Los lineales de los supermercados notan la falta de producto. IRENE MARSILLA

Las claves de la crisis de la leche: ¿Por qué no hay bricks en los supermercados?

El paro de los transportistas amenaza el consumo de un producto básico y los ciudadanos hacen acopio ante la falta de suministro

Héctor Esteban

Valencia

Jueves, 24 de marzo 2022, 00:50

¿Tiene miedo por si se queda sin leche para preparar el desayuno de sus hijos antes de ir al colegio o el cortado de después de almorzar? Normal, es para preocuparse. Hay terror a la estantería vacía en el supermercado. Pánico.

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Al principio de la pandemia del coronavirus, la psicosis se trasladó a la compra compulsiva de rollos de papel higiénico sin que ningún científico diera una razón convincente de aquella locura. Carros y carros hasta los topes de celulosa. En esta nueva crisis, el producto estrella es la leche, aunque en este caso sí que hay una razón de peso: no hay camiones que la transporten. El temido efecto dominó: el precio de un litro de gasolina afecta a la venta de un litro de leche.

¿Por qué empieza a escasear la leche en algunos supermercados?

No van los camiones a recogerla. El paro de transportistas ha roto la cadena y hay supermercados que empiezan a racionar la venta de un producto tan básico como la leche. Pero no sólo afecta al consumidor directo. Danone ya ha advertido de que tendrá que parar sus plantas de producción de yogures si no se desbloquea la situación en los próximos días. Mientras tanto, los productores de leche siguen ordeñando a sus vacas con la diferencia de que en lugar de meter el producto en cisternas, lo tienen que vaciar en el suelo. La industria láctea ya ha tirado a la basura más de tres millones de litros.

¿Y por qué no hay camiones que transporten el producto?

La respuesta está en el precio del combustible. Hoy en día, llenar el depósito de un tráiler cuesta mucho más de mil euros -desde el principio de año el precio del litro ha aumentado en más de 50 céntimos- y dura menos de una semana. No sale rentable. La invasión de Ucrania por parte de Rusia lo ha desbaratado todo, especialmente el precio de los carburantes. Los transportistas han dejado de conducir para presionar al gobierno con el fin de que tome medidas para abaratar el precio del combustible. El miércoles 23 de marzo la gasolina sin plomo 95 marcaba una media de 1.813 euros el litro, mientras que el diésel se pagaba a 1,899 euros el litro. Durante los últimos días se han dado picos superiores a los dos euros por litro.

¿Por qué afecta esta crisis especialmente al suministro de leche?

Es un producto perecedero, no se puede almacenar. El tiempo que pasa entre que se recoge la leche de las granjas hasta que va a los lineales de los supermercados es muy pequeño, por lo que ahora mismo miles de litros acaban en la alcantarilla. Los productores de leche pierden cada día miles y miles de euros. A esta situación se une el hecho de que ha subido el precio del pienso que comen las vacas, además de que tampoco está llegando a su destino por el paro de los transportistas. Además, hay muchos problemas para recibir envases y cajas donde almacenar.

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¿Qué medida ha tomado el Gobierno para que haya leche en las estanterías de los supermercados?

Por ahora, la oferta del Ejecutivo de Sánchez no satisface a los transportistas. Es más, el paro, que en un principio estaba convocada por minoritarios, ha ido sumando a parte de las principales plataformas de transportistas. La propuesta del Gobierno era subvencionar con un global de 500 millones de euros el gasoil de los transportistas. La idea es que el presupuesto público soportara parte de esa subvención y el resto las distribuidoras y comercializadoras de combustibles.

¿Por qué los transportistas han rechazado el acuerdo?

Hay muchas dudas en torno a la propuesta del Gobierno. Escasa concreción sobre cómo se aplicará el reparto de esos 500 millones de euros para subvencionar el combustible. ¿A quién, cuándo, cómo y durante cuánto tiempo le va a llegar esta ayuda?, son las preguntas principales sin resolver. Además, consideran que la ayuda es insuficiente.

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¿Cómo afecta esta crisis en el comportamiento del ciudadano?

La gente opta por el acopio de leche como si de verdad fuera a desaparecer de las estanterías de los supermercados para siempre. Por eso, algunas cadenas de supermercados han optado por racionar la venta. La valenciana Consum la ha limitado a seis bricks o botellas al día. Esta medida también afecta a otros productos, como el aceite de girasol.

¿Hasta cuándo va a durar esta situación?

El Gobierno tiene previsto hoy reunirse con los convocantes del paro para tratar de debloquear la situación. En este pulso, los transportistas tienen una posición de fuerza evidente porque son los que mueven las materias primas. Si sus camiones no circulan, las materias primas no llegan a las plantas y a las fábricas.

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La leche puede ser la punta de un iceberg que empieza a afectar a otros productos. El aceite de oliva es otro producto que empieza a dar sus primeros síntomas de escasez, igual que el pescado. La flota está amarrada. A los pescadores no les sale rentable salir a faenar a por capturas por varios motivos. El principal, el precio del carburante, como ya le ocurre a los transportistas. Además, en el caso de que salieran, qué camiones iban después a repartir el productor. La pescadilla que se muerde la cola. Además, el temporal que se vive estos días en el Mediterráneo invita a quedarse en puerto. El pescado fresco escasea y la única salida que queda es traerlo de flotas de otros países.

 

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