olivo'.
Puig intervino en la inauguración de una jornada técnica sobre la actualidad y las medidas posibles para frenar la 'Xylella', que organizó la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) con la participación de destacados expertos europeos, investigadores valencianos, el eurodiputado valenciano Jordi Sebastià y altos cargos del Ministerio y de la Conselleria de Agricultura.
Como el ébola o el cáncer
El presidente de la Generalitat coincidió con el de AVA, Cristóbal Aguado, en la gravedad de la situación, expresada simbólicamente en el riesgo cierto para los olivos milenarios, aunque el peligro se extiende a toda clase de cultivos y plantas ornamentales y nadie sabe a ciencia cierta cómo va evolucionar todo, si llegará la infección hasta tierras valencianas y si será posible frenarla o al menos minorar su incidencia.
Ante la envergadura de la cuestión y lo incierto de cómo se puede ir propagando, Aguado habló del «ébola de los olivos», mientras que Puig prefirió calificarlo como «cáncer» porque al principio es difícil notar su presencia en plantas infectadas y cuando se detecta es posible que ya sea tarde.
Aunque los olivos han sido hasta ahora los árboles más afectados en Italia, en Francia se ha manifestado la dolencia en otras especies vegetales, como 'polygata myrtifolia', abriendo la casuística a gran número de plantas ornamentales de gran consumo ciudadano a través de viveros y 'garden center'.
En estos momentos se conoce que esta bacteria puede hospedarse en más de 300 especies. Entre ellas, además de los olivos, los cítricos, las vides, almendros, melocotoneros y otros frutales de hueso... Hasta las adelfas que están en setos de jardines o en los lechos de barrancos pueden ser huéspedes de la 'Xylella' y servir de catapultas para ayudar a dispersar la bacteria.
Para viajar de unas plantas a otras, este patógeno necesita, como tantos otros, del concurso de insectos que actúen como vectores que los extiendan. El profesor García Marí, gran especialista de la Universidad Politécnica de Valencia, ilustró sobre las diversas clases de parásitos que pueden propagarla. El más activo y 'eficaz', de entre los conocidos, es el 'Philaenus spumarius'.
Todos los análisis de muestras realizados hasta ahora han dado negativo en España, aunque eso no asegura nada sobre lo que pueda ocurrir en los próximos meses o años. José Mª Cobos, subdirector general de Sanidad Vegetal del Ministerio de Agricultura, y Vicente Dalmau, responsable del Servicio de Sanidad Vegetal de la Conselleria, describieron el funcionamiento de los respectivos Planes de Contingencia, basados en redes de monitoreo y toma periódica de muestras para asegurarse de que no hay indicios de que la enfermedad afecte a ningún árbol o planta, así como los insectos capturados no son portadores de la bacteria, y ratificaron que por el momento todo sale negativo en la Comunitat Valenciana y en el resto de España.
Si alguien ve algo raro
En cumplimiento de la legislación se está procediendo a realizar inspecciones extraordinarias a viveros, se preparan comités de emergencia, por si acaso, y se exige pasaporte fitosanitario a toda importación de zonas afectadas. En el caso valenciano se revisan más de 17.000 trampas por toda la geografía con cítricos, olivos y vid y se aprovecha la labor de los técnicos que habitualmente revisan la población de las moscas de la fruta y del olivo para incidir en la vigilancia de este asunto.
Pese a todo, en el ánimo de los asistentes a la jornada del martes quedó bien patente que la realidad es muy preocupante, porque los participantes así lo hicieron notar, ya que es prácticamente imposible poner freno a la evolución de un problema de este tipo. De paso se señaló la nula eficacia de los controles europeos ante las importaciones dañinas (la 'Xylella entró por Holanda con cafetos ornamentales traídos de Costa Rica), aunque se advirtió que, al menos, este estallido ha servido para que la UE se dé cuenta de que su legislación al respecto no ha servido de nada.
Mientras investigadores como Toni Vicent, Milagros López, Sara Tramontini y Miren Andueza profundizan en el conocimiento de la bacteria y sus vectores, Jean-Charles Bocquet (ECPA, industria de plaguicidas) llamó la atención sobre la falta de materias activas para frenar el avance de los insectos, debido a las restricciones de la UE, y José Mª Cobos pidió campañas de sensibilización pública para que los viajeros se abstengan de traer vegetales de países terceros y realizó un llamamiento para que «si alguien ve algo raro, que lo comunique a las autoridades». Al final de todo, temor e impotencia entre un sinfín de débiles medidas de contención incierta.
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