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El sueño  de volar

El sueño de volar

Los terrenos militares de Paterna acogieron en 1909 el primer vuelo en España, una avioneta pilotada por el cullerense Juan Olivert

M. J. CARCHANO

Sábado, 21 de marzo 2015, 00:25

El hombre vio cumplido su recurrente sueño de volar hace poco más de un siglo. Observar la tierra firme desde el cielo, una aventura de ciencia ficción en el siglo XIX, se ha convertido en una rutina habitual en el siglo XXI. Su reciente singladura empieza curiosamente en España muy cerca de Manises, en Paterna. En el año 2009 se conmemoró que un siglo antes, el 5 de septiembre de 1909 para ser más exactos, un aviador, valenciano, de Cullera, Juan Olivert, se subía a un aeroplano en los terrenos militares y avanzaba unos escasos metros, 40 o 50, sin tocar el suelo. Aquella exhibición, que despertó una gran expectación, y que LAS PROVINCIAS relató detalladamente, se considera el primer vuelo en España, apenas un año después de que los hermanos Wright volaran por primera vez. Además, Olivert consiguió que su profesor, el ingeniero Gaspar Brunet, diseñara este aparato, que no sobrevivió a aquella primera aventura. Sin embargo, se conservan dos réplicas, una de ellas en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe.

A aquel primer vuelo le sucedieron muchos más. Eran exhibiciones, que el público disfrutaba, y que cuenta Esther Alba Pagán en su publicación 'El Aeropuerto de Manises. De sus inicios a la actualidad'. Si la Exposición Regional de 1909 sirvió para que Brunet y Olivert mostraran su aparato y que incluso el rey Alfonso XIII pudiera admirarlo en su visita a Valencia, un año después, ya convertida la exposición en nacional gracias al éxito de aquel certamen, se popularizaron las exhibiciones aéreas. En Paterna solo se celebró el primer vuelo, porque el lugar elegido posteriormente como campo de despegue y aterrizaje fue la playa de la Malvarrosa, un aeródromo que tenía entonces una actividad eminentemente lúdica. El piloto francés Julien Mamet, que realizó un auténtico despegue el 11 de febrero de 1910, voló unos meses después en Valencia, junto al mar, en un aeródromo que estuvo en funcionamiento durante unos años, mientras se buscaba una ubicación mejor.

No fue el municipio de Manises la localización elegida en un primer momento. El periódico LAS PROVINCIAS recoge en los años 20 cómo se gestó el proyecto de construcción de un aeródromo en la Dehesa del Saler. Incluso llegaron a comenzar las obras de una infraestructura que se tuvo que desechar por la poca firmeza del terreno y la aparición de agua a muy poca profundidad. Por suerte, porque un aeródromo hubiera sido el punto final de una zona con un alto valor ecológico. Tenía sentido que buscaran un lugar tan cerca del mar. A falta de aparatos más precisos, los pilotos utilizaban la línea de costa para orientarse.

La construcción del aeródromo de Manises está estrechamente vinculada al nacimiento del Real Aeroclub de Valencia y del aviador valenciano Alfonso Alarcón, tal y como recuerda el expresidente de la entidad, Vicente Garrido. Fue en los años 30 cuando ya se vio que aquel campo de aviación medio improvisado en la playa de la Malvarrosa presentaba muchos inconvenientes, así que Alarcón buscó por el área metropolitana un terreno adecuado para ubicar unas instalaciones que cada día tenían mayor importancia. El alcalde de Manises, José Carpintero, se mostró entusiasta con la idea y cedió al Real Aeroclub de Valencia unos terrenos que los propios vecinos del pueblo ayudaron a desbrozar, a cambio de la leña de los árboles talados. En 24 horas, según cuenta Esther Alba, se preparó un campo de aterrizaje que tenía 400 metros por banda, y se inaugura la nueva sede de la entidad, que fue acompañado de hangares y un edificio destinado a la escuela de pilotos. Aquello fue en septiembre de 1932, y un año después se decidió que allí se ubicaría el aeropuerto de Manises. En 1929 se había descartado la Dehesa del Saler.

Fue una época de un gran auge económico. Valencia sufre un espectacular crecimiento y hace que pronto sea necesario un verdadero aeropuerto, no un simple aeródromo, que permitiera que la capital del Turia estuviera incluida en las rutas del transporte aéreo. La ley de aeropuertos de 1927 consideró necesaria la construcción de esta infraestructura. Un año antes la Unión Aérea Española realizaría los primeros vuelos de prueba en la línea Madrid-Valencia. La conexión con la capital siempre ha sido prioritaria, como se verá, en cualquier medio de transporte.

La inauguración del aeropuerto de Manises se celebró el 19 de marzo de 1933, dos días después de lo previsto por el mal tiempo. En plenas fallas. El acontecimiento celebrado fue memorable, y levantó una fuerte expectación. También LAS PROVINCIAS estuvo allí. La ceremonia incluía un vistoso despliegue aeronáutico a cargo de unos cincuenta aparatos que se reunieron en Valencia. Incluso se celebró una carrera que consistió en un vuelo de ida y vuelta a Castellón. Todavía quedaba mucho por hacer, sin embargo. Por ejemplo, construir muchas instalaciones, e incluso había un tendido eléctrico que había que trasladar para que no supusiera un peligro para el despegue y aterrizaje de aeronaves.

Ese mismo año, ya en octubre, se produjo el traslado aéreo de los restos del escritor Vicente Blasco Ibáñez. Fue el Gobierno de la Segunda República quien auspició este traslado para enterrar al ilustre valenciano en un panteón en el cementerio general. Fue un momento histórico para aquel campo de aviación que apenas empezaba a gestarse.

Un año después, el 1 de septiembre de 1934, se inaugura la línea aérea regular Madrid-Valencia. El aparato tenía una capacidad de 11 pasajeros y pertenecía a la compañía LAPE (Líneas Aéreas Postales Españolas). Tras la conexión con la capital española llegaron Palma de Mallorca y Barcelona. Sin embargo, la Guerra Civil, como tantas otras cosas, truncó aquel despegue del aeropuerto de Manises, que se convirtió en base de operaciones militares. Una vez acabada la contienda, el 27 de junio de 1939, Iberia restableció la línea Madrid-Valencia, una conexión histórica que la compañía española eliminó con la llegada del AVE en 2010.

Pasados unos años, en 1946, un decreto permite al aeropuerto de Valencia operar todo tipo de tráfico aéreo, nacional e internacional y con aquello llegó la primera terminal, aunque hay que esperar hasta 1964 para que Iberia se lanzara a operar una conexión internacional. La capital elegida fue Londres. Veinte años después se inaugura una nueva terminal más grande y, tal y como cuenta Vicente Garrido, el Aeroclub Valencia fue desalojado para permitir aquella ampliación. No sería la primera vez. En 2011 se volvió a desalojar la entidad de sus instalaciones.

Pero no se puede contar la historia de la aviación valenciana sin hablar de la familia Serratosa, quienes crearon la compañía aérea Air Nostrum, en 1994, que ha sido premiada en varias ocasiones como la aerolínea europea del año y que tres años después de su creación se transformó en filial de Iberia, encargándose de las conexiones regionales. Precisamente, para albergar los vuelos domésticos, y con motivo de la celebración de la Copa América, se inauguró en marzo de 2007 la terminal regional, que llegó acompañada de la conexión en metro con el centro de Valencia. Aquel año ha pasado a la historia como el mejor ejercicio en volumen de pasajeros. Casi seis millones, una cifra que obligó a la Administración a plantearse una sucesiva ampliación de las instalaciones cumpliendo con el plan director del aeropuerto.

Sin embargo, la crisis económica se ha cebado con Manises. A pesar de que la mayoría de aeropuertos españoles han crecido en el último año, la instalación valenciana no ha logrado recuperarse y ha vuelto a cifras de hace una década, con 4,6 millones de pasajeros, lo que ha obligado a inutilizar parte de las instalaciones recientemente inauguradas. El año ha empezado sin embargo mejor para el aeropuerto con un crecimiento respecto a las cifras de 2014, en un intento por devolver el esplendor que tuvo en 2007.

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