elísabeth rodríguez
Viernes, 29 de octubre 2021
El sector agrario y, en especial, el citrícola, se encuentra en la cuerda floja. «Al límite», según indican desde la Interprofesional Citrícola Española (Intercitrus). Y es que, al contexto global de encarecimiento de los costes energéticos, hay que añadir su particular crisis: la ... importación masiva de naranjas de países terceros como Sudáfrica y Egipto, coincidiendo con la campaña valenciana, que se agrava aún más con el almacenamiento que están realizando otros estados europeos de estos productos. El resultado es un golpe directo a los productores de la Comunitat Valenciana, que comienzan ahora la campaña de la variedad Navelina.
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La organización, que se suma de este modo a las quejas realizadas esta semana por parte de La Unió de Llauradors y de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), explica que los problemas se arrastran desde el final de la pasada temporada por la «sobreoferta generada por las importaciones masivas de cítricos» procedentes del hemisferio sur a precios muy bajos, «inalcanzables para el sector español».
Tal y como denuncia Intercitrus, estas exportaciones se benefician de «la falta de reciprocidad» en cuanto a las condiciones laborales, fitosanitarias, medioambientales e incluso «de derechos humanos» de la competencia foránea frente a la oferta europea. «Un proceso que está acelerando la progresiva pérdida de competitividad de las naranjas y mandarinas españolas en el mercado comunitario», agregan.
En concreto, el fuerte incremento de los costes de producción, como electricidad, combustible, fertilizantes o fitosanitarios, está coincidiendo con «una brusca caída de los precios en origen y a pie de almacén». La concurrencia en el mercado de esta oferta barata ha complicado «hasta el extremo» la salida de las satsumas y clementinas precoces españolas y está retrasando la de las primeras naranjas de temporada.
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Intercitrus recurre a los datos provisionales de Eurostat para reflejar esta situación. De enero a agosto de este año, se registran «cantidades récord» de exportación a la Unión Europea de sus dos principales proveedores no comunitarios: hasta esa fecha, Egipto comercializó 335.135 toneladas, la cifra más alta de su historia y un volumen un 21% superior al del mismo periodo del año pasado y un 51% mayor que en 2017. En el caso de Sudáfrica, las 430.351 toneladas alcanzadas hasta agosto suponen el segundo mayor registro de la serie, solo superado el año pasado, con 491.247 toneladas. Esto es una cifra un 33,5% más alta que la registrada hace cuatro años en ese mismo periodo.
Ante esta situación, Intercitrus volvió a solicitar el pasado viernes una reunión con el ministro de Agricultura, Luis Planas, después de que pidieran un «encuentro urgente» hace ya un mes y medio para trasladar «los graves problemas ocasionados en el inicio de esta campaña». Además, la organización advierte que es previsible que la exportación citrícola sudafricana a la UE de septiembre sea especialmente alta porque llegó buena parte de lo que no se pudo transportar en agosto, debido a los disturbios y el jaqueo de las terminales portuarias de Durban.
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«El final de la temporada pasada ya se complicó en extremo porque Egipto prolongó con mayores volúmenes su campaña de naranjas a Europa a precios muy bajos –inalcanzables para España– y con el inicio de la presente está siendo Sudáfrica quien la está alargando, saturando los mercados con una oferta igualmente barata», explican las mismas fuentes, que indican que el resultado es que las cámaras de frío holandesas o alemanas están repletas de naranjas y, en menor medida, de mandarinas foráneas, que no han dejado espacio a la oferta española.
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) exige al Gobierno central y a la Generalitat Valenciana «medidas excepcionales» de apoyo que amortigüen las continuas subidas de los costes de producción o insumos agrarios y que convierten la actual campaña en «la más cara de la historia».
La organización subraya además que «los agricultores y ganaderos no pueden fijar los precios que perciben y, por tanto, no pueden repercutir este encarecimiento récord», con lo que las consecuencias resultan «nefastas» para el rendimiento de las explotaciones agrarias. Según un estudio elaborado por asociación nacional ASAJA para conocer el incremento real de los costes de producción durante el último año –de octubre de 2020 a octubre de 2021–, se han encarecido costes fundamentales como la energía eléctrica necesaria para regar (+270%), el gasóleo agrícola (+73%), los piensos para alimentar el ganado (+27%), los plásticos (+46%), el agua (+33%) o la maquinaria (10-25%).
Los precios de los fertilizantes también se han disparado entre un 239 y 307% debido a la crisis energética mundial que ha elevado todos los elementos: fósforo, potasio y, sobre todo, el nitrógeno. En lo que se refiere a los fitosanitarios destaca la subida del glifosato (Roundup) que ha registrado un encarecimiento del 48%, pasando su coste de los 3,30 euros el litro en octubre de 2020 a 4,90 euros en octubre de 2021. El estudio refleja también incrementos en otros costes que afectan a la rentabilidad de las explotaciones agrarias como son los costes salariales.
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