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V. LLADRÓ
VALENCIA.
Lunes, 22 de julio 2019, 00:30
Una de las innovaciones más relevantes que desarrolla en estos momentos el Centro de Experiencias Agrícolas de la Fundación Cajamar en Paiporta consiste en una plantación superintensiva de pequeñas higueras en cultivo hidropónico (sin tierra).
El mercado demanda (y paga bien) brevas e higos de calidad, lo que significa que han de ser frutos uniformes, de buen tamaño y sabor, sin riesgos de picaduras de plagas (mosca Ceratits) y con un suministro regular, asegurado y con temoradas más largas. Las brevas son los higos precoces, que se desarrollan a base de los frutos finales que no terminaron de completarse el año anterior, cuando llegó el frío. Y para que todo ello sea posible, lo idóneo es que se cultiven las higueras bajo plástico, para asegurar que la temperatura afiance el precoz crecimiento de las plantas, el de las brevas aletargadas y el de los frutos siguientes, y, además, a salvo de la mosca y otras plagas.
Como en un invernadero no caben grandes higueras y, por otro lado, es necesario sistematizar su manejo y facilitar la recolección, la opción más adecuada es la de establecer marcos de plantación muy estrechos: apenas un metro entre ejemplares y metro y medio o dos metros entre hileras. Y una vez puestos, se completa el proyecto de reproducir las pequeñas higueras (por esquejes) sobre material inerte y en cultivo hidropónico. El resultado esperado es la obtención de higos de calidad excepcional y grandes rendimientos por metro cuadrado, lo que debe traducirse en una buena rentabilidad.
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