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El rifirrafe entre el alcalde de Valencia, Joan Ribó, y el ministro de Transportes, el valenciano José Luis Ábalos, a cuenta del reparto de los 800 millones para el transporte metropolitano incluidos en el fondo no reembolsable destinado a las autonomías para compensar el impacto del Covid-19 ha puesto de relieve la sangría sufrida por los diferentes medios de transporte durante las semanas más restrictivas del estado de alarma, lo que se ha traducido en pérdidas de ingresos y de pasajeros, que todavía se reflejan en su día a día.
Unas cifras negativas que se dan no sólo en el transporte público, incluidas las concesiones de líneas por carretera, sino también en el privado, pues, como publicaba recientemente este periódico, las empresas ferroviarias de mercancías se han dirigido al ministerio para reclamar un plan de ayudas debido a la caída de actividad de hasta un 50%.
Así que el anuncio del reparto de 800 millones al transporte ha provocado una batalla dialéctica por conseguir que parte del dinero, previsto únicamente para las comunidades con operadores de transportes autonómicos, llegue también a los servicios municipales, como la EMT.
A falta de concretarse cómo quedará finalmente el reparto y cuánto dinero llegará a la Generalitat –el decreto podría aprobarse en el Consejo de Ministros del próximo martes–, sí que parece claro que una de los beneficiarias será Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), que contabilizaba 82.496 viajeros este miércoles (últimos datos publicados), un 12,58% más que una semana antes pero un 63,80% menos que hace un año. Esto en junio, porque en marzo, transcurridos diez días de la declaración del estado de alarma, el descenso rondaba el 85%, con unos 21.000 viajeros en toda la red.
Esta fuga de usuarios tiene su reflejo en las cuentas de la empresa pública, que cifra en ocho millones la caída de ingresos en sólo dos meses por el Covid-19, según fuentes de la Conselleria de Obras Públicas. Representa, además, un bocado cercano al 11% de los ingresos operativos obtenidos en el ejercicio 2018, que se situaron en 70,7 millones.
La repercusión de la pandemia se deja notar también en los proyectos, pues la finalización de la línea 10 se retrasa unos meses y ahora se fija a finales de 2021 en vez de verano como anunció el presidente, Ximo Puig, en una visita a las obras en diciembre. Sin embargo, otras actuaciones, como la renovación de tramos en superficie de las líneas 1, 2 y 3 sigue en marcha y, de hecho, el pleno del Consell autorizaba la licitación hace una semana.
En el caso del ferrocarril, en concreto el servicio de Cercanías, que recuperó su oferta el 11 de mayo con 341 trenes, tampoco se ha recuperado del golpe del coronavirus. Apenas contabilizan un 30% de los viajeros habituales, que rondaban los 55.000, según datos de Renfe. Como curiosidad, la frecuencia con mayor número de usuarios es la de primera hora de la mañana, con unas 140 personas en la C-6. Tras decretarse el estado de alarma, los pasajeros no superaban el millar diario.
Aunque no hay datos por autonomías, la operadora pública registró hasta abril unas pérdidas de 123 millones, frente a los 4,7 millones del mismo periodo en 2019. Y la caída de viajeros en abril fue de 64 millones, según desveló el sindicato UGT.
De hecho, ayer mismo se conocían los datos oficiales de abril y el número de usuarios del transporte público cayó en la Comunitat más del 91% respecto al mismo mes del año anterior, según la Estadística de Transporte de Viajeros del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La situación es similar a la del transporte regular de pasajeros por carretera, que todavía no ha superado el 50% de la demanda previa a la paralización por la pandemia. En su caso, la caída de pasajeros alcanzó el 95%, según explicó el secretario de la Asociación Empresarial de Transportes de Viajeros de Valencia (Adiva), Joaquín Tarazaga.
Y el sector no prevé una recuperación hasta finales de año, sino que será «lenta», por lo que están muy pendientes del reparto de los 800 millones, ya que estas empresas estarían incluidas al ser concesionarias de la Generalitat en el caso de las líneas regulares o interurbanas.
A comienzos de semana el conseller Arcadi España anunciaba una partida de tres millones para ayudar a estas empresas atendiendo así a una petición del sector, que reclamaba un fondo de emergencia al estar afectado por la caída de pasajeros regulares, el parón del turismo y la suspensión de los contratos de transporte escolar.
Afectadas en su mayoría por procesos de ERTE la Confederación Española de Transporte de Autobús (Confebus) calculaba las pérdidas en toda España en unos 2.000 millones. «Si hacemos caso al porcentaje que se nos asigna, aquí rondarían los 180-200 millones, pero aún no lo hemos cuantificado», señaló Tarazaga.
El perfil predominante del viajero de metro es el de una mujer trabajadora en los sectores sanitario, de limpieza u hogar, que utiliza este medio de transporte para sus desplazamientos de ida o vuelta al trabajo. Así se desprende del estudio realizado por Ferrocarrils de la Generalitat (FGV) durante las fases 1 y 2 del estado de alarma.
La situación generada por el Covid ha modificado de manera significativa el perfil del usuario, ya que se ha registrado un incremento entre los trabajadores por cuenta ajena (superior al 70%) y ha disminuido el colectivo de estudiantes y autónomos.
En el tranvía predomina el peso de otros colectivos como parados, jubilados, empleados de hogar, etc., que históricamente son las líneas que emplean mayoritariamente los estudiantes para desplazarse a las universidades.
Por líneas, la línea 5 (Marítimo Serrería-Aeroport) tiene una mayor proporción de viajes de ocio que el resto de líneas. Por segmentos horarios, de 6 a 10 horas de la mañana la mayoría se desplaza de casa al trabajo, mientras que en las últimas horas de la tarde, la mayoría vuelve del trabajo o de realizar gestiones a casa. Y lógicamente ha desaparecido el motivo ir/volver al centro de estudios.
En estos dos periodos ha disminuido de manera significativa el porcentaje de viajeros que utiliza diariamente el metro y la media de días/ semana que lo usan tanto a nivel global como por líneas. Aumenta el porcentaje de pasajeros que lo usa solo una vez a la semana o aquellos que lo usan de manera esporádica.
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