Bruselas y Planas se olvidan de la competencia desleal de las importacione

Porque el gran nudo gordiano está en la preferencia comunitaria, un principio fundacional de la UE (entonces Mercado Común) que no se ha derogado, por tanto está en vigor, pero en la práctica no se aplica, se olvida, no se quiere aplicar, y la estrategia oficial consiste en soslayar la cuestión; se deja de lado, ni se cita. Se da respuesta ocasional a otras peticiones del sector y se prefiere dejar el asunto en que hay que simplificar la gestión de la PAC, que si hay demasiada burocracia (¿por qué la engrandaron?, ¿se dan cuenta ahora?), que se flexibilizarán algunos ecorregímenes... Pero el verdadero mar de fondo está en la entrada libre y creciente de importaciones de países terceros que compiten con gran ventaja con las producciones europeas porque se obtienen con costes muy inferiores en todos los planos y así se venden a precios menores.

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Eso es competencia desleal. Si un corredor hace la carrera con una pierna coja, perderá seguro. Sin embargo no quieren entrar en eso. A ver si escampa con algunas pequeñas concesiones por aquí y por allá. Pero esto se ha hecho tan complejo que conviene ir a la raíz de todo. Restablezcan la preferencia comunitaria, dejen las importaciones únicamente para cuando falte producción propia de algo, y si quieren, quiten las subbvenciones, que no harían falta. Son ayudas que lo cubren todo de hipocresía y a la postre sirven de excusa para que la sociedad urbana, dominante y gobernante, cuestione el presupuesto que se destina al campo, cuando en realidad no es más que para compensar una pequeña pàrte de lo que se deja de percibir frente a los competidores de fuera con ventaja adicional. Prueben a hacer eso: garantizar de nuevo la preferencia comunitaria, que consiste sencillamemnte en preferir lo de casa frente a lo ajeno, y dejar que entre lo de fuera sólo cuando haga falta porque haya riesgo de fallo.

Pero no, el propio ministro Planas prefiere hablar de las 'cláusulas espejo', un subterfugio que esconde lo otro. Si de verdad quisieran, irían al grano, sin darle vueltas, sin inventar conceptos lindos como eso de las 'cláusulas espejo', que vendrían a ser las que impondrían en cada contrato que lo que venga de fuera para condicionar a producir en igualdad de condiciones y costes que lo de aquí. ¿Entonces? Demasiado complicado. Imposible de controlar. Y además, si fuera a igual coste, ya no vendrían, ¿no? ¿Qué ventaja? Pues vayan por lo directo: aranceles aduaneros que igualen, lo de toda la vida, lo que hacen en cualquier parte, lo que nos hicieron en EE UU con las clementinas, las olivas negras, el aceite...

Al ministro español Luis Planas, en el Consejo de Ministros de Agricultura de la UE no le han hecho mucho caso con lo de las 'cláusulas espejo', como era de prever, como él mismo esperaba. Pues claro, como que mandan los del norte, quienes tienen interés en importar barato lo que nosotros producimos; y también los que necesitan exportar productos industriales y servicios a países terceros que exportan lo que tienen para vender, más barato, y así pagan lo que importan. ¿Dónde quedaría lo de las 'cláusulas espejo'? Entre tanto, los países miembros le piden más ambición a la Comisión Europea en las reformas, pero nadie suelta prenda. Mejor dejen de enredar y digan la verdad, la que sea; igual vendría que la gente, cansada de seguir quejándose, se haría el ánimo y ya se vería.