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Gonzalo Escrig/A. Cervellera
Valencia
Martes, 4 de julio 2023, 13:42
La histórica granizada que sorprendió el lunes a la Comunitat Valenciana no sólo dejó destrozos en las ciudades sino también graves daños en el campo. Los primeros balances de las asociaciones agrarias hablan de 20.000 hectáreas de cultivos afectados y de cosechas puntuales que han sido arrasadas, con el 100% de la producción perdida.
El principal cultivo perjudicado, según las primeras estimaciones de la Unió Llauradora, es el de los cítricos con casi la mitad de los campos dañados. Le sigue el almendro con un 30% de daños en producciones, el olivo con casi 300 hectáreas y luego ya otros cultivos como la viña, el caqui, los frutales de verano o las hortalizas.
La comarca más castigada por el temporal ha sido la Costera, que se ha llevado la peor parte con episodios extremos en Montesa y Vallada, pero también se han registrado daños en l'Horta y el Alto Palancia. A su vez, los cultivos que más pérdidas han sufrido son los cítricos, los caquis, las almendras y los olivos, según Ava-Asaja.
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Asimismo, en la provincia de Castellón, el pedrisco resultó más generalizado e intenso en el Alto Palancia, sobre todo en los términos de Jérica, Navajas, Segorbe, Altura y Soneja. Ava-Asaja ha advertido de que el sector agrario valenciano lleva contabilizados al rededor de cinco temporales de pedrisco desde el pasado mes de mayo y que las previsiones meteorológicas no descartan más tormentas similares.
El secretario comarcal de la Unió Llauradora de La Costera, Ricardo Fillol, asegura que los campos han sufrido daños significativos, siendo los cultivos de caquis y cítricos los más afectados por las inclemencias del tiempo. Las primeras estimaciones realizadas apuntan a que alrededor de 1.000 hectáreas de tierra agrícola de los municipios de la comarca se han visto perjudicadas. Fillol explica que, en lo que respecta a los caquis, la situación es desoladora. Indica que se ha perdido «el 100% de la cosecha de caquis», lo cual supone un duro golpe para la temporada de verano.
En el día de ayer el trabajo de los agricultores se centró en evaluar los daños, pero también en contactar con los seguros con el objetivo de que se puedan sufragar parte de las pérdidas. Fillol señala que existe una «gran incertidumbre» respecto hasta qué punto se cubrirán los perjuicios ocasionados, aunque mantiene la esperanza. «El seguro no puede distinguir si la caída de la fruta se debe a motivos naturales como el viento o la lluvia o ha sido provocada por la piedra al golpear los cultivos», remarca.
En este sentido, la organización reclamará, entre otras cosas, la agilización de las peritaciones de los campos siniestrados y la contratación de más personal para llevar a cabo esas tareas, así como la concesión de ayudas directas y la condonación del IBI de las parcelas cultivadas.
A esta situación se suma el calor intenso registrado en abril y mayo, que en su momento impidió que las flores de los árboles se abriesen por completo, afectando así a la cantidad de fruta producida. «Ahora se están notando las consecuencias y la piedra ha rematado el trabajo», afirma el secretario comarcal.
Normalmente, el clima húmedo y fresco del inicio de la primavera es lo que propicia la correcta floración de los árboles de cítricos, pero la fluctuación térmica de marzo no lo ha permitido.
Según el agricultor, la campaña veraniega ha sido desastrosa en términos de producción de caquis, cítricos y hortalizas como los pimientos, aunque estos últimos se han visto afectados en menor medida. La combinación de factores climáticos adversos ha dejado a los agricultores en una situación crítica, pues deberán hacer frente a importantes pérdidas económicas. «La campaña de verano está muerta», sentencia.
En aquellos lugares donde no afectó el pedrisco, las lluvias han resultado muy positivas y han servido para paliar los desastrosos efectos de las recientes sequías en algunos cultivos de secano como las viñas, los almendros, el olivar y los algarrobos, así como para los cultivos de regadío donde permitirá ahorrar en riegos que últimamente estaban aumentando. La ganadería también se podrá beneficiar del agua, pues servirá para regenerar los pastos y evitar así el aumento de los costes por los piensos para alimentación de los diferentes animales.
AVA-Asaja ha reclamado a las administraciones una mayor implicación en las respuestas a estos fenómenos, así como la concesión de ayudas directas que permitan a los agricultores continuar su labor a pesar de la adversidad y seguir llevando a cabo su actividad con tranquilidad.
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