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LAURA PAVÍA
VALENCIA.
Sábado, 14 de julio 2018, 01:26
Manuela, una vecina del barrio de Nazaret de 67 años, conoció iDental a través de su sobrino, que les habló de una clínica odontológica que ayudaba a personas con pocos recursos. Su marido Manolo, de 71 años, y su hija Araceli, de 41, también necesitaban tratamientos pero no podían permitírselos, una historia que se repite entre los 500 afectados valencianos por el cierre sin previo aviso de este centro.
En 2016 acudieron al centro para pedir presupuesto para su marido y su hija, mientras Manuela aguardaría para hacerse ocho implantes, pero iDental les hizo una oferta para los tres que rechazaron por no poder costearla. Como respuesta, pasó de pedirles 20.000 euros solo por Manuela a ofrecerles los tres tratamientos por 5.000 euros, con una rebaja de aproximadamente el 84% que figura en los presupuestos como «ayudas». «Nos vendieron la moto de que eran subvenciones del Estado y dinero de un millonario altruista que quería ayudar», afirma la afectada.
Manuela decidió acudir a su clínica habitual para pedir presupuesto pero su dentista le indicó que con 3.000 euros, que era lo que le pedían por sus implantes, sólo podía colocarle dos tornillos. Ella necesitaba ese tratamiento pero carecía de dinero para pagarlo en otro centro, por lo que decidió confiar en iDental.
Cuando les llegó la primera factura vieron que no pagaban a la clínica, sino a una financiera, y les extrañó pero siguieron adelante.
Manuela señala que la parte médica fue bien, ya que le colocaron los tornillos sin complicaciones, pero a partir de ahí fue un desastre. «Te ponen dientes que parecen de plástico y se rompen. Tuve que ir más de quince veces porque cuando me lo arreglaban volvía a casa y se me partía otra vez». «En Nochevieja se me clavó uno, tuve una infección que me tuvo tres días sin poder apenas respirar, y ahora vivo con miedo a que se me rompa alguno y no tener dónde ir», confiesa.
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Su marido y su hija siguen a la espera de que les coloquen los implantes dado que, al igual que a Manuela, tuvieron que repetirles en múltiples ocasiones las pruebas para las prótesis porque las perdían. «Estuve un año y medio sin dientes hasta que me pusieron un parche porque los implantes nunca llegaban», afirma Manolo disgustado, a quien le hicieron un presupuesto para tres implantes pero posteriormente le dijeron que sólo podrían ponerle dos sin devolverle el resto del dinero.
Araceli lleva dos tornillos porque tampoco llegaron a ponerle las prótesis. Ahora deben pagar unos tratamientos que jamás se completaron para evitar una penalización. La financiera les ofrece acabar el tratamiento en otra clínica sin más gastos, siempre que no dejen de pagar, pero la lista de espera es larga.
La clínica cerró a mediados de junio, aunque la familia reclamó sus historiales poco antes, sin éxito. El pasado miércoles, Manuela acudió a la manifestación organizada por la plataforma de afectados para pedir a Sanidad que recupere esos historiales para acabar el tratamiento.
El matrimonio, ya jubilado, lamenta haber confiado en iDental y en su lema de «asistencia dental social».
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