Llegas a casa con una buena noticia: te han subido el sueldo. Has dejado de ser mileurista raso para pasar a tener unos ingresos de 1.300 euros mensuales. No es mucho, pero al menos te permite ir más desahogado a la hora de hacer ... frente a la cesta de la compra, a la que le destinas cerca de 300 euros mensuales. Haces cuentas y ves que puedes permitirte salir a cenar algún sábado o ir al cine algún miércoles. Sin embargo, la alegría no dura demasiado. Tu casero te comunica que en la siguiente renovación del alquiler del piso en el que vives va a pasar de 700 euros al mes a 900. Vuelves a hacer cuentas. No salen. El dinero que te queda apenas te daría para hacer frente a los gastos fijos y te ves en la tesitura de tener que buscar otro alquiler más económico. Después de todo, la subida de sueldo no ha sido suficiente.
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Esta es una situación que miles de valencianos habrán vivido en sus propias carnes. Y es que las estadísticas lo confirman: los salarios suben, pero cada vez valen menos. Los últimos cuatro años han puesto la economía del revés: pandemia, guerras, desabastecimiento de productos, crisis energética y productiva, inflación… una tormenta perfecta que el incremento de los ingresos no ha conseguido compensar.
En concreto, el salario mediano en la Comunitat Valenciana se incrementó sólo un 8,69% entre 2020 y 2022, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En ese mismo periodo, el Índice de Precios al Consumo (IPC) se disparó un 14,7% en la región valenciana. Esa brecha entre el incremento salarial y el coste de la vida –donde se incluye cesta de la compra, vivienda, energía y otros gastos menores– es aún más amplia si comparamos con los datos más recientes de 2024.
En concreto, los sueldos en la Comunitat Valenciana se han incrementado una media de 9,17% desde agosto de 2020 hasta el mismo mes de este año, según muestra el indicador de CaixaBank Research donde se aprecia que en el último año el aumento promedio fue del 2,5%. Por contra, el IPC se ha disparado un 20,1% en la región valenciana en los últimos cuatro años –en España fue 19,8%–, según el INE. Es decir, en este mismo periodo de tiempo, desde el mes de agosto del año del Covid-19 hasta el pasado mes de agosto, el coste de la vida ha crecido más del doble que el salario medio.
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En el caso de la Comunitat Valenciana, el 50% de la población gana menos de 20.768 euros brutos anuales, esta cifra es el llamado salario mediano, que parte en dos mitades la distribución salarial de la población. La misma estadística muestra que el 75% de los valencianos cobran menos de de 29.794,9 euros anuales, por lo que la mayoría de la población está por debajo de ese sueldo y un 25% de los valencianos se sitúan en ese margen entre los 20.768 euros y los 29.794,9 euros anuales.
No obstante, el INE da otro dato desalentador: el sueldo más frecuente (el que tienen un 4,2% de los asalariados) en España, se situó en torno a los 14.586,44 euros anuales. A nivel nacional, también tuvieron una frecuencia similar las personas que cobran 16.495,84 euros (4,2% del total de asalariados) y 18,494,32 (4,1%). Por lo que respecta al Salario Mínimo Interprofesional (SMI), el incremento ha sido del 19,36% desde 2020 a 2024, situándose en 1.134 euros mensuales en 14 pagas, según los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Los que se encontraban cobrando el SMI han visto un aumento significativo de sus ingresos, no obstante, se ha quedado 0,74 puntos por debajo del encarecimiento de la vida.
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Pero si hay algo en lo que la población de la Comunitat ha detectado especialmente la brecha entre ingresos y gastos es, sin duda, la vivienda. El precio del alquiler se ha disparado un 71,7% entre el segundo trimestre de 2020 y el mismo periodo en 2024 en el caso de la ciudad de Valencia, según los datos de la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de Valencia (UPV) . Esto sitúa a la cuota media en 1.611 euros, una cifra que varía considerablemente según el distrito. En el caso de la obra nueva en venta, se ha pasado de 1.942 euros el metro cuadrado a 3.421 euros de promedio. En otras palabras, el mercado de compra de vivienda nueva se ha encarecido un 76% desde el año de la pandemia.
Lo más llamativo, es que este encarecimiento desorbitado no responde –o no principalmente– a la espiral inflacionista que elevó el precio de otros productos, según indica el director de la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la UPV, Fernando Cos-Gayón. «El alquiler está tensionado porque no hay vivienda para comprar a un precio razonable para el 90% de la demanda actual, que son rentas bajas. En ese grupo entran jóvenes que están empezando su vida y el colectivo más vulnerable, que a su vez es cada vez mayor con la llegada de migrantes con bajos ingresos que también necesitan vivienda», explica.
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Por este motivo, Cos-Gayón destaca «como única solución» la construcción de vivienda, tanto de protección pública como libre. «La vivienda uno de los epígrafes que más ha encarecido la vida en los últimos años y, además, es por falta de construcción y la avalancha demográfica que tenemos. Lo peor de todo es que llevamos años advirtiéndolo. Es una causa ajena a la inflación», concluye.
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