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Redacción
Viernes, 1 de diciembre 2017, 02:42
La Agenda Valenciana Antidespoblament (Avant) que presentó hace unos meses la Generalitat Valenciana aborda por primera vez desde la administración autonómica el problema de la despoblación rural en los pueblos del interior, en una comunidad donde hay casi un centenar de municipios en riesgo de desaparición.
Para dar a conocer mejor el problema y concienciar al resto de la ciudadanía del alcance, se reunieron ayer en LAS PROVINCIAS el director general de Administración Local, Antoni Such, el gerente de la Fundación de Turismo de Montanejos, David Vizcaino y el director del Instituto de Desarrollo Local y profesor de la Universitat de València, Joan Noguera, que aclararon muchos aspectos en un coloquio que estuvo moderado por la periodista Salud Pedrós.
Antoni Such comenzó señalando que el problema de la despoblación se focaliza, casi exclusivamente, en las zonas de interior de la Comunitat. «Desde la Generalitat hemos valorado el riesgo en muy alto y alto y tenemos 95 municipios que están en esa situación. Hemos iniciado acciones para localizar el problema y establecer políticas que puedan frenar ese despoblamiento», dijo. «Hay multitud de carencias pero no todas las necesidades son las mismas. En Alicante el problema es menor porque está muy localizado en pocas zonas y no hay problemas de paro, como ocurre en el interior de Castellón, que es la provincia más afectada. El problema en Alicante es de transporte urbano. Analizamos la situación en función de las necesidades reales de cada caso». «Para eso hemos incorporado una partida de dinero para solucionar la brecha digital porque si en los pueblos no hay internet, los niños no quieren ir. También estudiamos hacer líneas de autobús a la carta. El programa Avant es la primera iniciativa que desde la Generalitat se adopta para abordar el problema», dijo Such.
Joan Noguera hizo un repaso histórico de cómo ha evolucionado este tema que comenzó a principios del siglo XX y se concentró en ámbitos territoriales de las montañas de la Comunitat. «Los censos de población son de 1910 y desde ese año puede observarse como comienza el despoblamiento a partir de que los procesos de mecanización de la agricultura dejan al mundo rural en una situación distinta. En los años 60 se produce un desplazamiento generalizado de habitantes de los pueblos a las ciudades que hemos sido incapaces de revertir. Nunca se ha dado una respuesta coherente y conjunta y carecemos de casos de éxito en los pocos intentos habidos», señaló Noguera.
Antoni Such. Director General de Administración Local
«Pero el mundo rural es muy extenso como concepto, porque la franja rural urbana que hay en torno a una gran población es un territorio en ebullición y nada tiene que ver con otro tipo de territorios que antes de los 60 estuvieron bien distribuidos y ahora se han roto». «En los años 70 hubo una corriente de la Unión Europea con programas dirigidos a evitar la pérdida de actividad económica en zonas despobladas. No tuvo mucho éxito hasta que a principios de los 90 se implantaron unos programas que aportaban dos novedades clave: la generación de una estrategia con la creación de un espacio de gobierno público-privado y el trabajo en red con otros territorios rurales para generar una dinamización». «Se puso una buena piedra en el buen sentido pero se tropieza con los problemas de coordinación para ofrecer los servicios de sanidad y educación que van desapareciendo», afirmó.
David Vizcaíno. Gerente de la Fundación de Turismo de Montanejos
«Y llegamos al momento actual en el que pese a los impulsos de la Unión Europea se ha roto la trayectoria y estamos en peor situación de lo que debería, con el problema de los servicios básicos en la base del despoblamiento. Todas la iniciativas de la Generalitat Valenciana van a ser bienvenidas.
David Vizcaíno se centró en el terreno práctico del caso de Montanejos, donde él trabaja. «Un municipio que en 1918 contaba con 1.800 habitantes y que actualmente tiene 200 pero con una oferta turística y hostelera muy consolidada». «Contrastes que se dan también en la población, porque hace unos días me reuní con los profesores del colegio y me dijeron que hay niños que no han visto el mar ni saben lo que son unas escaleras mecánicas». «Para mí es importante tener un conocimiento real del territorio para enmarcar correctamente las iniciativas turísticas. La fundación de Montanejos tiene tres patronos con un modelo público-privado y una dotación anula de 120.000 euros. Montanejos ahora no pierde población y tiene una oferta temporal de puestos de trabajo que incluso quedan vacantes, cosa que no ocurre en Montan que está a sólo cinco kilómetros», comentó Vizcaíno.
«Yo soy partidario de ofrecer un producto turístico conociendo la identidad del lugar. Hemos hecho un museo de etnología y de arqueología y no lanzamos ninguna iniciativa sin que la población local participe para que el producto tenga identidad y perdure en el tiempo. Optamos por un turismo el que la población también disfrute y queremos generar un sentimiento de propiedad del pueblo sobre su patrimonio. Esto es importante a la hora de competir con municipios como Morella o Benassal . Y esperamos que en el plazo de dos años podamos dar el salto a la comarca y articular actividades con otros pueblos que hace cosas en esta dirección. Pero articular un plan comarcal es un salto complejo y que exige recursos».
Joan Noguera. Profesor y director del Instituto de Desarrollo Local
Such remarcó que el trabajo de los ayuntamientos de esas localidades por la supervivencia «es heroico». «Desde la Generalitat lo reconocemos y lo apoyamos, pero lo cierto es que nunca hasta ahora se había puesto en marcha ninguna iniciativa para atajar un problema, que tiene dos vías. Primero detectar la realidad de esos municipios de muy alto riesgo de desaparición, que son 43, y de alto riesgo, que son 59. Y segundo, hacer un programa específico en el que la discriminación positiva es necesaria. Viendo un mapa de la Comunitat se ve que la zona interior de Castellón es la que concentra el mayor despoblamiento. Un primer paso que hemos dado es no eliminar ninguna unidad escolar en ningún pueblo sin exigir un mínimo de niños. También vamos a hacer una propuesta de modificación fiscal para estos 45.000 habitantes de las zona despobladas. No se puede exigir lo mismo para montar una granja de cerdos en Torrent que en Montan. Nos hemos encontrado con casos insólitos como el de la ambulancia que llevaba a los enfermos del Rincón de Ademuz al hospital de Teruel, que paraba en una gasolinera en el límite provincial para cambiar al enfermo a otra ambulancia de esa provincia», aseveró.
«La agenda Avant de la Generalitat pretende que sea atractivo vivir en un pueblo para que la gente no se vaya. Porque se puede tener una gran calidad de vida en un pueblo si tienes buenos servicios. También es un tema cultural y de concienciación porque es un hecho de que los funcionarios que tienen que elegir destino huyen de los pueblos pequeños. Nuestro objetivo es que sean atractivos».
Noguera remarcó que el problema de que no haya acceso a internet es muy importante porque algunas empresas busca ahora localizaciones más gratas pero hace falta que puedan tener nivel tecnológico. Hubo ejemplos de grandes empresas que se quedaron en sus pueblos de origen como Caroche o Marie Claire, pero es algo que ya no ocurre. Que llegue la fibra óptica es complejo por los costes de la instalación. Valencia tiene una densidad de población de 6.000 habitantes por kilómetro cuadrado frente a los 10 que tienen las comarcas del Alto Mijares, zonas que se conocen como la Laponia valenciana», dijo Noguera.
Such coincidió en que la instalación de internet es básica para evitar la despoblación. «Tenemos una parida de tres millones de euros para trabajar en el tema de la brecha digital».
Noguera opinó que tecnológicamente es un problema que tiene solución y las zonas no cubiertas por la fibra «se pueden cubrir con otros sistemas pero el problema es que supone inversión».
En otro sentido, subrayó que para reactivar la economía de los espacios rurales «es fundamental definir el modelo». «No es suficiente la idea de los jardineros del monte, no se puede funcionar sólo a base de políticas públicas; es necesario hacer otras cosas además de una valorización de los recursos. La agricultura sirve para organizar el territorio y evitar, por ejemplo, incendios que saltan de monte en monte sin que nada los pare».
Such aludió a las empresas de distribución que se instalaron alrededor de las urbes y se fueron más lejos tras vender sus solares, por lo que se amplió mucho el círculo de los polígonos industriales ocupando un espacio que antes era rural y ahora es comercial. «Este fenómeno, en casos como el polígono de El Rebollar, han llevado trabajo a esas zonas. El otro problema es el mantenimiento de la masa forestal en el monte, un espacio ecológico fundamental, algo que no se ha hecho de forma adecuada», afirmó Such.
David Vizcaíno señaló que en Montanejos sufren incendios todos los años pero muchos montes son privados y hay que limpiarlos en invierno para la época estival. Pero lo importante es que quien viva allí note que la vida va a mejorar, en caso contrario no se va a quedar. Cuando hablamos de igualdad de oportunidades no pensamos que para nosotros ha sido un éxito abrir en Montanejos un módulo de cocina; al igual que un aula formativa para que la gente conozca los programas de ordenador, ya que no sirve de mucho tener internet sin saber explotar sus posibilidades. Todas las poblaciones quieren optar al turismo pero hay que trabajar en promoción y marketing porque cualquier pueblo que tenga un atractivo no va a tener turismo de forma automática, se trata de un proceso más complejo. Tenemos que estudiar el territorio y la presencia de técnicos cualificados es fundamental en estas zonas donde la mujer vive una grave situación de invisibilidad. Por eso es básica la intervención de un técnico en igualdad de género.
Such aportó, en este sentido, que la mayoría de las iniciativas en territorio despoblados son de mujeres que quieren mantener su arraigo familiar en el territorio.
Vizcaíno añadió que esta iniciativas de las mujeres son siempre muy válidas porque su objetivo no es repoblar, es que no se pierda el pueblo.
Noguera argumentó que todo se articula alrededor de dos elementos: que el mundo rural se empodere diseñando su futuro a través de estrategias específicas. Y que el municipio es necesario pero insuficiente para ordenar el mundo rural.
En esta sentido, Such coincide en que hay que optar por la mancomunidades, que pueden prestar servicios a a varios pueblos creando equipos de técnicos que cubren la necesidades específicas, ya que el ámbito municipal es demasiado reducido para poder ofrecer servicios de calidad. La forma de evitar que desaparezcan los pueblos más pequeños es una política colaborativa. Necesitamos acciones en el programa Avant con casos concretos en los municipios de interior. Los libros blancos son ya historia, se necesitan actuaciones, por esos el tema del transporte a la carta es importante».
David Vizcaíno se mostró optimista y positivo y señaló que es importante que la identidad de los pueblos se traslade al visitante. «En dos años de trabajo en Montanejos ha habido resultados que me hacen ser muy positivo, porque los restaurantes estás llenos, la feria del queso es capaz de atraer a 10.000 personas y la actividad laboral no decae. Valorar el patrimonio es una estrategia que da resultados a largo plazo pero también es una oportunidad para desarrollar proyectos muy interesantes».
Joan Noguera opinó también que el mundo rural «tiene futuro pero está por definir». «Una definición que tiene que llegar de la mano de la administración local, básicamente, con el apoyo de la administración autonómica y con iniciativas como las del programa Avant». Insistió en que las «mancomunidades son fundamentales «como espacios de gestión para obtener resultados positivos». «En 2050 habrá una economía rural más definida y clara aunque surjan nuevos problemas. Hay que contar con los ciudadanos europeos que viven en esos municipios y aportan mucha riqueza. Se puede ser optimista si hay voluntad de empoderamiento de las sociedades locales».
Antoni Such concluyó que la Generalitat está poniendo en marcha una estrategia para abordar el problema. «Había que hacer un esfuerzo para frenar el despoblamiento y hay un compromiso del gobierno valenciano a través de acciones reales. Pido la colaboración tanto del ámbito universitario como de los técnicos que están trabajando en el territorio y agradezco a los medios de comunicación su trabajo que permite que se visibilice el problema», concluyó.
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