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La empresaria Amaya Fernández cuenta con una larga trayectoria en el sector químico y ahora toma el mando de la asociación que lo ... representa, Quimacova, tras la trágica muerte de su anterior presidente, Miguel Burdeos, durante la dana. Fernández admite que es un momento complicado por este motivo, pero destaca que el legado que ha dejado su predecesor permitirá afrontar los desafíos que tienen las empresas valencianas por delante.
–¿Cómo afronta esta nueva etapa al frente de Quimacova?
–Esta nueva etapa la afronto con optimismo pero con una pena muy grande por quien ha sido mi mentor en estos últimos diez años. El objetivo es continuar con el buen hacer que ha tenido la asociación durante 22 años. Miguel Burdeos nos ha dejado un buen legado y nuestro objetivo es ser un gran facilitador para las empresas en temas como la digitalización, descarbonización y demás desafíos. Queremos promover el asociacionismo.
–¿En qué situación se encuentra el sector?
–El índice de producción de las empresas químicas ha crecido un 3,5% en 2024. El precio de las materias primas afecta mucho a los márgenes y es un sector heterogéneo y transversal que está presente en todas las industrias. Si la economía en general va bien nuestro sector está bien.
–¿Qué peso tiene en la Comunitat Valenciana?
–Somos el tercer sector de la Comunitat Valenciana que más innova, con el 25% del total de la inversión en I +D. Asumimos un cumplimiento legislativo complejo y denso que crea incertidumbre a las empresas. Además, añade mucha carga de trabajo a las empresas, que en su mayoría son pymes. Europa cada vez mira más nuestro producto y nos achucha.
–De hecho, este año ha entrado en vigor el Real Decreto de residuos y envases, ¿cómo llevan su aplicación?
–Todavía no hemos asimilado ese real decreto y ya están otra vez con más normativas de envases. Una de las peticiones que hacemos a la Administración sería revisar esta hiperregulacion que estamos teniendo porque, además, los plazos de aplicación no son coherentes ni realistas.
–¿Han trasladado este problema de manera formal al Gobierno?
–No, pero es una reivindicación que hemos hecho en varias ocasiones. Pedimos simplificación administrativa. Tanto los periodos de adaptación como las normativas deben ser más coherentes.
–El impuesto al plástico lleva dos años en vigor e impacta también en el sector químico, ¿Qué balance hace?
–Somos el único país de Europa donde pagamos este impuesto. Esto nos pone en desventaja competitiva a nivel internacional. Uno de los objetivos era aumentar la exportación y esta tasa no habrá ayudado en absoluto. Somos uno de los sectores más exportadores de España, por lo que este factor es importante.
–¿Y cómo afectan los aranceles anunciados por Donald Trump a las compañías valencianas?
–Es un tema que nos preocupa porque en 2024 las exportaciones a EE UU fueron 237 millones, es decir, crecieron un 8% respecto a 2023. La tensión y los posibles aranceles nos afectarán. Dentro de la industria química hay muchos subsectores y algunos exportan más que otros. Está claro que perjudica a biocombustibles y cosmética, por lo que tenemos que ser ágiles y buscar otros mercados alternativos. El IVACE nos está ayudando mucho y aporta mucho al sector en este sentido.
–¿Cuánto se han encarecido las materias primas?
–Ha sido muy diverso. Hubo encarecimientos de más del doble en el transporte, por ejemplo, lo que supone un coste que afecta a los márgenes de las empresas. Se pudo repercutir en los precios, pero no en su totalidad. El impuesto al plástico hay que sumarlo a ese encarecimiento del producto final también y cabe recordar que el 90% de los envases llevan plástico.
–¿Cómo ha impactado la dana en el sector?
–El sector químico dentro de lo malo no es de los más afectados. Hemos calculado un impacto de 30 millones en daños materiales, pero tenemos 120 millones más por lucro cesante. Nuestra logística requiere de transporte muy especializado y como la mayoría de estas compañías estaba en Ribarroja, estuvimos 20 días aproximadamente sin suministrar productos. Además, había restricciones de entrada a los polígonos y el sector químico no estaba catalogado como esencial.
–¿Ha cerrado alguna empresa por este motivo?
–No, no ha cerrado ninguna empresa que tengamos conocimiento. Todas las empresas del sector nos hemos puesto en marcha con nuestros ahorros y fondos mientras seguimos con problemas para recibir el dinero del Consorcio. Nos hemos descapitalizado para poder reactivarnos y ahora no hay dinero para invertir en innovación y otros proyectos. Si no reaccionan rápido, la productividad de nuestras empresas se va a ver comprometida.
–¿Qué desafíos son más urgentes para las empresas químicas?
–Son múltiples; reponernos de la dana sin tener que renunciar a inversiones y productividad; cumplir la legislación tan compleja que tenemos por delante, la cual genera mucha incertidumbre porque es mucho personal el que tenemos que dedicar para ello, así como cambios en procesos productivos. También nos enfrentamos a una Europa incisiva en la regulación de los productos químicos. Otro reto es la captación y la retención de talento y eso que el sector químico aporta trabajos de calidad y eso nos da ventaja, pero es un problema generalizado.
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