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Martes, 26 de febrero 2019, 00:54
Vicente Terol es el presidente del Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Valencia (CAATIE Valencia). Comprometido, involucrado y orgulloso de su profesión, lidera un colegio profesional que se ha convertido en referente nacional.
¿Qué supone ser presidente de un colegio profesional como CAATIE Valencia?
Compromiso y dedicación, fundamentalmente. Y la oportunidad de contribuir a potenciar y defender esta profesión que tanto me ha dado. Es un cargo en el que la asignación de presidente no compensa económicamente por la dedicación en horas de trabajo y esfuerzo. Hay que tener claro que la voluntad es aportar desde el total desinterés.
¿Orgulloso de su profesión?
Completamente. La Arquitectura Técnica es fascinante. Es la profesión que hace posible que los edificios existan, que pasen del papel a la realidad. Conocemos cada detalle del ciclo de vida completo de los edificios, nuevos o antiguos. Todavía hay quien considera la Arquitectura Técnica como una disciplina menor de la Arquitectura. No es así. En absoluto. Son profesiones diferentes y cada una tiene sus propias atribuciones y responsabilidades, relacionadas, por supuesto, pero no supeditadas. Hay funciones que no puede realizar un arquitecto y sí que puede un arquitecto técnico, y viceversa.
¿Qué diferencia hay entre aparejador, arquitecto técnico e ingeniero de la edificación?
Las tres titulaciones corresponden a la misma profesión. Antiguamente nos llamábamos aparejadores y aún a muchos les gusta llamarse así. Desde los años 60 somos arquitectos técnicos y es nuestro nombre hoy en día. Y recientemente, con la modificación de los estudios universitarios y su adaptación al entorno europeo, se ha introducido la titulación de Ingeniero de Edificación, pero este título sigue correspondiendo a la misma profesión: la Arquitectura Técnica. El arquitecto técnico es un experto en edificios, en sus materiales, sus instalaciones, su comportamiento, su proceso de construcción, sus problemas o patologías y las soluciones a los mismos. Es un profesional versátil con un gran conocimiento sobre construcción y edificación.
Tras seis años como presidente, ¿cuál su mayor satisfacción?
Sin duda, haber logrado la estabilidad económica en la etapa de crisis. Y también echar la vista atrás y observar los cambios que ha experimentado el colegio: la modernización, la optimización de recursos, los nuevos servicios, la divulgación de la profesión o el acercamiento y entendimiento con otros colectivos profesionales, como arquitectos, administradores de fincas o ingenieros técnicos industriales.
¿Y el caballo de batalla?
Curiosamente, es la otra cara de esa estabilidad. Sin duda, lo más duro fueron las decisiones para adaptar un colegio sobredimensionado al momento de crisis. Otro gran esfuerzo ha sido ocupar el lugar que nos corresponde en el Consejo General de la Arquitectura Técnica como tercer colegio de España y transmitir al Consejo una visión más moderna de servicio a la colegiación y a la sociedad. La organización colegial autonómica y la española están a años luz de la agilidad y funcionalidad que considero que deben tener las entidades colegiales y que hemos logrado en el colegio de Valencia.
¿Es entonces un colegio referente en el conjunto de la Arquitectura Técnica española?
Somos uno de los referentes, efectivamente. En primer lugar, por la modernización de nuestra gestión y nuestros servicios, con un modelo basado en la digitalización y las nuevas tecnologías que trata de facilitar y agilizar al máximo al colegiado la interacción con el colegio en cualquier gestión o servicio.
Pero además somos un colegio útil, que presta servicios que hacen rentable la colegiación; representamos, defendemos y difundimos nuestra profesión; y abrimos el colegio a la sociedad para prestar el soporte que pueda requerir de nosotros.
Este carácter pionero ¿es también propio de la Arquitectura Técnica valenciana?
En Valencia siempre hemos ido a la cabeza en mejora continua de la edificación: control de calidad, seguridad en la construcción, nuevas tecnologías, mantenimiento... Los arquitectos técnicos somos un colectivo dinámico y versátil. Y hemos querido que el colegio profesional lidere iniciativas que acompañen y favorezcan ese dinamismo.
¿Qué nuevos retos afronta actualmente?
Hemos observado que este proceso digital del que hablábamos ha traído un distanciamiento físico del colectivo. En otras épocas, el colegio era un lugar de interacción entre los arquitectos técnicos. Queremos recuperar esa faceta de lugar de encuentro, intercambio y opinión. Ser la casa de todos, como siempre hemos defendido. Y estamos trabajando en ello.
También queremos ofrecer a la sociedad nuestro conocimiento en edificación y vivienda, programando acciones divulgativas que fomenten la cultura del mantenimiento entre los valencianos.
Y lograr que los más jóvenes vean el colegio como su casa y su futuro, como una entidad útil, que les va a ayudar en su actividad. Nadie les va a defender como los suyos. Los colegios profesionales son imprescindibles para profesiones como la nuestra. Si desaparecieran, habría que volverlos a crear. La unión hace la fuerza y solos, no vamos a ninguna parte.
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