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Las empresas familiares españolas demandan estabilidad política, pactos de Estado en materias como la educación y las pensiones e incentivos al crecimiento, como ingredientes fundamentales para que las compañías puedan desarrollar todo su potencial y generar empleo, en un contexto de «ligera desaceleración» que, «si es leve», no debe ser motivo de preocupación.
Así lo señaló Juan Corona, director general del Instituto de la Empresa Familiar, en la presentación este viernes en rueda de prensa del congreso nacional de la entidad, que congregará en Valencia a cerca de 700 empresarios del 28 al 30 de octubre y en el que está previsto que participen el Rey Felipe VI, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del PP, Pablo Casado, entre otros.
Bajo el lema 'Comprometidos con el futuro', esa cita servirá para reivindicar la aportación de las empresas familiares al desarrollo de España, su contribución a la construcción del estado del bienestar y el papel fundamental desarrollado durante la crisis y la recuperación. Al respecto, el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Vicente Boluda, destacó que el «el 91% de las empresas de la Comunitat son familiares y generan más del 80% del empleo» y planteó tres retos fundamentales: la profesionalización, la competitividad y el relevo generacional.
A preguntas de los periodistas, Juan Corona admitió la inquietud del empresariado por la inestabilidad política existente en España. Sin pronunciarse expresamente sobre el conflicto catalán, señaló que la composición del Congreso de los Diputados en la última etapa del Gobierno de Mariano Rajoy hizo que «prosperaran pocas iniciativas, exactamente lo mismo que sucede ahora».
«Es una época complicada», admitió en alusión a la incertidumbre internacional, ya que las empresas «no pueden desentenderse de lo que pasa en el resto del mundo» y se está produciendo «una lucha de poder, una lucha geopolítica peor que durante la guerra fría» porque hay un tercer actor, China, que no es «un actor comparsa», apostilló.
En este sentido, apuntó que las decisiones del Gobierno chino son cruciales para muchas empresas españolas, al igual que las medidas de la administración de Donald Trump, que considera beneficiosas para Estados Unidos «a corto plazo». En cuanto al resultado a largo plazo, indicó que «China, Rusia y la Unión Europea algo van a tener que decir al respecto« y constató la preocupación de sus homólogos europeos, sobre todo entre las empresas familiares alemanas, por la «falta de respuesta europea a los desafíos que hay en el mundo».
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