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Las grandes empresas españolas, que son las están más enfocadas a otros mercados, entre ellos el americano, no serán las únicas víctimas de la guerra comercial desatada por Donald Trump ... . Los pequeños negocios, regentados por los autónomos, también sufrirán las consecuencias de estos aranceles impuestos por EE UU.
Más concretamente, alrededor de unos 200.000 se verán afectados de forma directa, según cálculos de UPTA. Los gravámenes perjudicarán principalmente a los trabajadores por cuenta propia de sectores como la agricultura, el transporte, la industria manufacturera, la construcción y las actividades profesionales científicas y técnicas.
Es por ello que desde esta organización que representa a los intereses de este colectivo exigen al Gobierno que modifique el real decreto de ayudas porque solo beneficia a las empresas y trabajadores afectados por esta guerra de aranceles e incluya también a los autónomos, ya que, de lo contrario, tendrán menos capacidad para afrontar esta crisis, precisan.
«Las grandes empresas pueden contar con recursos y mecanismos de apoyo, pero los autónomos, en su mayoría personas físicas, que dependen de su actividad diaria, se encuentran sin medidas directas para mitigar los efectos adversos de los aranceles», denunció UPTA. Por ello, reclamó que, además de poder acceder a líneas de financiación, poder derivar su negocio a nuevos mercados de exportación y, considerar en caso necesario la exoneración de las cotizaciones a la seguridad social, se tenga en cuenta poner en marcha la herramienta fundamental de protección para el colectivo como es el cese de actividad extraordinario, como se ha hecho en situaciones de gravedad similar como la de la covid-19.
«Debemos poner en marcha todos los mecanismos de protección que dispone el Gobierno de España para que ningún autónomo vea truncada su actividad económica», pidió Eduardo Abad, presidente de UPTA, que señaló que el cese de actividad se ha convertido en un mecanismo imprescindible como colchón social ante futuras crisis, como la crisis arancelaria.
«Es fundamental que las medidas complementarias, que ya están a disposición de las grandes empresas, se trasladen también al colectivo de autónomos, compuesto principalmente por personas físicas«, reiteró Abad. Pero también añadió: «Las medidas que se pongan en marcha no pueden ser 'café para todos'. Deben estar dirigidas exclusivamente a aquellos autónomos o empresas que se vean afectadas directa o indirectamente por la crisis, garantizando que la concesión de ayudas se haga con el máximo rigor, pero sin ralentizar su tramitación. Solamente pedimos agilidad y la eliminación de las trabas burocráticas para que estas medidas sean efectivas».
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