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La guerra comercial de Trump obliga a reorientar destinos de exportación, buscar nuevos mercados o profundizar más en los que se mantenían tibiamente entreabiertos, por ... su lejanía o complejidad. Y cuando se plantea tal cosa, enseguida surge China, naturalmente, el segundo país más poblado de la Tierra (1.411 millones de habitantes, pero le ha superado la India con 1.438), segunda potencia económica, con ansias de superar cuanto antes a la primera, EE UU (o ya está consiguiéndolo), que además constituye un mercado muy desarrollado, en muchos aspectos por encima de lo que conocemos en Europa. En los últimos años ha experimentado un progreso admirable, tanto en capacidad económica como en exquisitez de la demanda.
En lo que respecta a lo que es de interés en estas páginas, la agricultura valenciana, con predominio de la hortofruticultura de exportación, traemos las imágenes de abajo como muestra de lo que es común en la variadísima y supercuidada oferta en los supermercados de China.
Las fotos corresponden a un moderno establecimiento de Shenzhen, ciudad de 17,7 millones de habitantes situada muy cerca de Hong Kong, y han sido tomadas por industriales valencianos que recientemente han asistido allí a eventos feriales relacionados con su actividad. Hacía seis años de su anterior viaje a China y aseguran que lo han visto todo increiblemente cambiado, con unos ratios de modernización sorprendentes. Esto abarca también a la profusión de robots por todas partes y la generalización del coche eléctrico en las calles de urbes enormes, que se han vuelto silenciosas y sin humos.
Todas las frutas se exponen y venden envasadas, en un amplísimo surtido de formas. No hay nada a granel, nadie toca nada, y el mimo de las presentaciones invita ya comprar y comer. De hecho, los chinos son grandes consumidores de fruta fresca, y les ayuda a consumir más el hecho de acceder a formatos con fruta fresca pelada y troceada, bandejas con diversos surtidos y combinaciones, zumos recién exprimidos... Las cerezas o las fresas se ofrecen como si fueran bombones. Las naranjas y mandarinas pueden adquirirse de una en una o, naturalmente, en formatos con varias unidades; enteras o con los gajos sueltos, pero siempre recogidas en cajitas o retráctiles que las muestran en su plenitud y ya de por sí invitan a llevárselas a casa.
La amplísima oferta de frutas y ensaladas de todo tipo y presentación, facilita el consumo inmediato. No sólo se trata de llevarse el postre al hogar, sino de comerse ahora mismo esto o aquello como aperitivo, merienda o tentempié.
El vastísimo surtido de los modernos supermercados de China se compone de productos que proceden del propio país, lógicamente, pero en alto porcentaje llegan de todo el mundo, con especial presencia de países asiáticos cercanos y sudamericanos, como Chile y Perú. Hay de todo, todo el año, sin remilgos, y el alto grado de exigencia de calidad y perfeccionamiento está bien a la vista. Algo que debe servir de máxima atención para los exportadores valencianos, españoles, europeos... interesados en abrirse camino en China, cuando tanto se habla en estos momentos de fomentar mercados alternativos tras los portazos del Gobierno estadounidense.
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