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La Feria necesita estabilidad para definir cuál será su modelo de gestión una vez quede liberada de la deuda de las obras de ampliación del recinto. Y, bajo esa premisa, se extiende entre el empresariado valenciano la tesis de que no es el mejor momento para abordar un relevo al frente de la institución.
La decisión de José Vicente González de no optar a la reelección, y la posterior negativa de Vicente Lafuente a recoger su testigo como presidente del comité ejecutivo, como le había propuesto el conseller de Economía, Rafael Climent, dejan un escenario incierto a un mes de que expire el mandato actual.
Desde Economía (Compromís) insisten en que barajan otros candidatos pero aseguraron que también verían con buenos ojos la opción de dejar vacante la presidencia de forma transitoria, si así lo reclama el empresariado, y repartir sus funciones entre el director general, Enrique Soto, y miembros del Patronato. Como lo es José Vicente Morata, presidente de Cámara Valencia.
Como publicó este periódico, la operación para situar a Morata "por un tiempo tasado" como presidente no ejecutivo de Feria, sin sueldo, pasa por un acuerdo entre la Generalitat, el Ayuntamiento y el empresariado.
No obstante, en los sectores productivos también se baraja la continuidad de González en el cargo para garantizar la estabilidad durante esa etapa de transición y, de hecho, han tanteado ya al veterano empresario para saber si estaría dispuesto a seguir como presidente del comité hasta que el Consell defina el futuro modelo de gestión ferial.
Con Enrique Soto a cargo de las funciones ejecutivas y el rumbo del negocio enderezado, esa opción permitiría mantener la cúpula de la Feria en un periodo crucial para definir su futuro. Fuentes conocedoras del proceso defienden que, como solución transitoria, "es la que menos inestabilidad causaría a la Feria" y evitaría, además, que el dirigente cameral acumule responsabilidades.
Para que prospere, haría falta convencer a González de que continúe pese a haber confirmado públicamente que no repetirá en el cargo, ante la progresiva pérdida de poder y falta de apoyos tras la quiebra de Cierval, además de obtener el visto bueno de Economía, que un mes antes le ofreció su puesto a Lafuente.
El distanciamiento con el equipo de Rafael Climent se achaca a que, en la pugna entre los socios del Botánico acerca de si la futura gestora del negocio debe ser de mayoría pública (Compromís) o privada (PSPV), González se habría mostrado más cercano a los postulados socialistas.
En cualquier caso, los empresarios no contemplan proponerle como presidente para otros cuatro años, como él mismo descartó, sino alargar su mandato hasta que el Consell defina el modelo de la sociedad que explotará el negocio ferial tras la reestructuración, busquen potenciales socios y disuelvan la Feria actual, como asociación sin ánimo de lucro declarada de utilidad pública, para poder asumir la deuda de los bonistas de forma forzosa y constituir la nueva sociedad.
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