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Llegar a fin de mes y encontrarse con una nómina más baja de lo esperado puede ser una sorpresa desagradable. En muchos casos, esta disminución no se debe a errores, sino a un procedimiento completamente legal relacionado con las retenciones fiscales. Este ajuste, que a menudo aparece reflejado en los últimos meses del año, responde a la necesidad de regularizar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
El IRPF es un impuesto que se calcula y retiene de forma anticipada sobre los ingresos anuales del trabajador. A lo largo del año, las empresas estiman la cantidad que deben retener según la información que tienen al inicio del contrato o de cada ejercicio fiscal. Sin embargo, ciertos cambios en la situación laboral o personal del empleado pueden alterar esta previsión, lo que obliga a recalcular las retenciones para evitar desequilibrios con Hacienda.
Por ejemplo, si comienzas el año con un contrato temporal de corta duración, la ley permite que la empresa aplique una retención mínima del 2%. Este cálculo inicial puede resultar insuficiente si, más adelante, el contrato se transforma en indefinido o si el salario aumenta significativamente. En esos casos, la regularización ajusta las retenciones a los ingresos reales.
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Pero solo los cambios laborales influyen en este ajuste. Las circunstancias personales, como tener hijos, convivir con un familiar mayor de 65 años o acreditar una discapacidad superior al 33%, también impactan en el cálculo del IRPF. Si no has comunicado estas variaciones a tu empresa, es posible que las retenciones no estén reflejando tu situación actual. Para actualizar estos datos, puedes presentar el Modelo 145, un documento que permite recalibrar las retenciones aplicadas en tu nómina.
Si has tenido más de un pagador durante el año, las retenciones aplicadas por cada uno se calculan de forma independiente, lo que puede generar un desfase al comparar los ingresos totales con las cantidades retenidas. Para evitar que esto afecte negativamente al finalizar el ejercicio fiscal, puedes solicitar a tu empresa principal que aplique un porcentaje mayor de retención.
Es importante tener en cuenta que, generalmente, no es posible evitar estos ajustes, ya que las empresas están obligadas a ingresar a Hacienda las cantidades que corresponden según tus ingresos reales. Aunque puede resultar incómodo ver una reducción en la nómina, este procedimiento tiene como finalidad evitar sorpresas mayores en la declaración de la renta del año siguiente.
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Si tienes dudas sobre cómo se está calculando tu IRPF o consideras que no se están aplicando correctamente tus datos fiscales, lo mejor es que lo consultes con tu empresa o con un asesor fiscal. Mantener actualizada tu información es clave para garantizar que las retenciones sean las adecuadas y minimizar los impactos en tus ingresos mensuales.
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