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Doctorado por la Purdue University de EE UU, Vicente Salas (Huesca, 1951) es catedrático de Organización de Empresas en la Universidad de Zaragoza y anteriormente lo fue de la Universidad Autónoma de Barcelona. Entre 2006 y 2018 formó parte del Consejo de Gobierno y de la Comisión Ejecutiva del Banco de España. Docente e investigador especializado en el análisis económico de las organizaciones, cuenta con el premio Rey Jaime I de Economía en 1992. La pasada semana visitó Valencia por un encuentro organizado por el Laboratorio de Análisis y Evaluación de Políticas (IvieLAB).
-Las decisiones empresariales de inversión suelen ser sensibles a las expectativas sobre los ciclos económicos y, si hay evidencias de que la economía mundial puede entrar en una fase de menor crecimiento, la economía y las empresas españolas se verán necesariamente afectadas. Es posible que en algunos sectores y actividades donde estén pendientes decisiones de política económica importantes, como la energía o el medio ambiente, se demore alguna decisión, pero, para la mayoría de las empresas, la competencia en los mercados no se detiene por las elecciones en España y, por tanto, ellas tampoco pueden retrasar decisiones estratégicas.
-La economía española afronta el reto para los próximos años de renovar el capital productivo, aumentando el peso de los activos intangibles, incluidos los activos digitales y algoritmos inteligentes; y eliminando tecnologías perjudiciales para el medio ambiente, en respuesta al cambio climático. La transformación requerirá un gran esfuerzo de coordinación y liderazgo desde el sector público y desde asociaciones empresariales y sindicales. Por el camino surgirán oportunidades para reasignar recursos hacia empresas mejor alineadas con los objetivos de desarrollo sostenible que se deberían aprovechar para ganar tamaño y productividad.
-La buena gestión y disponer de una organización que coordine y motive a las personas con bajos costes burocráticos debe ser objetivo permanente de cualquier empresa. Profesionalizar la gestión y crear una cultura de confianza mutua entre dirección, trabajadores e inversores financieros son y serán condiciones necesarias para el crecimiento rentable.
-En mi opinión un buen nivel de productividad, entendida como eficiencia en transformar recursos en productos de más valor, es condición necesaria para crecer y ganar cuota en el mercado. El tamaño es la consecuencia, no la causa de la productividad, aunque una vez conseguido un cierto tamaño la empresa puede acceder a recursos con cierta ventaja, por ejemplo: mejores condiciones financieras.
-La opinión dominante es que el tejido empresarial en España, con un peso comparativamente alto de las empresas pequeñas y micro empresas, se debe a la regulación y a las políticas públicas que aumentan los costes de hacer negocios en España. Por ejemplo, al superar un cierto umbral de tamaño las empresas deben cumplir con normativas tributarias y laborales que no se exigen a empresas que se mantienen por debajo de un umbral de tamaño. Así es como las empresas en España renuncian a crecer para evitar costes tributarios y exigencias laborales.
-Se cita con frecuencia que tiene efecto la especialización productiva de la economía española, con un elevado peso de sectores servicios, donde la escala de producción influye poco en la ventaja competitiva. Personalmente creo que intervienen también los costes internos de crecer, es decir decisiones de las empresas sobre cómo se dirigen y gestionan internamente, para funcionar de una forma más descentralizada y participativa.
-La distribución de tamaños de las empresas en España y los déficits de productividad con respecto a los países más productivos del entorno, por ejemplo Alemania, se mantienen estables por lo menos durante los últimos 25 años. Se trata por tanto de un fenómeno estructural. En periodo de crisis suele aumentar coyunturalmente la productividad y el tamaño medio de las empresas porque en las crisis cierran proporcionalmente más empresas pequeñas y de baja productividad.
-Precisamente porque se trata de una situación estructural hay que ser cauto a la hora de plantear soluciones porque no pueden ser de efecto inmediato. Además, no hay que convertir la dimensión en un fin en si mismo sino en un resultado al que se llegará como consecuencia de las empresas mejor gestionadas y organizadas tendrán bajo su dirección más recursos, producirán más y serán más eficientes.
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