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Los estragos de la sequía están teniendo, paradójicamente, un efecto positivo en términos comerciales para los productores de uva para cava de Requena. Sin ignorar la gravedad de la ausencia de lluvias, algo que también perjudica a los cultivos valencianos, lo cierto es que ... el escenario actual ha golpeado con más virulencia a los productores catalanes. Como consecuencia, las bodegas catalanas están incrementando sus compras de vino base a las cooperativas y productores requenenses para elaborar sus espumosos, tal y como confirman fuentes del sector a este periódico.
En estos casos, el cava que elaboran las bodegas ubicadas en Cataluña sólo tendrán la Denominación de Origen Cava, sin especificar la zona, puesto que no proviene todo íntegramente del mismo origen. Por su parte, los productores valencianos pueden obtener mayor rentabilidad por sus cultivos, a lo que se añade la inherente subida del precio derivada de la reducción de cosecha.
«Es bastante habitual que otras bodegas vengan a comprar vino base para cava, pero es cierto que esto ha ido a más por la grave situación de sequía, que en el Penedés sobre todo es mayor», explica Fernando Medina, consejero delegado de la DO del cava que representa a los productores valencianos. «Ha habido una pugna innecesaria entre cava catalán y valenciano, pero lo cierto es que a nivel sectorial es normal que unos productores compren a otros vino base si lo necesitan», agrega en alusión al conflicto que en los últimos años se desarrolló entre bodegueros catalanes y valencianos debido a que los primeros recurrieron la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) de permitir una DO Cava de Requena y que el Supremo saldó finalmente a favor de los requenenses, que ya pueden utilizar la etiqueta con su propia denominación de origen.
La carencia de precipitaciones mermó la producción en la mayoría de las zonas elaboradoras de cava del Mediterráneo. Mientras que en Almendralejo cerraron la anterior campaña con un aumento del 4% en la producción, la zona del Penedés fue la que se llevó la peor parte al registrar una reducción del 31%. En general, en las zonas de cava algutinadas en Comtats de Barcelona, la producción cayó un 26%.
Por su parte, los productores de Requena sufrieron una merma del 18%. Llama la atención, sin embargo, lo que sucedió en las bodegas de Pla de Ponent, donde la producción se elevó un 12%. El promedio general de todas las zonas productoras de España fue una caída del 22,75%, según los datos del consejo regulador.
En general la producción fue de 213 millones de kilos en 2023, mientras que en 2022 fueron 276 millones. Esto, según Medina, se sigue situando 25 millones por debajo de las cifras habituales de las campañas anteriores.
Precisamente, la situación de cambio climático y la bajada de productividad de los viñedos en las dos últimas cosechas llevaron al consejo a asumir una serie de medidas para los cavas de Guarda, –no afecta a los cavas de Guarda Superior–. Por ejemplo, se permite utilizar uvas de viñedos no inscritos en el registro de explotaciones vitícolas del consejo.
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