El Banco de España explica cómo comprar ahora y pagar después

Los métodos de consumo han cambiado mucho con la posibilidad de comprar las 24 horas del día y a golpe de 'click' o de pasar uno mismo la compra por una caja sin necesidad de hacer cola. En unos y otros casos no siempre es fácil resistirse a la tentación de adquirir más productos de los que uno se puede permitir, por eso cada vez es más frecuente que en las mismas tiendas o en el formato online se ofrezca al consumidor la posibilidad de aplazar los pagos.

Esta práctica, que se conoce como 'Bay now, pay later', es decir, comprar ahora y pagar más tarde, permite al usuario aplazar los pagos y fraccionarlos sin necesidad de renunciar a los productos, pero hay que conocer si se ajustan a las expectativas.

Estos aplazamientos que ofrecen los locales comerciales o de forma online se realizan a través de bancos y otras entidades financieras.

Suele estar pensado para compras con importes que no son excesivos como deporte, electrónica o moda y se suelen conceder créditos de forma automática, pero hay que tener en cuenta que luego habrá que devolver ese crédito en cuotas mensuales.

Cabe destacar que esos créditos pueden tener o no intereses o comisiones, dependiendo de la oferta que lance la entidad. Eso sí, es muy importante tener en cuenta que en caso de no hacer frente a los pagos mensuales de las cuotas acordadas, el banco o entidad podría cobrar los correspondientes intereses de demora y las comisiones por el impago realizado, lo que en realidad elevaría de forma importante el coste del crédito que se le había aprobado.

En principio es dinero que se concede en el momento y el consumidor tiene la sensación de inmediatez de la aprobación, pero es relevante conocer los riesgos que entraña.

Una de las cuestiones a tener en cuenta de la modalidad de 'compra ahora y paga después' es que puede generar una falsa sensación de ahorro, pero puede suponer un endeudamiento excesivo si se financian varias compras con este método y se incrementan de forma importante los gastos en los meses futuros, ya que se tendrá que pagar con el dinero de medio y largo plazo.

También puede darse el caso de que no se perciba como un crédito, que es lo que realmente es, y puede llevar a que el consumidor no preste la debida atención a la información que se ofrece durante la contratación del servicio y puede suponer el cobro de intereses o de comisiones.

Por tanto, resulta un método financiero con el que es fácil tentar al consumidor, pero por contra, puede llevar a la compra impulsiva, sin reflexión y es importante ser consciente del acto de consumo y de los riesgos del sobreendeudamiento.

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