La patronal se suma al Consell y confía que Valencia tenga planta de baterías pese a la competencia

Los principales representantes empresariales han decidido ponerse del lado del Consell para defender que el proyecto de la fábrica de baterías catalana es compatible con la planta valenciana que se quiere impulsar en el mismo sector pese a generar una competencia que pondrá en duros aprietos a la apuesta regional. De esta forma, ayer defendieron que España puede contar con más de una infraestructura de estas características aunque dejaron claro que la decisión última no recae en ellos ni en el Ejecutivo autonómico sino en el Gobierno central, que es el que decidirá la gestión de los fondos europeos, imprescindibles para que ambas apuestas puedan ser una realidad sin perder promesas de inversión y empleo por el camino.

Tanto Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) como Salvador Navarro, máximo responsable de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), exhibieron esta posición tras un encuentro con el presidente Ximo Puig para establecer vías de colaboración para la campaña de vacunación. Los dos dirigentes consideraron que España está preparada para albergar hasta tres factorías de un producto que va a ser muy demandado a nivel general y por la industria del automóvil en particular.

Garamendi, como representante de toda la organización nacional, no se posicionó del lado de ninguna propuesta y se limitó a resaltar que la iniciativa «es un proyecto de país». Sin salirse de este papel, recordó que el mundo empresarial se basa en la competencia y consideró que a largo plazo es positiva para todos los sectores. «Tenemos que pensar que lo que es bueno en la casa de al lado va a ser bueno para esta casa», remató.

Navarro siguió la línea marcada por la patronal al asegurar «que las empresas estamos acostumbradas a trabajar en paralelo con otras firmas e incluso con otros competidores». Pero el responsable valenciano dio un paso más al considerar que aunque haya campos en común el proyecto local de Power Electronics puede generara más valor al no basarse solo en las baterías de coches, algo que hará de la mano de Ford, pero que no supondrá la totalidad de la iniciativa.

Puig apostó por mantener el argumentario de que la apuesta valenciana no es fruto de unos pocos meses sino del trabajo de dos años con la base de una sociedad como Power Electronics, que tiene una gran importancia en el sector y «parte de la realidad y la solvencia». Del mismo modo, reforzó la idea de que va más allá de los automóviles. Además, preguntado por si se trabaja para que el Gobierno apoye de forma explícita a la apuesta valenciana al entrar en el consorcio como ya lo ha hecho con la catalana afirmó que hay un esfuerzo «en sumar apoyos». «Tengo una confianza absoluta en este proyecto», sentenció el jefe del Consell.

La denominada Alianza Valenciana de Baterías no sólo cuenta con la competencia del consorcio catalán ya que en Aragón, Extremadura y Galicia en menor medida hay otras iniciativas en la misma línea. La particularidad de la valenciana es que la idea original surgió antes de la pandemia pero aún así depende de los fondos europeos para lograr el objetivo de crear 30.000 empleos. Si no los obtuviera podría seguir adelante pero con una estructura mucho más limitada.

Por su parte, el Gobierno central continúa sin aclarar si habrá solo una gigafactoría de baterías en España o más y donde estarán ubicadas. En junio se deberá tomar una decisión definitiva y hasta entonces la carrera continúa.