

Secciones
Servicios
Destacamos
Una semana después del apagón eléctrico que afectó a España y Portugal, y del que el Gobierno central todavía no ha explicado las causas, comienza a cuantificarse el impacto en algunos sectores económicos, tras una primera valoración inicial de la CEOE, que apuntaba 1.600 millones (el 0,1% del PIB) o del Ministerio de Economía, con 800 millones.
Así, la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), que representa al 75% de la distribución alimentaria en España -con compañías como Mercadona, Aldi, Lidl o Dia-, calcula que el conjunto de sus empresas asociadas habría sufrido pérdidas de un mínimo de 53 millones. Eso en en «una primera valoración conservadora», apuntan en un comunicado difundido este lunes.
Noticia relacionada
El impacto principal se debe a los productos frescos, refrigerados y congelados que, como medida de precaución en los casos en que no se pudo garantizar la cadena de frío y la seguridad alimentaria, tuvieron que ser retirados. Por otra parte, la donación de estos productos fue inviable «debido a la premura, las excepcionales circunstancias y la falta de información en las horas siguientes al apagón». Asimismo, la patronal del sector recuerda que supermercados y distribución mayorista fue uno de los sectores más afectados por la caída eléctrica generalizada en la Península Ibérica.
Además de la pérdida de stock, la falta de suministro eléctrico implicó un esfuerzo adicional logístico, al que hay que sumar los gastos asociados al transporte, el combustible destinado a los grupos electrógenos, los costes de la retirada de basura, el incremento de la seguridad, etc.
En el caso de la Comunitat Valencia, los daños del apagón superan los cinco millones, según la estimación inicial realizada por la Asociación de Supermercados de la Comunitat Valenciana (Asucova), que engloba a empresas como Mercadona, Consum o Masymas con más de mil establecimientos comerciales. Una cifra a la que habría que sumar el lucro cesante por la pérdida de tráfico de clientes durante la jornada. Sin olvidar tampoco, como recuerdan desde la organización, que muchos establecimientos pudieron funcionar al estar preparados con generadores.
La patronal nacional de los supermercados explica también que el sector, tras la pandemia, «viene pidiendo la puesta en marcha de planes de contingencia que ayuden a garantizar el funcionamiento de los supermercados y plataformas logísticas, y que no pongan en riesgo la viabilidad operativa y económica de las empresas». ¿El motivo? La dependencia de la distribución alimentaria de la electricidad (equipos de refrigeración y sistemas informáticos, cajas, TPV, iluminación, etc.) y el desafío que supuso la pandemia de covid.
Para Asedas, los sucesos del pasado 28 de abril, que tensionaron al máximo la cadena alimentaria, «reflejan con total claridad la necesidad urgente de contar con mecanismos de protección real y automática para el sector estratégico de la distribución alimentaria con el objetivo de garantizar el abastecimiento a la población. Estos deberían tener en cuenta los resortes que deben activarse de inmediato, en el minuto cero de una crisis, para permitir el funcionamiento de las empresas. Entre otros, la movilidad de mercancías (transporte, carga y descarga, acceso a tiendas y plataformas…), la gestión de residuos y la gestión de comunicación para evitar falsas noticias y conductas de compra de acopio».
En este sentido, Asedas considera que la redacción de la Estrategia Nacional de Alimentación, que contempla la redacción de este tipo de planes, es un gran paso adelante. No obstante, a su juicio, se hace «urgente» materializarla en hechos concretos. En la actual situación, y tras cuantificar los daños, lo que las empresas de distribución necesitan es agilidad en la reparación de las pérdidas, que pueden afectar gravemente a la operatividad económica, especialmente, de las empresas más pequeñas.
Para Ignacio García Magarzo, director general de Asedas, «la distribución alimentaria en España ha sido un ejemplo de fortaleza de servicio público y de garantía de abastecimiento de productos básicos, algo que se ha hecho más patente entre la sociedad durante las recientes crisis vividas, como la pandemia, la huelga de transporte de 2021, la erupción del volcán de La Palma, la tormenta Filomena o la dana de Valencia. También durante el apagón eléctrico del pasado lunes, que ha puesto de manifiesto, una vez más, la necesidad de unir fuerzas para contar con un plan de crisis desde el Gobierno que nos asegure, como sector estratégico, la capacidad de operar y una protección y acciones extraordinarias ante daños en los productos o en las instalaciones».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.