Cebollas, patatas y naranjas, los alimentos que más suben en una cesta de peor calidad

Según los datos del observatorio de precios de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), las cebollas, las patatas y las naranjas son los tres alimentos básicos que más se han encarecido en el último mes, a pesar de que el grupo de frutas y verduras es el que más disminuye su precio (-1,44% en febrero). «El cambio de año y la aplicación del porcentaje de IVA –en el caso de las frutas y verduras se pasa de un 0% a un 2%– repercute en estos productos, aunque los dos primeros meses no han tenido cambios radicales en la mayoría de los productos», comenta Fernando Móner, presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores (Avacu).

El aceite es de las pocas excepciones. Si hace unos meses el precio del oro líquido era una preocupación que llevó a los consumidores a plantearse dietas distintas a la mediterránea para reducir su uso, ahora el escenario es distinto. En el último mes el aceite de oliva suave ha bajado su precio un 11% y ya acumula varios meses a la baja. No obstante, José Manuel Pastor, catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València (UV), considera que la inflación que se ha ido acumulando en los últimos años dificulta la bajada de los precios. «La inflación se va acumulando. Es como una lluvia que va cayendo y se va acumulando. Lo que te ha llovido ya lo tienes ahí», comenta el experto, que utiliza el ejemplo del aceite para reforzar su argumento: «Si miramos el caso del aceite, en el último año su precio cae un 16%, pero hay que tener en cuenta que desde 2020 ha subido un 99%».

Al aumento acumulado durante el último lustro, que en el caso de los alimentos y las bebidas no alcohólicas es del 34,5%, hay que sumar otros factores que, según Chema García, catedrático de Economía Aplicada de la Universitat Politècnica de València (UPV), ralentizan la bajada de precios: «Hay que tener en cuenta la cadena de valor y las estrategias que está planteando la gran distribución a largo plazo debido a la inflación. La subida de precios actual tiene más que ver con eso y, en casos concretos, como el cacao o el café, con cuestiones que tienen impacto internacional, como el cambio climático».

Para Francisco Rodríguez, portavoz de la Unión de Consumidores, la vuelta progresiva a los tipos impositivos de IVA previos a la rebaja también puede seguir agudizando el encarecimiento de la cesta de la compra. «Aunque no son aumentos muy elevados sí que se va notando en el tíquet final», comenta Rodríguez.

Si se compara el precio actual de productos como los huevos o el pan con el que tenían en el mes de agosto se puede apreciar una ligera subida, que, pese a ser de unos céntimos obliga al consumidor «a ser más selectivo a la hora de llenar la cesta», como explica Pastor.

Según los datos que maneja la UPV, entre un 20% y un 25% de la población tiene una capacidad de compra muy escasa de modo que un encarecimiento de la alimentación puede afectar mucho más en este sector. «En los segmentos que van más justos económicamente hablando se pierde la calidad del alimento que se compra», explica el experto en economía aplicada de la UPV. La idea no sólo es reforzada por parte del experto de la UV–«No solamente se encarece la cesta de la compra, sino que se empeora la calidad», comenta Pastor–, sino también desde las asociaciones de consumidores valencianas. «Nos gustaría que cambiara la tendencia de elegir un producto únicamente por su precio. La calidad se resiente, sobre todo en el tema de la alimentación, ya que en la actualidad sale más barato un producto ultraprocesado que uno natural», indican desde la Unión de Consumidores.

¿Es posible un cambio a corto o medio plazo? Los expertos no se atreven a vaticinar qué pasará con el precio del carro de la compra en los próximos meses.

Desde la Asociación de Empresas del Gran Consumo (Aecoc) se celebra que el IPC alimentario mantenga una mejor evolución que el IPC general, un hecho que puede verse afectado por el impacto de la inestabilidad geopolítica y la incertidumbre global.

Por su parte, Chema García considera que existen elementos para pensar en una bajada de precios y otros tantos para creer que la inflación va a seguir acrecentando la factura final. Sin embargo, tanto él como José Manuel Pastor coinciden en que el futuro estará marcado por la incertidumbre.

«Estamos en un momento incierto. Ya veremos la repercusión que pueden llegar a tener los aranceles», explica el catedrático de la UV. El experto de la UPV no descarta que las consecuencias de la política arancelaria de Donald Trump puede resultar positivo para el consumidor español: «Los aranceles pueden hundir los precios. Si la Unión Europea contraataca con aranceles no va a tener un impacto en los precios. Pero si las ventas a Estados Unidos se reducen habrá excesiva oferta y se bajarán los precios. Algo que es malo para los productores, pero bueno para los consumidores».

Suceda lo que suceda, Fernando Móner cree que las familias pueden estar tranquilas porque «en España tenemos un sector de la distribución fuerte, equilibrado y que intenta que haya cierto equilibrio en los precios para que el consumidor no sufra los tirones que les dan a ellos cada vez que ocurre algo a nivel mundial.