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El debate. Los tres repartidores, antes de empezar su jornada, hablan sobre la futura ley en el Parterre, en Valencia. I. Arlandis
La ley que divide a los 'riders': ¿asalariados o autónomos?

La ley que divide a los 'riders': ¿asalariados o autónomos?

El texto que prepara el Gobierno obligará a las plataformas a dar de alta a sus repartidores, lo que podría provocar que miles perdieran el empleo

Isabel Domingo

Valencia

Lunes, 1 de marzo 2021, 01:13

Sus herramientas de trabajo son la 'app' de una plataforma de 'delivery' (reparto) y su moto o bicicleta. ¿Su función? Hacer de enlace entre las peticiones de los clientes y las empresas, mayoritariamente restaurantes. Los 'riders' se han convertido en parte del paisaje urbano, especialmente en tiempos de pandemia y ahora con la hostelería cerrada, pero no son un fenómeno de esta nueva normalidad. Llevan años rodando por las calles pero es ahora cuando están en ascenso, como quedó reflejado en un estudio reciente de la patronal Adigital (Asociación Española de la Economía Digital, con más de 500 asociadas) y la consultora Afi.

Así, el empleo en el sector de reparto a través de plataformas digitales creció un 6,7% en 2019 y un total de 15.300 personas están ocupadas, de manera directa o indirecta. El valor añadido bruto (VAB) generado por este sector en 2019 se sitúa en 708 millones , un 10,1% más que en 2018 por el impulso de la actividad de restauración y comercio minorista. Unos datos que aún no recogen la variable de la pandemia, ya que sus efectos pueden ser tanto una oportunidad como una crisis.

En el caso de la Comunitat, un estudio de 2019 de la Cátedra de Economía Colaborativa y Transformación Digital de la Universitat de València cifró en 60.000 los valencianos que trabajan en todo tipo de plataformas digitales, no sólo las de reparto. Y el mes pasado, el mismo departamento, con Adrián Todolí al frente, trazaba el perfil del 'rider' en la ciudad de Valencia: el 89% son hombres, más de la mitad son menores de 30 años y cerca del 95% son autónomos.

Con todo este contexto, y a raíz de la sentencia del pasado septiembre del Tribunal Supremo que fijaba que un 'rider' de Glovo es un falso autónomo, el Ministerio de Trabajo desvelaba que tenía sobre la mesa una ley para regular este tipo de relaciones laborales al entender que actualmente no están cubiertas por el marco normativo.

La regulación

El modelo que defiende el Gobierno, y que hasta ahora avala la justicia en diferentes sentencias, es que los repartidores de este tipo de plataformas deberían operar como asalariados y así se acordó la semana pasada en la mesa de diálogo social. Ahora, además, se ha conocido que las empresas tendrán tres meses para dar de alta a sus trabajadores, es decir, para reconocer la laboralidad de los 'riders'.

Sin embargo, a falta de conocer el borrador definitivo de la normativa, la división en el sector es patente, precisamente por las múltiples circunstancias de este tipo de empleados. Así, mientras unos defienden seguir siendo autónomos para mantener independencia y flexibilidad horaria, otros reclaman ser asalariados para mejorar condiciones y salarios. Las distintas asociaciones sólo coinciden en la protección contra accidentes y en la mejora de las coberturas.

La Asociación Profesional de 'Riders' Autónomos (APRA), que ya ha convocado dos manifestaciones y prepara otra para el 3 de marzo, considera que lo conocido sobre el borrador de la ley es «inadmisible». «El modelo que quieren imponer sólo lleva a que perdamos el trabajo, o nos muevan a flotas en las que ya no podemos decidir nada», explican fuentes de la entidad nacional que asegura contar con un 75-80% de la representación sindical de los 'riders'.

Su portavoz en Valencia, Adrián Porres, calcula que unos 25.000 repartidores «se quedarían en la calle con la ley porque las plataformas no tienen capacidad para absorber a todos». «Pedimos que nos escuche, que atiendan nuestras peticiones. Defendemos un modelo autónomo aunque debe ser reformado y reforzado. Pero nos da flexibilidad, sea que lo tengas a tiempo completo o para complementar otro trabajo, sacar dinero mientras estudias, etc.», explica.

Enfrente, el colectivo Riders x Derechos que apuesta por un modelo asalariado y por unas condiciones dignas de este grupo de trabajadores. Su portavoz en Valencia, Carlos Iglesias, se mostraba cauto tras conocer el acuerdo inicial sobre el borrador. Y definía su petición de forma clara: «nos contratan como autónomos pero nos consideran empleados».

La asociación APRA prepara una protesta contra la ley el 3 de marzo que saldrá desde la plaza del Ayuntamiento

Mientras, desde la patronal Adigital advierten de que si sigue adelante con una laboralización del 'delivery«, »es importante no obviar el impacto que esta nueva regulación puede tener ya no sólo para estas empresas, sino para los propios repartidores, que perderán una fuente de ingresos, y sectores clave de nuestra economía, como el de la restauración«. Piden que se escuche »a todas las partes« y apuntan que »mantener un modelo de relación laboral flexible no tiene por qué ser incompatible con que las plataformas puedan ofrecer mejores coberturas y condiciones de trabajo a los repartidores«. Algo que ya se hace en Francia e Italia, recuerdan.

Para Santiago Calvo, profesor de Derecho en la UOC, la clave de esta división, y de la ley, está en las peticiones para conocer los algoritmos de las 'app', que sirven valorar a los 'riders'. Porque, a su juicio, «no es necesaria una ley 'ad hoc'. Tenemos el Estatuto de los Trabajadores, que es la base de toda relación laboral, y hay mecanismos para controlar que se cumpla».

Adrián Porres: «Sólo pedimos que se nos escuche, tener voz en la ley»

Adrián Porres montó un negocio de lavandería cuando dejó su profesión anterior como auxiliar de vuelo. Se adentró en el mundo 'rider' hace más de tres años «para tener ingresos extra. Lo vi como una oportunidad pero no pensé que acabaría siendo un trabajo, sino un extra a lo que tenía». Trabaja seis días a la semana (libra lunes), unas siete horas (de 13.00 a 16.30 horas y de 18.30 a 23.00 horas) y gana «unos 1.150-1.300 euros limpios, 1.800 brutos, de donde resto la cuota de autónomos, gasolina, IVA, IRPF, la letra de la moto…».

A su juicio, «es un trabajo más. Es una especie de amor-odio lo que tenemos con este trabajo. Me explico: estamos contentos por la flexibilidad, no se gana mal pero deberíamos cobrar mejor por el componente de peligrosidad que tiene por la carretera. Además de la eterna batalla con las aplicaciones para mejorar ciertos aspectos, sobre todo a nivel operativo», añade. «Sólo pedimos que se nos escuche, tener voz en la ley», reclama.

Lucas Roa: «Tengo un empleo fijo y esto me sirve para completarlo»

Lucas Roca lleva dos años como 'rider' de dos plataformas de reparto a domicilio (Glovo y Uber). En su caso, la «delicada» situación financiera en que lo dejó una pareja hizo que optara por esta modalidad de empleo. «Tengo un trabajo fijo, en un parking, y esto me sirve para completarlo», explica. ¿El motivo? «No encontraba otro empleo y en éste tenía la facilidad de coger las horas que me interesaba porque puedes elegir las que quieras. Así que me vino muy bien para complementar mi salario», añade Lucas al tiempo que explica que se cobra según el número de kilómetros que se hace («cuantos más, más ganas») y critica la reducción a un mínimo de 1,45 que aplicó una plataforma en plena pandemia.

A la ley que se prepara le pide «ver cómo podemos mejorar entre todos el sistema; llegar a un acuerdo para que todos estemos satisfechos». «Sólo pedimos que se escuche nuestra voz y comprueben la realidad de nuestro día a día», dice.

Francisco Jiménez: «Falta voluntad política para afrontar esto»

Francisco Jiménez tiene claro que ser 'rider' «es un trabajo más, como cualquier otro, que me permite tener un salario y vivir, además de contar con una flexibilidad horaria que no tendría en otros casos». Lleva más de dos años y medio como repartidor sobre dos ruedas ya que fue la opción que encontró para disponer de ingresos mientras realiza el procedimiento para homologar su título en España. Es venezolano y cuenta con una licenciatura en Administración que aquí no es válida, por lo que anda metido en el «lento proceso» de convalidación.

A su juicio, en todo lo relacionado con las nuevas formas de negocio –y trabajo– a través de plataformas digitales «falta voluntad política para afrontar esto» y pone como ejemplo el de los 'youtubers' que se mudan a Andorra para pagar menos impuestos que en España. «La legislación debe adaptarse y mirar el ejemplo de otros países, como Francia o Italia», comenta.

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