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Sede de CaixaBank, ubicada en el antiguo Banco de Valencia. IVÁN ARLANDIS

La desaparición de Bankia da paso al superbanco

Los consejos de administración de CaixaBank y Bankia aprueban la fusión | El acuerdo se presenta hoy en el antiguo edificio del Banco de Valencia

Viernes, 18 de septiembre 2020, 01:34

Los consejos de CaixaBank y Bankia aprobaron este jueves iniciar el proceso de fusión de ambas entidades, que dará paso al primer banco de España, con sede en Valencia y comandado por José Ignacio Goirigolzarri en la presidencia y Gonzalo Gortázar como consejero delegado. La operación, que presentan hoy ambos ejecutivos en la icónica sede del Banco de Valencia, supone un espaldarazo para la ciudad que acogió a CaixaBank en su huida del 'procés', que verá así reforzado su protagonismo y capacidad de influencia. El superbanco resultante de este acuerdo mantendrá como nombre CaixaBank, lo que supone la desaparición de Bankia.

La entidad que eligió Valencia

Caixabank apostó por la ciudad como sede social por el desafío independentista

La región es el cuarto mercado para la entidad que absorbió Banco de Valencia y mantiene a dos millares de empleados

Clientes de CaixaBank en una oficina de Valencia. IRENE MARSILLA

La presencia de Caixabank en le Comunitat Valenciana está muy unida a la del histórico Banco de Valencia. La antigua caja de ahorros la Caixa ya tenía presencia en toda España desde hace casi cuatro décadas pero fue durante la crisis financiera cuando se extendió por el territorio al posicionarse como uno de los pocos actores lo suficientemente fuerte para poder absorber otras entidades y formalizar a la vez su conversión como banco. En este proceso de fusiones apoyado desde las instituciones europeas y el propio Gobierno adquirió Banco Valencia por un euro en 2013. Así, las 453 oficinas que tenía entonces el banco valenciano se sumaron a las 356 de la firma catalana, casi duplicando su presencia pese a que en el corto plazo muchas cerraron. También heredó una plantilla de 1.747 personas pero por tiempo limitado. En pocos meses, llegó un ajuste en el que sólo se pudo asimilar en torno a la mitad.

En su contexto

  • 2013 Fue el año en el que se materializó la absorción del Banco de Valencia por parte de la antigua la Caixa. Un proceso llevado a cabo por las consecuencias de la crisis económica.

  • Otras absorciones de cajas menores El Banco de Valencia no fue la única entidad que pasó a formar parte del paraguas de Caixabank ya que todas las antiguas cajas de ahorros integradas en la Banca Cívica (Caja Navarra, Caja Canarias, Caja Burgos y Caja Sol) también se integraron en la empresa.

  • 2017 En el momento álgido del desafío independentista, la junta de accionistas de Caixabank, tomó la decisión de trasladar la sede social del banco de Barcelona a Valencia. Desde entonces, se sitúa en la calle Pintor Sorolla 2-4, en el emblemático edificio del extinto Banco de Valencia.

  • 100 | Proceso de reestructuración Tal y como ha ocurrido en todo el sistema bancario español, en los últimos años Caixabank ha emprendido un proceso de reestructuración que ha llevado al cierre de oficinas, despidos y prejubilaciones. En los últimos tres años en torno a un centenar de oficinas han cerrado la persiana y el año pasado se llevó a cabo un último ERE que afectó a la Comunitat Valenciana.

Todo apunta a que esta historia se repetirá ahora pero en este caso los números son más modestos ya que todo el sistema financiero ha apostado por reducir plantillas y cerrar oficinas en los últimos tiempos. En apenas tres años, un centenar de las sucursales valencianas de Caixabank han desaparecido y en la actualidad permanecen abiertas 277 sedes en las que trabajan en torno a dos millares de empleados, según los datos de CCOO. Por provincias, Valencia es el principal núcleo de la entidad, con 154 oficinas y 1.222 personas. En Alicante se cuenta con 93 y 591 respectivamente mientras que en Castellón se sitúan 30 y 193. Además, la Comunitat Valenciana supone para Caixabank el cuarto mercado más importante en España y las cifras de negocio tan solo son superiores en Madrid, Cataluña y Andalucía.

La presencia del que es el tercer banco más importante de España en la Comunitat no solo se limita a la absorción de Banco de Valencia y a sus empleados y oficinas sino también al domicilio social, que está en la capital valenciana desde 2017. En el momento álgido del desafío independentista, al igual que otras muchas empresas, Caixabank decidió dejar Cataluña y trasladar la sede social a Valencia para poder contar con una mayor estabilidad y seguridad jurídica. Desde entonces, las juntas generales se celebran en el cap i casal pese a que toda la sede operativa se mantiene en Barcelona.

Los trabajadores mejor situados para la futura reestructuración

Las consecuencias de la fusión de Caixabank y Bankia son aún una incógnita pero pese a ello se prevé que conlleve el cierre de sucursales y despidos producirse una infinidad de duplicidades.

En este proceso se espera que los trabajadores de Caixabank estén mejores situados y que sea la plantilla de Bankia, entidad de menor en el proceso, la que se vea más afectada. Esta es una primera estimación realizada a raíz de los salarios de los trabajadores de ambas empresas y que aún es prematura, tal y como reconocen en CCOO. Desde el sindicato apuntan que aunque es cierto que los salarios de la heredera de Bancaja son más bajos y que, por tanto, los ERE serían menos costosos, «es temprano para valorar este escenario». «Nuestro objetivo es que se haga un plan de prejubilaciones y una reestructuración a medio plazo sin que se produzcan movilizaciones traumáticas», destacan.

Adiós al último rescoldo de Bancaja

La marca Bankia, que no suma una década en el mercado, desaparece con la fusión

La Comunitat es uno de los bastiones para la compañía, ya que representa el 20% de su volumen de negocio

Varias personas caminan delante de dos cajeros de Bankia, denominación que desaparecerá. DAMIÁN TORRES

Con la integración de Bankia en CaixaBank se escribe definitivamente la última línea en el epílogo de la extinta Bancaja, diluida primero con la fusión fría con Caja Madrid (2010) y, después, con la nacionalización del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) en 2012. Esta decisión del Gobierno ponía el punto final a la entidad fundada en 1878 por la Real Sociedad Económica del Amigos del País y sus restos (los que no fueron transferidos en el momento de la fusión con Caja Madrid) pasaron a ser gestionado por una fundación.

Aquel 2012 se enterraban los 134 años de historia de la que nació como Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia y que llegó a representar, ya a finales del siglo XX y comienzos del XXI, la mayor concentración de poder financiero conocido en la Comunitat. De aquella primera fusión, en 1991, con la Caja de Castellón -que dio lugar al nombre comercial de Bancaja- a controlar una participación accionarial del 24% del Banco de Valencia. Años en los que fue absorbiendo otras pequeñas entidades de la Comunitat (Alzira, Vila-real, Alberic, Xàtiva, Gandia, Segorbe, Castellón, Sagunto y Carlet -la última en 2001-), compró el Banco de Murcia y se convirtió en la cuarta caja de España, con una cartera superior a los dos millones de clientes y más de 4.500 empleados.

En su contexto

  • 2011 En julio hace efectiva la sede social en Valencia de Bankia, nombre comercial presentado en marzo y con el que se evitó hacer referencia a las siete cajas que la integraron (Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias y las cajas Laietana, Ávila, Segovia y Rioja). También en julio la entidad, presidida entonces por Rodrigo Rato, salía a Bolsa.

  • Un juicio pendiente de sentencia La sentencia del denominado 'caso Bankia' (salida a Bolsa de la entidad), juzgado en la Audiencia Nacional desde noviembre de 2018, se espera para las próximas semanas.

  • 1,5 millones de clientes tiene Bankia en la Comunitat, donde el volumen de negocio alcanzó el 16,75% a 31 de marzo.

  • 2000 despidos en el ERE tras la fusión con BMN El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) iniciado en febrero de 2018 tras la fusión con el Banco Mare Nostrum (BMN) supuso la extinción de un total de 2.000 puestos de trabajo.

  • 24 millones es la cuantía de las ayudas que el Estado inyectó en Bankia, que sólo ha devuelto 3.300 millones. La mayoría se perderán con la fusión.

El ladrillo fue el final de Bancaja, y también el de Bankia, que no pudo digerir los excesos de la explosión de crédito de los años del 'boom inmobiliario' y, tras una salida a Bolsa que está pendiente de sentencia de la Audiencia Nacional, fue nacionalizada y controlada por el FROB.

La llegada de José Ignacio Goirigolzarri supuso la puesta en marcha de un plan de saneamiento que se dio por cerrado en 2017, año en que se materializó la fusión la fusión con BMN, dando lugar al cuarto mayor grupo bancario de España. Llegaron también los ajustes de plantillas, que en el caso de la Comunitat supuso un ERE de casi 200 empleados. También un goteo constante de cierre de oficinas, obligado por la situación a la que se enfrenta el sector bancario. En el primer trimestre clausuró seis oficinas, a las que sumó otras 140 en julio en toda España.

Actualmente, la Comunitat representa el 20% del volumen del negocio de Bankia, que desaparecerá como marca sin haber alcanzado la década. Con 400 oficinas y 2.487 empleados es, junto a Madrid, una de las autonomías en las que será mayor el impacto de la fusión.

Casi 2.000 millones para financiar a empresas frente al Covid

«Queremos renovar nuestro compromiso como entidad de referencia con la sociedad de la Comunidad en general y con su empresariado en particular». Fueron las palabras del presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, durante su última visita a Valencia el pasado julio, cuando mantuvo un encuentro con la CEV, de la que es miembro desde 2015.

Hasta ese momento se había traducido en la financiación con 1.950 millones a empresas, formalizados en más de 9.720 operaciones, para ayudar a hacer frente a las consecuencias económicas del Covid-19.

De forma paralela, la entidad había concedido, hasta junio, 16.130 moratorias (tanto las recogidas en el real decreto gubernamental, como las soluciones propias puestas en marcha) por importe próximo a 680 millones. De ellas, 7.130 aplazamientos fueron hipotecas y cerca de 9.000, financiación al consumo.

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