

Secciones
Servicios
Destacamos
VICENTE LLADRÓ
Domingo, 14 de mayo 2017, 23:58
Multitud de agricultores se enfrentan cada año, cuando se aprestan a cumplimentar la solicitud de las ayudas de la PAC (cuyo plazo acaba hoy), con la complicación añadida de que les han reparcelado sus explotaciones agrarias, de tal modo que crece el número de parcelas, y dentro de ellas de 'recintos', así como la diversificación de los usos o la dedicación agraria de cada uno de los espacios.
De entrada se topan los afectados con la incomprensible paradoja de mayores complejidades, cuando todos los cargos políticos no paran de anunciar menos burocracia y más simplificación. Aunque es bien sabido que se dice una cosa y se hace justo la contraria. De ahí la creciente desconfianza ante lo que se anuncia desde instancias oficiales.
La complejidad ha ido creciendo tanto en este asunto de la gestión de las solicitudes anuales de las ayudas de la PAC que sería raro encontrar a algún agricultor o ganadero capaz de gestionar por sí mismo todo lo necesario al respecto. Lo habitual es que se recurra a los técnicos de organizaciones agrarias, cooperativas, cajas rurales y algunas otras entidades, que están bien experimentados en la materia y además acuden periódicamente a los cursos de la Administración, en los que les adiestran sobre los nuevos cambios de cada año, que siempre van a más, y normalmente a peor, en el sentido de la complicación.
Lo primero que le dice el técnico de turno al agricultor, a la hora de enfrentarse a su solicitud, es si hay algún cambio respecto a la del año anterior. El interesado entiende que por cambios se debe referir a compras, ventas, herencias, cesiones..., es decir, todo aquello que implique aumentos o disminuciones de campos o fincas de uno por la razón que sea. Y si no ha habido nada, que es lo más frecuente, pues se indica eso precisamente, que no hay cambios,
¿Que no? Casi siempre los hay. Y el técnico, una vez encontrados los campos del interesado en el SIGPAC (planos por imágenes aéreas) empieza a referir los cambios reales: «de este recinto dicen ahora que es de pastos; este otro, que es un camino; el de al lado tierra arable...»
El resumen es que la superficie que el agricultor tenía reconocida con derechos a cobrar las ayudas, se ve reducida. Poco, pero le han mermado un poco por aquí, otro poco por allá... El afectado se irrita, no lo comprende, y cuando se fija en lo que le explican, aún lo ve menos lógico. «¡Pero si han quitado hasta la acequia!», exclama. Efectivamente, reconoce el técnico, «es que dicen que una acequia no es superficie cultivada».
Es un sin sentido, revisan hasta lo indecible con tal de regatear espacios mínimos, cualquier reducto que pueda interpretarse que estrictamente no es terreno cultivado. El resultado es evidente: recortando por aquí y por allá se logra reducir la superficie y consiguientemente se menguan los importes de las ayudas, luego se ahorra presupuesto, aunque realmente sea poco, pero se ahorra, claro. Pero el caso es que todo el mundo implicado en esta cuestión se pregunta si tiene sentido escamotear el ridículo espacio que ocupa una acequia, o un exiguo camino que no es más que unas líneas de árboles plantadas en un marco algo más ancho, cuando es más que evidente que la acequia, o la balsa, forman parte de la explotación, porque si no, no se podría regar la explotación agrñicola y no existiría, ni habría PAC; como ese caminito es imprescindible para sacar la cosecha y que el tractor pueda dar la vuelta en sus evoluciones de cultivo.
Si se tratara de verdad de reducir presupuesto, ¿no sería más fácil recortar de oficio las ayudas en tal porcentaje y no incordiar tanto a base de escatimar? Los agricultores afectados se cuestionan si el sistema de gestión oficial no se gastará en burocracia mucho más de lo que logra ahorrar con tal empeño. O a lo mejor es que también hay ganas de mantener al personal bien despierto.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.