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Las calles de los gremios medievales viajan al futuro

La agrupación de oficios gozó de su máximo esplendor entre los siglos XIV y XVI y revive hoy con la reconcentración de tiendas del mismo producto en zonas concretas de la ciudad

Paco Huguet

Viernes, 24 de abril 2015, 23:30

El centro histórico de Valencia está trenzado de calles con nombres de gremios y oficios. Muchas de ellas redibujan el intrincado trazado islámico que encontró Jaume I. El Conquistador otorgó huertos y casas a los artesanos que arribaron la ciudad. Muchas de esas vías y caminos acabaron adoptando el nombre de los comercios que albergaban.

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Esta tradición bajomedieval, procedente del siglo XIII, resurge hoy con el reagrupamiento de tiendas de determinados productos en calles concretas de distintas zonas de Valencia, pero el Carmen es el barrio con más nombres gremiales, algo que se ha reproducido en decenas de polígonos.

Algunos de aquellos antiguos productos o servicios sólo perviven hoy en los rótulos de las calles de Ciutat Vella y algún otro distrito. Muchos gremios alcanzaron su máximo esplendor en la Valencia del siglo XVI, como el de Abaixadors (denominación antigua) o Tundidores (vía citada así desde 1848), que se dedicaban a tundir o cortar e igualar con tijera el pelo de los paños, según recuerda la obra 'Las calles de Valencia y sus pedanías. El significado de sus nombres', de Rafael Gil Salinas y Carmen Palacios Albandea.

En 1447 se nombró la calle Adreçadors, que en 1899 absorbió la de Torno de San Gregorio. Estos obreros se dedicaban a aderezar las telas que lo requerían, como los terciopelos. Con una esponja le daban un baño de agua cocida con cola, goma y linaza.

En el siglo XVI se cita la calle Assaonadors, también Zurradores, quienes zurraban las pieles, curtiéndolas y adobándolas para quitarles el pelo.

La calle Teneries (o Adoveria), con forma de T, hace referencia a las curtidurías de pieles. Su gremio se dividía en varias especialidades ya en el siglo XIV y que han dado nombres, algunos casi sinónimos en castellano, a varias calles: Blanqueries, Aluders, Corretgeria (correas, cintas y sillas de montar), Adobería.

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Cueros y telas son los productos que dan nombre a más calles. Estamenyeria Vella hace referencia a la estameña, un tejido de lana, sencillo y ordinario, que tiene la urdimbre y la trama de estambre. La vía se cita en 1642 y antes tuvo otros nombres, como Çabateria Vella en 1383 y Abaixadors (tundidores) en 1527.

Del 1555 data el rótulo Aladrers, los artesanos de la madera dedicados a hacer arados y que pertenecieron al gremio de Carpinteros hasta 1643.

La calle Roteros ya viene citada en una sentencia de Jaume I en 1261. Existen diferentes versiones sobre el origen del nombre. Una es la corrupción de la palabra troteros (un antedecente de los carteros) y otra habla de 'rotes' como unas tierras bajas entre el lienzo occidental de la muralla y el río, junto a las Torres de Serranos. La calle también se llamó en los siglos XVI y XVII Carniçeries de Roteros, aunque el gremio de carniceros tuvo casa y calle propias citadas a mediados del s. XVII.

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La cofradía de Sogueros (fabricaban sogas o cuerdas, como las que donaban para las campanas) ocupó diferentes espacios entre los siglos XIV y XVII. La actual calle es una de sus últimas ubicaciones y en 1859 fue prolongada al absorber la del Pou.

Pero son muchas otras las calles de Valencia que recuerdan artes, oficios y productos, y un barrio entero, Velluters, que recuerda la gloriosa industria de la seda valenciana. También son famosas otras vías: Ballesters, Borseria, Carnissers, Cadirers, Caixers, Calderers, Carabasses (por el recipiente usado para el tabaco que se esnifaba), Cerrajeros, Cobert de Brodadors, Corredors, plaça de l'Espart, Llibrers, Peixcateria y (en el Cabanyal) Peixcadors, Sabaters y la antigua 'Sabateria de los Giquets', Saboneria, Sombrereria o Teixidors, entre otras.

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Regreso al pasado

Curiosamente, tras siglos de agrupamiento gremial, se produjo una progresiva desconcentración. Muchas tiendas se trasladaron, o abrieron sucursales, en los primeros centros comerciales valencianos en los años 80. Pero hoy en día, en pleno siglo XXI, los comercios vuelven a agruparse en busca de apoyos.

«Con más concentración de oferta, se multiplica el atractivo», según argumenta Julia Martínez, gerente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, que congrega sobre todo a establecimientos de Ciutat Vella y l'Eixample. Las tiendas consideran que si alguien busca por ejemplo unas sandalias y no las encuentra en una zapatería, las hallará en la de al lado, en la misma calle. Así, el pequeño comercio se une contra la competencia de los centros comerciales, 'compartiendo' potenciales compradores.

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En la calle Don Juan de Austria el cliente puede elegir entre varias zapaterías. La calle en Sanz es la de las novias. La de las cestas es Músico Peydró. Hernán Cortés se especializa como comercio singular y de alto 'standing'. Mientras, la indumentaria valenciana se reagrupa alrededor de antiguas tiendas de Barón de Cárcer y el Pasaje Ripalda, cerca del Ayuntamiento. Félix Pizcueta destaca por sus servicios de salud, con ortopedistas y dentistas «que bajan de los pisos a pie de calle».

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