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M. J. CARCHANO
Sábado, 21 de marzo 2015, 00:25
Del paisaje urbano de Valencia forman parte los tranvías desde hace poco más de veinte años. Un transporte público y ecológico del que nadie duda ahora de sus ventajas, pero que en los años 70 desapareció, cuando las autoridades y la población estaban quizás más interesados en los modernos autobuses y las ventajas del petróleo como combustible, que permitía la libertad de movimientos que no tenían los tendidos eléctricos del tranvía. En este 150 aniversario de LAS PROVINCIAS, la historia del tranvía va íntimamente ligada a la del periódico decano de Valencia, ya que fueron coetáneos en su nacimiento.
Inmaculada Aguilar, que ocupa la cátedra Demetrio Ribes en el departamento de Historia del Arte en la Universitat de València, recogió en el libro 'Tranvía, 1874-2004', su historia, y donde relata cómo la capital del Turia se convirtió en una de las primeras poblaciones españolas en introducir este sistema de transporte urbano, allá por 1876. Pero en realidad, la provincia de Valencia fue precursora mundial porque ya en 1864 se inauguró un 'tram-way' entre Carcaixent y Gandia, todavía de tracción animal, y que tardaba 'solo' tres horas y media en cubrir los 36 kilómetros que separaban las dos poblaciones. Aunque, como relata Aguilar en su libro, el tranvía no tuvo tanto éxito en el transporte comarcal como en el urbano y su conexión con el área metropolitana.
Joan Lluis Llop, columnista de LAS PROVINCIAS y miembro de la Asociación Valenciana de Amigos del Ferrocarril, recordó en una de sus columnas el pasado año precisamente el 150 aniversario de ese primer tranvía que unió la Ribera con la Safor, auspiciado por la familia Trénor, y que permitía a los riberencs conectar con el tren que llegaba hasta Valencia. Hablaba de cómo eran aquellos tranvías que circulaban tirados por entre tres y siete machos, con asientos de primera que contaban con «almohadones y calefactores de pies aunque las sacudidas y la escasa velocidad en nada contribuían a un viaje en condiciones».
Habrá que esperar unos años más para ver un tranvía por las calles de Valencia. «Ya en 1865 era una ciudad que acababa de derribar sus murallas y sentía la necesidad de expansión, de comunicación», cuenta Aguilar. Tras las experiencias de Madrid y Barcelona en 1871 y 1872, respectivamente, Rómulo Zaragoza, representante de la Sociedad Catalana General de Crédito, solicitó en 1874 la primera concesión para explotar un tranvía de tracción animal desde Valencia hasta Villa Nueva del Grao, precisamente el mismo recorrido que ya contaba con una línea de ferrocarril, la primera que tuvo la ciudad. LAS PROVINCIAS relataba entonces que los vehículos «van tirados por dos caballos, a los que hay que unir en determinadas cuestas a un tercero, sobre todo si va muy cargado de personal». El trayecto costaba 25 céntimos.
Fueron los inicios de un transporte que se convirtió en muy popular, en un elemento más del paisaje urbano de la ciudad, con aquellos vagones de dos pisos, llamados imperiales, que contaban con una escalerilla de caracol con la que se subía a la parte de arriba, que estaba descubierta. Diez años después, en 1885, se pusieron en marcha otras dos líneas de tranvía, desde la calle Colón hasta las torres de Quart y desde allí hasta la calle Xàtiva, y la Diagonal, que comenzaba en Ruzafa y llegaba a la calle Quart. Cuatro años después se crea la primera línea que conecta la ciudad con las poblaciones de la comarca de l'Horta. Después de Godella llegará la conexión con Catarroja y que daba servicio también a Sedaví, Alfafar, Benetússer y Massanassa. Eran ferrocarriles de vía estrecha, que se popularizaron con el nombre del 'trenet'.
LAS PROVINCIAS recogió también la llegada del tranvía a vapor en 1892. La línea se inicia en la plaza de Tetuán y con una parada en el Grao y otra en el Cabanyal, para terminar en la playa de Levante, junto al ferrocarril que conectaba el Marítimo con las canteras del Puig. El tranvía vivió ese año una gran expansión, ya que también se inauguran los trenes a La Pobla de Farnals, que recorría gran parte de los municipios de l'Horta Nord, y la línea que conectó con Torrent pasando por Mislata.
Con la llegada del nuevo siglo se electrifican las líneas, que compró una sociedad que vino a llamarse la Lionesa. Como sucedió con la aviación, la Exposición Regional de 1909 tuvo una gran importancia en el desarrollo del tranvía. Ese año se inaugura una línea que atraviesa el río Turia entre el Pla del Remei y la Alameda. La Compañía de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia, creada en 1917, pondrá en marcha un nuevo servicio hasta el cementerio y con la apertura de las Grandes Vías en 1926 llegará otra línea de tranvía. En aquella época era un transporte urbano que creció acompañado de la expansión de la ciudad.
Sin embargo, el punto álgido de este modo de transporte fue la posguerra. En los años 40 las líneas distribuidas por la ciudad y el área metropolitana llegaron a transportar 89 millones de viajeros. Era la forma más barata, cómoda y rápida de viajar en una época de gran carestía. Paradójicamente en la misma época empiezan a aparecer proyectos que pretendían sustituir el tranvía por el trolebús, un vehículo que funcionaba con líneas electrificadas pero que no necesitaba ya de los rieles de un tranvía, lo que le daba mayor libertad de movimientos. En los años 50 la red de tranvía en Valencia llega a su momento de mayor plenitud, con 16 líneas urbanas y cinco suburbanas. Y al mismo tiempo, en 1951, comienza a funcionar el primer trolebús.
Las concesiones de las líneas de tranvía van caducando y se devuelven al Estado, pero no había mayor interés por parte de las autoridades, así que comienzan a desaparecer de las calles de Valencia. En 1967 solo quedaban cinco líneas en servicio y 50 tranvías, todos dentro de la ciudad. Las conexiones comarcales habían desaparecido. Tres años después, el 20 de junio de 1970, circula el último tranvía, cerrando un capítulo de la historia del transporte que duró 95 años.
En la ciudad fueron sustituidos por trolebuses, aunque en realidad se trataba de una solución provisional. Funcionaron hasta 1976. Las autoridades estaban ya fascinadas con los autobuses, que permitían una libertad de movimientos total gracias a sus motores diésel. Valencia puso así un punto y seguido a uno de los vehículos más respetuosos con el entorno con que puede contar una ciudad. Un cuarto de siglo después de su desaparición, en 1994, la Generalitat Valenciana decidió recuperar el tranvía como medio de transporte. Modernizó la estación de Pont de Fusta, la que fuera una de las estaciones más concurridas de toda Europa, y lo conectó con las líneas de metro que ya se habían inaugurado años antes. Valencia fue la primera capital española en rescatar un medio de transporte que tiene las ventajas del metro pero exige una quinta parte de la inversión del suburbano. 20 años después de su vuelta a las calles, el tranvía ha transportado a más de 100 millones de viajeros en sus dos líneas, la 4 y la 6, que tienen 20 kilómetros de longitud y 43 paradas.
Su gran éxito motivó que el tranvía se planteara como medio de transporte público también en Alicante y Castellón. En la capital de la Plana circula una línea Tram que conecta la zona universitaria con el Grao, a lo largo de ocho kilómetros que cuenta con 19 estaciones, y donde llega a alcanzar los 75 kilómetros por hora. El último tramo hasta llegar a la zona del puerto se inauguró el pasado año. Alicante, por su parte, cuenta con tranvía desde 1999. Fue la segunda ciudad española en inaugurar un transporte metropolitano de estas características, por detrás de Valencia. Además, en 2007 se convirtió en una de las primeras capitales europeas en incorporar el tren-tram, una máquina que es capaz de combinar las ventajas del tranvía y el ferrocarril. La línea ferroviaria que une Alicante con Benidorm tiene como objetivo en un futuro conectar con Dénia hacia el norte y el aeropuerto del Altet hacia el sur. La red tranviaria de Alicante superó por primera vez en 2014 los diez millones de viajeros, una cifra que no ha dejado de subir gracias a la incorporación de los nuevos tramos en los últimos años.
Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana recuperó también en Alicante un medio de transporte que en esta ciudad llegó a contar en los años 40 con ocho líneas que además de conectar el centro con los barrios más alejados llegaban a poblaciones como San Juan, Mutxamel o San Vicente. Como en el caso de Valencia, la fascinación por los autobuses y sus motores diésel hicieron morir el tranvía. El último circuló en Alicante en 1969.
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