El kilolitro, la unidad de medida de Juan Roig para medir el éxito de Mercadona

Mercadona, que este martes presenta sus resultados de 2018, no sólo es una gran empresa con un modelo propio de éxito, sino que también tiene su propia ley de pesos y medidas. Aunque los clientes cargan sus carros de la compra en parámetros convencionales de gramos, kilos y litros, la empresa mide el volumen de sus ventas en una escala creada por ella misma.

Se trata de los kilo-litros, un parámetro que facilita conocer cuánta cantidad de producto se vende en Mercadona, independientemente del estado en el que se encuentre según las leyes de la física: ya sea sólido, líquido o gaseoso.

El dato no es baladí, ya que permite observar la evolución de las ventas a través de un aspecto complementario a los ingresos económicos. La razón está en que, por ejemplo, una política de reducción de precios puede no dar una imagen real de la demanda que satisface la empresa, lo mismo que la inclinación de los clientes por productos de mayor precio en un periodo de mejora económica. O ,sea que el negocio puede haber crecido más de los que muestra simplemente la caja.

Por dar un ejemplo de su evolución, en 2014 los kilo-litros vendidos por la empresa de Juan Roig se situaron en 10.103, aumentando en un año un 5% hasta los 10.649; por contra, la facturación creció ese ejercicio un 3%, escalando de 20.161 millones de euros hasta los 20.831. Al año siguiente, la evolución de ambos fue en paralelo, cerrando 2016 con un alza del 4% en los dos casos.

Por contra, 2017 dejó un aumento de las unidades de venta que fue de un 5%, hasta los 11.586 kilo-litros, mientras que la facturación se elevó un 6% hasta los 22.915 millones. La mejora económica y la compra por parte de los clientes de productos con un mayo valor explica esta evolución, completando la perspectiva a la hora de analizar las cuentas de Mercadona.