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Á. MOHORTE
VALENCIA.
Miércoles, 5 de septiembre 2018, 01:03
El consejo de administración de la Sociedad General de Aguas de Barcelona, matriz del grupo Agbar, decidió ayer fijar de nuevo su sede social en Barcelona, porque considera que en la actualidad hay «estabilidad económica». Esta es la primera gran empresa que retorna su sede a Cataluña tras el desafío soberanista, pero sus conclusiones no parecen ser compartidas por otras de las corporaciones que optaron por marchar para «preservar los ahorros de los clientes y accionistas».
Éste es el caso, de dos de las principales entidades financieras españolas y que optaron por trasladarse a Valencia y Alicante: Caixabank y Sabadell, respectivamente. Desde la primera se confirma a este periódico que no hay intención ahora de volver y se remite a las últimas declaraciones realizadas por el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, en la presentación de resultados del segundo trimestre del año en julio.
En esta cita ratificó su compromiso de permanencia en Valencia, a la que decidió trasladarse la entidad de origen barcelonés a los cinco días del referéndum ilegal. A finales de octubre del año pasado, en su primera intervención pública tras el traslado, Gortázar aclaró que esta decisión del consejo de administración «no va a ser temporal». Porque si así lo hubiera querido la dirección del banco «ya lo habría dicho en su momento».
El anuncio de Agbar coincidió con la intervención del consejero delegado de Banco Sabadell, Jaume Guardiola, ante la Comisión de investigación del Congreso de los Diputados relativa a la crisis financiera de España y el programa de asistencia. El primer ejecutivo de la entidad defendió que el traslado de la sede social de la entidad financiera de Cataluña a Alicante el pasado octubre «frenó la salida de depósitos» de los clientes.
En todo caso, no se plantean dejar Alicante, una plaza que se eligió el 5 de octubre como destino para la nueva sede social debido a que allí el banco tenía un «gran centro» corporativo y contaban con una «gran penetración», fruto de su incorporación de la CAM.
Otras grandes compañías también se unieron desde primera hora a esta hégira hacia Valencia. Éste fue el caso de Idilia Foods, la fabricante de Cola Cao, Nocilla, Paladín y Okey; además de la empresa de mensajería MRW, Banco Mediolanum, la filial española de Neumáticos Pirelli o Plasgom.
En el caso de Agbar, la empresa gestora del tratamiento y suministro de aguas potables con mayor implantación en Cataluña, la decisión se tomó el 7 de octubre y significó irse a Madrid. En su caso advirtió que era una medida de carácter temporal, con el objetivo de preservar la seguridad jurídica de los inversores y la protección de los intereses de sus trabajadores, clientes y proveedores.
Agbar recordó ayer que es accionista de diversas operadoras del ciclo integral del agua en Cataluña que durante este periodo han mantenido su sede social en la comunidad. Según la compañía, el cambio de domicilio social no ha tenido afectación alguna al servicio que prestan a sus clientes ni ha afectado a las inversiones planificadas, que se ejecuta en los plazos previstos.
La compañía, que es una filial de la francesa Suez Environnement, ya manifestó que el traslado de su sede social a Madrid era «un movimiento doloroso, pero necesario» y que adoptó esta decisión ante la existencia de «una presión muy fuerte» de los mercados financieros. Agbar se convierte así en la primera gran empresa que vuelve a fijar su sede social en Cataluña, tras el traslado de sedes sociales que se produjo por la inestabilidad política de los últimos meses.
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