El Banco de España mejora las expectativas de la economía hasta el 1,9% para este año

Esta revisión al alza coincide con los cálculos que han publicado en los últimos días otros organismos privados, como BBVA Research, que acercan el crecimiento del PIB más al nivel del 2%, en línea con lo estimado por el propio Gobierno. De esta forma, España sería la potencia europea con mayor índice de crecimiento para este ejercicio frente a la atonía de otros países europeos, tras cerrar 2023 con un alza que se ha situado por encima del 2,5%.

Las nuevas proyecciones también apuntan a una cierta calma en los precios durante los próximos meses tras los récord marcados en 2022 y la tensión acumulada el año pasado, sobre todo en los alimentos. La inflación estimada para este año la sitúa en el 2,7%, lo que supone seis décimas menos que en el anterior cálculo. En febrero se ha situado en el 2,8%. Además, retrocedería hasta el 1,9% en 2025, ya por debajo del objetivo medio del Banco Central Europeo (BCE) para asentar los tipos a la baja. Aunque la inflación seguirá moderándose, el supervisor ha alertado de la «resistencia» de los precios en el sector servicios para reducir precios, como ocurre en todas las actividades ligadas al sector turístico. En el caso de los alimentos, achaca a las condiciones meteorológicas, esto es, a la sequía, el hecho de que no baje la inflación al mismo ritmo que la tasa general, cuando sí lo han hecho las materias primas.

En estos nuevos cálculos, el supervisor ha tenido en cuenta la buena marcha de la economía en el último tramo del año pasado, cuando creció por encima de las expectativas de casi todos los organismos. Además, ha influido de forma positiva un mercado energético mucho más calmado que en los últimos meses, con precios que, por ejemplo, en el mes de febrero se han situado en mínimos desde antes de la crisis de Ucrania, y que han rebajado los costes de familias y empresas. Además, la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) reduzca tipos antes de lo previsto, también ha condicionado esta revisión al alza planteada ahora.

Sin embargo, el Banco de España ve algunos nubarrones sobre los que ha insistido en profundizar para evitar problemas económicos futuros. El primero de ellos es la debilidad de la inversión privada, una partida que afecta a las previsiones y que ya en el último tramo del año pasado se dejó sentir. «No pensamos que vaya a haber una reactivación de la inversión privada» y que será «algo más pausada» a pesar del papel que siguen jugando los fondos europeos, según ha anticipado el director del servicio de Estudios del Banco de España, Ángel Gavilán, al asumir una mayor atonía de este parámetro frente al consumo y gasto público. Además, el supervisor anticipa un ajuste del consumo público, aunque es consciente del contexto político actual y la dificultad de aplicar este tipo de variables.

El Banco de España ha recordado que una buena parte del crecimiento económico actual sigue apoyándose en la intervención del Estado en la economía a través de figuras como la subida de suelo de los funcionarios, o el gasto público derivado de las prestaciones de las pensiones. Ángel Gavilán ha anticipado que sería «razonable» asumir una desaceleración del consumo público este año, «lo que ayudará a cumplir con la recomendación europea» porque «hay un evidente riesgo al alza sobre el déficit, aunque también ayudaría a incrementar el PIB por encima del 2%.

Las previsiones macroeconómica anticipan que el déficit público cerrará este año en el entorno del 3,5% y así se mantendrá durante los próximos tres ejercicios, sin visos de que descienda por debajo del 3%, que es el límite marcado hasta ahora por las reglas fiscales europeas.