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Un acto de la campaña 'Conocer la agricultura'.

La mitad de la población no sabe el origen de lo que come

Una encuesta revela datos preocupantes: cada vez hay más personas que desconocen cómo se hace lo que les alimenta

Vicente Lladró

Domingo, 16 de octubre 2016, 23:45

El centro del Mercado Central de Valencia lo ocupaba un gran juego de la oca con motivos hortofrutícolas en las casillas, y los chavales que jugaban, sirviéndose de enormes dados, tenían a su alrededor una serie de carteles explicativos de cómo se realizan algunas prácticas en los cultivos y su por qué.

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En uno de los pasquines se indicaba que los pulgones atacan a los brotes tiernos y las flores de las plantas, lo que requiere el uso de insecticidas específicos para no quedarnos sin pimientos o tomates, por ejemplo. Añadía que los pulgones también pueden propagar agresivos virus capaces de matar las mismas plantas o dejarlas improductivas, lo que es otro motivo para mantenerlos a raya.

Otros letreros incidían en parecidos enunciados para los ataques de arañas rojas y hongos que ocasionan fuertes defoliaciones y podredumbres que hacen peligrar las producciones de alimentos, y por ello es imprescindible emplear acaricidas y fungicidas que 'curan' estos problemas y nos permiten disfrutar de alimentos sanos, suficientes y a precio económico. Uno de los anuncios concretaba el creciente problema de la phitóphtora, un agresivo hongo que debilita los árboles de cítricos y llega a matarlos si no se combate a tiempo con productos químicos apropiados.

Son algunos ejemplos de los mensajes de divulgación que abarca la campaña 'Conocer la agricultura', en los que se trata de ilustrar a los ciudadanos, en especial a las generaciones más jóvenes, que son las más alejadas de la realidad del campol campo -pero también a los papás-, que entre una semilla y un fruto listo para comer hay mucho esfuerzo y mucha tecnología.

Las medicinas del campo

En este conjunto de mensajes se llega a la conclusión de que los productos plaguicidas, a menudo tan demonizados, no son más que las medicinas de la agricultura. Los medicamentos que tomamos para curar las enfermedades humanas también son compuestos químicos, y no pasa nada, nos remedian. De igual modo lo son los insecticidas o fungicidas, y están sobradamente probados sobre su eficacia e inocuidad, utilizados en la forma apropiada, como todo lo que nos rodea.

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La campaña está auspiciada por la 'Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible', integrada por empresas productoras de fertilizantes y plaguicidas, fabricantes de tractores y diversa maquinaria agraria, organizaciones agrarias como AVA-Asaja, la Editorial Agrícola... Fue presentada días atrás en Valencia, con motivo de celebrarse el Día Mundial de la Alimentación y coincidiendo con la proclamación de Valencia como capital de la Alimentación, por parte de la FAO, y se trata de una iniciativa que va a crecer a partir de ahora, porque se busca divulgar entre los ciudadanos la realidad de la agricultura.

Carlos Palomar, presidente de dicha plataforma, citó los datos preocupantes de una reciente encuesta que revela que al menos la mitad de la población no conoce el origen de lo que come. La evidencia muestra que cada vez hay más personas que no saben cómo se produce lo que les alimenta, lo que explica que se multipliquen mitos y falsas creencias, así como se demonice el papel de los fertilizantes o plaguicidas, cuando son imprescindibles para asegurar el sistema agrícola que alimenta a la humanidad.

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Más aún, la FAO viene preconizando que el aumento de la población mundial, que en 2050 llegará probablemente a los 9.000 millones de habitantes -hoy somos unos 7.300 millones-, junto la mejoría dietética que cabe alcanzar para los que hoy están deficientemente nutridos, obligan a aumentar en un 50% la producción de alimentos en todo el mundo. Y esto ha de conseguirse sin emplear más tierra cultivable, sino intensificando la que hay. Un objetivo que no será posible con planteamientos bucólicos del campo, sino con el concurso de mucho conocimiento y muchas tecnología. Ahora bien, hay conciencia entre los productores de que ha de hacerse forma segura y sostenible, como ya se hace.

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