CARLOS BONELL
Lunes, 31 de enero 2022, 00:31
Mientras la mayor parte de la cosecha se regala, se malvende o sencillamente se deja perder en los campos, en medio de una apatía general y una gran incertidumbre ante el futuro, la citricultura oficial se muestra muy preocupada por si acabara llegando algún día ... una temible enfermedad que, por ahora, queda algo alejada de España y, desde luego, de las cavilaciones de los citricultores valencianos, inquietos por la ruina comercial que les aqueja.
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La enfermedad se llama 'Huanglongbing' (HLB) o 'Greening' y algunos la prefieren citar ahora como 'Dragón amarillo', denominación que asusta más. La causa una bacteria ('Candidatus Liberibacter' ) que a su vez puede ser propagada por dos insectos 'psilas' que actúan de 'vectores', la 'Trioza eritrae' o la 'Diaphorina citri'.
La peor enfermedad
Es la enfermedad más grave de entre las innumerables que pueden dañar a los cítricos y sus efectos son muy temibles, pues empiezan con un decaimiento de la vegetación de los árboles afectados y acaban con la pérdida de la capacidad productiva, hasta matar a los naranjos o dejarlos clínicamente inservibles. En Florida ha reducido a mínimos su producción y en Brasil están manteniendo su capacidad productiva merced a persistir en tratamientos aéreos con insecticidas prohibidos en Europa que procuran combatir a los insectos propagadores del mal. En otros países la dolencia está avanzando y los esfuerzos por conseguir plantas que sean resistentes o tolerantes (sobre todo en Estados Unidos) aún no han logrado los objetivos deseados.
En España no está presente el agente patógeno (la bacteria) ni sabe nadie si, llegado el caso, prosperaría su expansión. La realidad es que se trata de un temor que estaba algo aletargado desde hace varias décadas (cuando se hablaba del peligro potencial de que entraran temibles 'bacteriosis') y en los últimos años ha renacido el interés preventivo entre investigadores y políticos, sobre todo a raíz de detectarse en Canarias y Portugal la presencia de 'Trioza', uno de los vectores que pueden ejercer de posibles transmisores, aunque afortunadamente aquí sigue ausente la bacteria.
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Alarma general
Hace poco ha trascendido la detección en Israel del otro 'vector', la 'Diaphorina', lo que ha despertado todas las alarmas en las esferas de la citricultura oficial en España. Por si acaso. ¿Es exagerado tal interés ante tan preocupante problema? En absoluto, debemos estar muy pendientes y precabidos. Como de hecho se está haciendo en diversos foros. No obstante, sorprende que, al mismo tiempo, no se estén desplegando intensos esfuerzos y gestiones para procurar atajar problemas más urgentes de los citricultores que ya afectan gravemente a sus bolsillos y están conduciéndoles directamente a la ruina.
Desastre comercial
Porque el HLB llegará o no -esperemos quedar a salvo-, y está muy bien que se preste la debida atención a este asunto, pero lo que tenemos encima es inmediato y no admite espera: un desastre comercial de primera magnitud y muchas cuestiones que afectan al futuro próximo con enorme desazón. Tendría poca gracia que lográsemos al fin quedar libres de una dolencia que de momento está lejos, mientras nos viéramos obligados a dejar de producir los cítricos que tendrían que sufrir tal enfermedad, pero no por tenerla, sino por la imposibilidad de competir con todos los países productores que le están comiendo los mercados a la citricultura española. Esa sí que sería una enfermedad mortal.
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De momento, las heridas son ya graves: precios más que ruinosos, incapacidad para vender, competencia foránea en ascenso... Sí, una noticia positiva es el anuncio de Bruselas de que está dispuesta a imponer el tratamiento en frío a las importaciones de Sudáfrica. Pero falta aún que lo acepten los países del norte, que son los que tienen la sartén por el mango. Y que no se convierta en una victoria pírrica. Porque si se impone tal cosa pero sigue el actual problema comercial, como es de temer, ¿qué se hará? De momento reina la pasividad.
Y, por otro lado, siguen extendiéndose otros males bien palpables por la citricultura valenciana, como el decaimiento y muerte súbita de naranjos y sobre todo de clementinos, sin que, aparentemente, nadie preste atención a tan grave problema y explique qué está pasando. ¿Hay alguien que estudie estas cosas, o sólo se prefiere mirar hacia el HLB porque asegura publicaciones, interés internacional y mérito curricular?
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