Air Nostrum, de los aviones al AVE: diversificar para evitar disgustos

Carlos Bertomeu (Valencia, 1963), presidente y máximo accionista de Air Nostrum, sobrevivió a la última crisis tras superar su particular 'máster en agonías', del que salió con una lección grabada a fuego: «no poner todos los huevos en la misma cesta».

Licenciado en Ciencias Económicas por la Universitat de València y MBA por el Instituto de Empresa como número uno de su promoción, dirige la aerolínea de la familia Serratosa desde su fundación en 1994 y, dos décadas después, invirtió todo su patrimonio para dar el salto de directivo a presidente y máximo accionista, respaldado por los fundadores del IVI, Antonio Pellicer y José Remohí.

Encargado de buscarle comprador, Bertomeu recibió a «fondos con muchos nombres de pájaro... y ninguno era bonito», y al comprobar que pretendían hacerse con la aerolínea para proceder a su despiece, decidió plantear su propia oferta al Grupo Nefinsa para tomar las riendas de la compañía.

Con la obsesión de diversificar riesgos tanto geográficos como sectoriales para que la próxima crisis les pille mejor preparados para afrontar las turbulencias, Air Nostrum remontó el vuelo y se lanzó a la conquista de otros negocios como el mantenimiento de aviones, la extinción de incendios o los trenes de alta velocidad.

La aerolínea, diseñada a la medida de Iberia, cumplió 25 años decidida a convertirse en un conjunto de empresas diversificado funcional y geográficamente, capaz de anticiparse a las necesidades del mercado y salir airosa del actual proceso de consolidación de la aviación comercial europea. Es por eso que ILAI, la sociedad inversora de Bertomeu y sus socios, realizó una compleja reestructuración societaria hace meses para liderar la fusión con la irlandesa CityJet, que dio lugar a la primera aerolínea regional europea.

Su esqueleto como grupo de servicios aeronáuticos incluye un área de gestión con siete empresas de mantenimiento, servicios centrales, formación o comercialización, y otra operativa, que alberga a Air Nostrum y otras aerolíneas en las que participa, así como a sus sociedades para el negocio de los trenes (Ilsa), la extinción de incendios forestales (Plysa) y otros trabajos áereos como la fumigación (TAC).