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El pequeño comercio valenciano no pasa por su mejor momento. En concreto, un total de 2.951 negocios han dado de baja su actividad en ... 2023, según reveló este jueves la patronal que representa a este colectivo en la Comunitat Valenciana (Confecomerç) durante un desayuno informativo para presentar la situación del sector. Esta cifra engloba a micropymes comerciales, es decir, autónomos y negocios con menos de diez trabajadores. Los más afectados fueron trabajadores por cuenta propia y negocios que sólo venden por internet, además de los cierres que se ejecutaron por la falta de relevo generacional.
El número de comercios valencianos en tienda física en 2022 se situaba en 60.094, mientras que a cierre de 2023, la cifra es de 57.190. Dentro de este número, 55.013 tienen menos de diez trabajadores y 29.440 no tienen asalariados. Además, un total de 1.500 autónomos se han dado de baja. Por otro lado, se han creado 3.000 empleos el pasado año. Esta paradoja se explica por la heterogeneidad del sector, donde hay empresas que funcionaron con márgenes suficientes que les permitieron contratar personal, del mismo modo que hay negocios que no pudieron hacer frente al aumento de los gastos y la dura competencia del sector, sobre todo a nivel digital.
En términos porcentuales, ha cerrado el 5% de los locales comerciales y el 9% de las empresas dedicadas al comercio. «Dentro de esas, un porcentaje muy alto son firmas de venta sólo online y autónomos. De hecho, 500 empresas de comercio online cerraron», explica Rafael Torres, presidente de Confecomerç, quien explicó que los costes de digitalizar una firma son elevados, además de la complejidad que implica. En ese sentido, la secretaria general, Amparo Barroso, señaló que no son pocas las personas que se lanzan a abrir un canal online sin el conocimiento y formación suficiente.
En los dos últimos años, el número de comercios que han cerrado asciende a 3.000 y el 80% de ellos no tenía trabajadores, tan sólo el profesional autónomo. «El formato pequeño es más débil y es el que más esta sufriendo, se ve compensado por el crecimiento de las cifras de las más grandes, que generan más empleo», señala Torres. El 16% de las que cerraron, de hecho, se dedicaban sólo al comercio electrónico. «Hay más mortandad en las empresas online pequeñas», agrega Barroso.
Por otro lado, desde el sector detectan un parón del consumo, aunque las ventas crecieron un 8,5% en 2023, un punto por encima de la media nacional. Dentro de eso, quien mejor se ha comportado son las cadenas (grandes y pequeñas), las marcas, con un incremento del 11%. Los formatos donde menos creció la facturación fueron las granes superficies (3,8%) y el comercio de proximidad (4%). «Se ha ralentizado el crecimiento de ventas», agrega Torres. Es decir, siguen creciendo pero a un menor ritmo en el caso del pequeño comercio.
En cuanto a los costes, los salariales han subido 17,5% en dos años mientras que los energéticos lo hicieron un 27,6%. «El comercio supone el 12% tejido productivo de la Comunitat. Está por delante de la hostelería. Es el que más empleo crea después del sector público. Ahora mismo hay 217.000 personas empleadas en la Comunitat y canaliza más de 20.000 millones en consumo», indicó Torres para dar buena cuenta del peso del sector en la economía valenciana.
La campaña de rebajas de este año no ha cumplido las expectativas del sector. El 40% declara que ha sido peor que el año pasado, según una encuesta interna de Confecomerç, mientras que un 44% indicó que han funcionado igual quehace un año, mientras que sólo ha ido mejor para el 14%.
«Hay que ver la rentabilidad con la que se está vendiendo. El empleo aguanta, incluso está creciendo. El consumo medio por familia está bajando, pero el consumo general crece. Es verdad que la rentabilidad se reduce por el incremento de costes y quita capacidad de competir», indicó Barroso.
En cuanto a las previsiones para este año, hicieron alusión a los informes que apuntan a un incremento del 1,5% del PIB. «Eso puede conllevar a la no creación de empleo y seguramente afectará de manera directa al consumo. El escenario está estable pero cogido con alfileres», afirmó Torres, quien añadió que «la inestabilidad política no invita a la inversión ni creación de empleo».
En ese sentido, criticaron que la reducción de jornada propuesta por Yolanda Díaz no se someta a un diálogo social que permita a los comercios trasladar sus necesidades. «Que se imponga una reducción de forma semanal a nosotros nos perjudica, porque tenemos épocas de mayor consumo donde necesitamos hacer más horas. Pedimos flexibilidad y que los comercios podamos ajustarnos a una reducción organizada a nivel anual», afirmó Barroso.
«Los más afectados serán los autónomos, que se verán obligados a trabajar más horas para cubrir las de sus asalariados», indicó la secretaria general, que agregó que sólo el 4% se plantea contratar a más personal. «No salen los números. Necesitamos diálogo social y que el Gobierno nos dé flexibilidad para elegir en que época se puede reducir la jornada, en lugar de aplicarlo de manera semanal», insistió.
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