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Inés Herrero
Sábado, 21 de noviembre 2015, 21:57
La antigua fábrica de IBM en La Pobla de Vallbona (Valencia), perteneciente desde 2004 al grupo canadiense Celestica, tiene experiencia en reinventarse para adaptarse a los cambios del mercado y, en la actualidad, prepara su cuarta transición, básicamente para ir más allá de la fabricación de electrónica manufacturada para otras empresas y ofrecer a sus clientes la posibilidad de ocuparse también del diseño, siempre bajo la marca de terceros, en sectores como el aeroespacial o la electromedicina.
Esa nueva línea de negocio, más que inversiones en producción o equipos, requerirá incorporar a un mayor número de diseñadores y crecer en este ámbito, en el que cuenta con un equipo de 15 personas, de entre los cerca de 300 trabajadores que posee la factoría desde el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que, en 2009, redujo su plantilla a la mitad tras la pérdida de carga de trabajo en automoción y energía fotovoltaica y la marcha definitiva de IBM a Europa del Este.
En declaraciones a LAS PROVINCIAS, el director general de la instalación, Juan Antonio Ros, señala que ahora trabajan en «migrar hacia un modelo más parecido al del automóvil, en el que el cliente ofrece una especificación de producto fuerte» y el proveedor, a partir de esas indicaciones, se encarga tanto del diseño como de la fabricación de la pieza, algo todavía inusual en el sector de la electrónica.
Y el objetivo no es otro que aportar mayor valor al producto y, de ese modo, huir de la competencia únicamente por precio e incorporar a su cartera de clientes a empresas de menor tamaño, incluso start ups.
Más del 90% de su facturación corresponde al exterior, sobre todo a Francia, Reino Unido, EE UU y, en menor medida, a España, donde espera crecer gracias al diseño.
Según Ros, la clave para diferenciarse de competidores en sectores como la defensa o el aeroespacial, especialmente de aquellos con buen nivel tecnológico y costes laborales inferiores como Tailandia o Malasia, es el nivel de servicio que se ofrece al cliente y eso abarca desde ocuparse del diseño del producto, que sería el punto más alto, hasta cuestiones logísticas como el mantenimiento de sistemas de inventario, trabajar con la obsolescencia de las piezas y buscarles reemplazo, hacer estudios de fiabilidad y prestar servicios de reparación fuera del periodo de garantía o de reducción de costes mediante alternativas con piezas más económicas.
Y para poder hacerlo, Ros considera vital contar con un equipo humano potente, que facilite la tarea de acertar en las decisiones estratégicas de la factoría valenciana, con un nivel de titulados superiores cercano al 80% y expertos en ingeniería, logística y compras.
Con una filosofía basada en saber adaptarse rápidamente a las cambiantes necesidades del mercado, lo que incluye saber escuchar a los clientes y «no aferrarse» a la fabricación de determinados productos, la instalación de La Pobla de Vallbona afronta su cuarta transición relevante, en esta ocasión para adentrarse en el mundo del diseño.
El primer gran cambio se produjo en 1995, a raíz de la adquisición por parte de MSL, y la clave del éxito fue no limitarse a fabricar lo previsto en el contrato de suministro con IBM -para la que realizaba ensamblaje y configuración de sistemas con poco contenido manufacturero- , sino optar por desarrollar nuevos procesos de fabricación de electrónica básica y buscar clientes alternativos, lo que les salvó del triste final que tuvieron otras plantas europeas vendidas por IBM cuando ésta las abandonó definitivamente.
La planta se convirtió entonces en una empresa manufacturera, que pasó de un solo cliente a cerca de una veintena, ninguno IBM, y cambió incluso de sector, hasta dedicarse en la actualidad a fabricar electrónica manufacturada, principalmente para defensa y contenido aeroespacial y también de electromedicina y electrónica industrial.
Fue a principios de los años 2000, en su segunda transición, cuando pasó a clientes más industriales, menos próximos al consumo y tambiénmenos sensibles al precio. Y en 2009 llegó su tercera migración, con el fuerte ERE que achaca al abandono de sectores como la automoción, por caída de volúmenes, y energía solar, por pérdida de subvenciones.
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