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INÉS HERRERO
Domingo, 15 de julio 2018, 00:56
valencia. Cuatro socios pusieron en marcha en 1989, en Riba-roja de Túria, una empresa dedicada a hacer cajas de cartón para otras compañías más grandes. Poco después sus directivos decidieron darle un giro al negocio, con un lustro de vida, e impulsaron un primer plan estratégico para pasar de las cajas convencionales a ofrecer soluciones de embalaje industrial.
Con esa nueva filosofía, enfocada a un producto de mayor valor añadido, Tecnicarton comenzó su expansión nacional y abrió plantas en Madrid, Barcelona y Bilbao, que se sumaban a su central de Riba-roja.
A finales de la década de los noventa pasó a manos de la multinacional británica Rexam y, tras esa operación, dos de los cuatro socios fundadores salieron de la empresa y otros dos siguieron como trabajadores, uno de ellos hasta su jubilación el pasado mes de diciembre.
El negocio de embalaje industrial de cartón ondulado fue creciendo y motivó la apertura de centros en Vigo y Sevilla, mientras esas soluciones de embalaje industrial a medida de las necesidades de cada cliente incorporaban un alto componente de diseño y se abrían a otros materiales como la madera o espuma.
En 2004, la empresa empezó a trabajar con embalajes retornables y se especializó en la automoción, frente a los productos de usar y tirar fabricados con cartón ondulado, como los dedicados a la exportación.
Cuatro años después se embarcó en su expansión internacional, con nuevos centros en Portugal, Francia y Marruecos. La compañía, que desde 2015 es propiedad del grupo DS Smith, cuenta en la actualidad con una decena de plantas, entre ellas una segunda instalación valenciana en Almussafes, donde tiene su central, un centro productivo y las funciones de soporte y que esta misma semana cumplió 3.000 días sin sufrir accidentes laborales.
Tecnicarton ofrece hoy productos de embalaje industrial tanto de un solo uso como retornables, adaptados a las exigencias de fabricantes como Ford, Renault o Volkswagen y sus industrias auxiliares, esos fabricantes de componentes que son los grandes usuarios de embalaje, pero también de compañías aeronáuticas o agroalimentarias.
Su facturación ronda los 54 millones de euros y cuenta con 220 trabajadores en plantilla entre todas sus instalaciones, según trasladan a LAS PROVINCIAS desde la firma.
Su principal actividad se centra en dar soluciones para el transporte y la logística de productos de gran volumen y peso, así como para productos que requieren una protección total en la cadena logística.
La automoción es su sector estrella y demanda «muchísimo diseño, embalaje multimaterial y servicios 'just in time' de secuenciación de entregas o embalado». En sus cajas viajan piezas de todo tipo, desde delicados salpicaderos de cuero a asientos, elementos de interior o motores, con destino a la línea de montaje más próxima, mercados internacionales para ser ensamblada en otro punto del mundo o repuestos.
DS Smith Tecnicarton trabaja en nuevos desarrollos, como su gama de embalajes multimaterial que permiten el transporte de parachoques entre continentes. Fabricado en cartón ondulado, formado por un palé y con un fondo con soportes plegables, recibió el pasado año el premio IPA Award a la Innovación, ya que permite acercarlo hasta la misma línea de montaje y facilita el acceso de los operarios, que entran en el embalaje para coger los salpicaderos y colocarlos en los vehículos.
En Hispack 2018 presentó una serie de productos metálicos, retornables, plegables y de uso tanto interno como entre plantas. Es un embalaje de tránsito, pensado para agilizar el abastecimiento de materiales en las líneas de producción y con posibilidad de cambiar el acondicionamiento interior y sustituirlo por otro según las necesidades de la pieza.
Sus proyectos personalizados dan cabida también a sillas de oficina (Forma 5) o incluso a una exprimidora casi doméstica (Zummex). «Analizamos la cadena logística y diseñamos la solución más adecuada», explican desde la empresa, que apenas dedica entre el 10% y el 15% de sus productos a la exportación, algo habitual en un sector que «tiene muy mala logística, ya que transporta mucho aire y es mejor contar con pequeños centros productivos donde esté el cliente».
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