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J.V. Muñoz-Lacuna
Toledo
Martes, 5 de noviembre 2019, 14:07
El Banco Popular Español apostó por esta revolucionaria máquina en 1974, cuando los españoles acudían a las sucursales bancarias cartilla en mano para sacar e ingresar dinero -por entonces, pesetas-. Una apuesta arriesgada la de colocar cajeros automáticos en plena calle que se ensayó en la ciudad de Toledo por primera vez en España, siete años después de que el Barclays Bank abriera el suyo en una calle de Londres.
En función de la respuesta de los clientes se extenderían a más ciudades y el resultado no pudo ser más satisfactorio: raro es el pequeño pueblo que no cuenta, al menos, con un cajero automático y son miles los repartidos por todo el país.
En la era de pagar con el móvil parece que estas máquinas expendedoras de billetes languidecen y tal vez un símbolo de estos nuevos tiempos sea el adiós de ese primer cajero español de Toledo. Situado en la Cuesta de Carlos V, en pleno casco histórico de la capital castellano-manchega, la integración del Popular en el Banco Santander ha supuesto ahora su desaparición. El hueco que ocupaba el cajero lo tapa hoy un revestimiento de piedra de distinto tono que el resto de la fachada. Cuarenta y cinco años después casi todo sigue igual en este punto: aunque hoy está prohibido aparcar en esa calle, la cuesta sigue siendo igual de empinada para los viandantes.
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