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sandra paniagua
Sábado, 13 de junio 2020, 00:45
Este pasado jueves 11 de junio se conmemoró el Día Mundial del Cáncer de Próstata, una enfermedad que, según se estima, este año afectará a 35.126 nuevos casos entre los españoles. Con el fin de visibilizar este tipo de cáncer que afecta a los hombres, LAS PROVINCIAS, en colaboración con IMED Hospitales, organizó un 'Encuentro online Día Mundial del Cáncer de Próstata' en el que médicos y especialistas de esta afección trataron temas como la importancia del diagnóstico precoz, que los hombres se realicen las pruebas de cribado para su pronta detección, los diferentes tratamientos existentes y la importancia del acompañamiento psicológico del enfermo. Entre los ponentes estuvieron el doctor Antonio Benedicto Redón, jefe de Servicio equipo Benedicto - Urología IMED; y Fátima Castaño, psicooncóloga, directora en Quálita psicología.
El cáncer de próstata es el tipo de cáncer más frecuente entre los varones. Se sitúa en primer lugar en incidencia y en tercer lugar en mortalidad. Según datos del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), el de próstata es tercero en incidencia, número de nuevos casos, en España si tenemos en cuenta ambos sexos. De hecho, solo en el año 2018 fueron diagnosticadas más de 1.200.000 personas a escala global. En España, ese mismo año, fallecieron 5.841 hombres a causa de esta enfermedad.
Los datos que maneja la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) indican que nuestro país ha pasado de una incidencia estimada estandarizada de 28,01/100.000 en 1993 a 70,22/100.000 en 2010. Según los datos de 2018 se estimaron 31.728 nuevos casos diagnosticados, con 139 casos por cada 100.000 hombres.
A pesar de estas cifras, los expertos señalaron que están dentro de las estadísticas de incidencia en referencia con los países desarrollados. Además, indicaron que las posibilidades de curación ascienden casi al 100% si es identificado en las primeras fases de la enfermedad y es tratado por un equipo de médicos expertos. Por ello, la importancia de la detección precoz. Además, dado que es un tipo de enfermedad generalmente asintomática en los estadios iniciales, es casi imprescindible realizar a partir de la edad considerada de riesgo las pruebas de diagnóstico precoz. Diferentes datos estiman que uno de cada seis varones desarrollará cáncer de próstata a lo largo de su vida.
«Los pacientes con antecedentes han de controlarse a partir de los 40 años» | «Los tratamientos no invasivos mejoran la calidad. No es solo curar, sino cuidar»
«Se necesita toda la información para adaptarse a las circunstancias» | «Se deben trabajar todas las esferas de la vida, miedos, ansiedad...»
«Se comprueba un aumento en la incidencia a partir de los años 80, cuando se generalizó la realización de los PSA, prueba de sangre para detectar el antígeno prostático específico, pero las cifras están a la par con las de los países desarrollados. Este tipo de cáncer es que el más frecuentemente se diagnostica a nivel europeo en varones», señaló el doctor Antonio Benedicto, quien explicó que «es cierto que puede ser letal en algunos casos, pero es favorable siempre que se diagnostique de forma precoz. En países desarrollados tiene una alta prevalencia condicionado por la alta esperanza de vida». Por su parte, Fátima Castaño apuntaba que se habla «poco de esta enfermedad si la comparamos con toda la literatura y conocimiento que la sociedad tiene del cáncer de mama y, sin embargo, el volumen de casos es similar. Considero que es importante sensibilizar a la población sobre esta enfermedad y tratarla con normalidad. De esta forma los pacientes se ven más arropados y entendidos».
Ambos ponentes coincidieron en señalar que, tal vez por cultura, las enfermedades masculinas están más silenciadas. «Los profesionales tenemos la responsabilidad de normalizarlo. Debemos sensibilizar a la población para que los hombres vayan a las revisiones al igual que van las mujeres cuando superan la edad de riesgo. Del mismo modo, debemos animar a los pacientes a que utilicen todos los recursos que el sistema sanitario tiene a su disposición».
En cuanto al diagnóstico, el doctor Benedicto explicó que «lo primero que tenemos claro con este tumor es que no da síntomas. Por ello es muy interesante el hecho de realizar un diagnóstico precoz. Esta detección se basa en dos pilares, el primero y más importante es la exploración física a través de un tacto rectal (DRE); el segundo es la prueba de PSA, pero que salga un PSA elevado no significa que exista un cáncer de próstata, ya que, por ejemplo, una infección puede elevarlo».
A partir de los 45 años es cuando hay que realizar las pruebas de diagnóstico. De hecho, las cifras señalan que más del 75% de los casos se diagnostican en mayores de 65 años.
«Lo que sí parece claro es que los varones con antecedentes familiares de cáncer de próstata deben controlarse a partir de los 40 años, al igual que las personas de raza negra, ya que está demostrado que tienen mayor riesgo de desarrollar cánceres agresivos. A partir de esta primera revisión se pautan la periodicidad de las mismas. Sin embargo, la edad para aquellas personas caucásicas que no tengan antecedentes se sitúan entre los 40-45 años». En cuanto al diagnóstico de la misma, la especialista en Psicooncología argumentó que es importante «el aspecto emocional desde el mismo momento en que se realizan las pruebas. Existe desconocimiento en cuanto a los procesos que se siguen para realizar las pruebas y en que consisten exactamente. Debemos acompañarles en los momentos iniciales de la búsqueda de la enfermedad, dotarlos de toda la información necesaria para eliminar la incertidumbre y el desconocimiento de la enfermedad. Esa información le da a los hombres la sensación de control, la confianza necesaria para que se realicen las pruebas de prevención».
A nivel clínico, el doctor Antonio Benedicto apuntó que «el tratamiento de este cáncer no está exento de consecuencias. Por ello, hoy en día se trata de forma personalizada para cada uno de los pacientes, como un traje a medida, en función de su situación clínica. Siendo la misma patología el enfoque es distinto en cada uno de los pacientes. Todo ello lo marca el diagnóstico precoz. Si se detecta pronto hay más alternativas terapéuticas y tiempo para tomar las mejores decisiones curativas. Hoy en día el aporte es mucho más, no solo consiste en curar sino en cuidar».
Tras analizar todos los estudios realizados, los expertos entienden que no existen riesgos exógenos significativos de sufrir la enfermedad. Sin embargo, señalan que la obesidad, las dietas ricas en grasas, el hábito de fumar, el contacto con metales pesados, la escasa exposición al sol o una vida sedentaria pueden influir.
En cuanto a los tratamientos, el doctor Benedicto señaló que «cada vez las técnicas son menos invasivas. El tratamiento del tumor localizado es la cirugía. Desde hace 20 años se utiliza la cirugía laparoscopia y en la última década se ha dado un paso más que es la cirugía robótica. «Por ejemplo, la Unidad de Cirugía Robótica de IMED Hospitales cuenta con un robot quirúrgico da Vinci Xi y esto es un paso más. Estos tratamientos consiguen ser muy cuidadosos a nivel de conservar la funcionalidad del paciente, es decir para evitar la incontinencia y que los pacientes puedan mantener la erección. A parte de la cirugía se intentan terapias focales, utilizar distintas fuentes de energía en el cáncer para disminuir las consecuencias funcionales. La radioterapia en todas sus formas ha mejorado su técnica, tienen una menor toxicidad a nivel estructuras vecinas y están más dirigidos al tumor. La cirugía ha conseguido mejorar el pronóstico funcional de los pacientes. Cuanto más cuidadoso eres con las estructuras que rodean a la próstata, se consigue una mejor recuperación y calidad de vida. A nivel tratamientos sistémicos, la verdad es que ha habido una revolución con la aparición de nuevos agentes terapéuticos».
En cuanto a la parte anímica, Fátima Castaño explicaba que «tanto antes de la intervención como después se necesita información para adaptarse a las nuevas circunstancias, para tomar las mejores decisiones. Hay que valorar las necesidades de cada paciente. La calidad de vida es subjetiva por lo que la comunicación con el paciente es imprescindible. Se deben trabajar todas las esferas de su vida, trabajar los miedos, la ansiedad, la tristeza... hay que normalizar los sentimientos y animar a los pacientes a que pidan soporte».
Tanto Castaño como Benedicto hacían hincapié en la importancia de «romper los mitos al respecto de esta enfermedad, su diagnostico y su tratamiento. El paciente necesita tener toda la información a su alcance, cuanto más conocimiento tenga mejores decisiones se podrán tomar». Por ello, ambos doctores animaban a que los pacientes y sus familias busquen una segunda opinión al respecto del diagnóstico y el tratamiento. «Recomiendo la investigación en las web de referencia que hay en Internet. Por ejemplo, la de las asociaciones científicas como la Asociación Española de Urología o la Asociación Europea de Urología que tiene un espacio de atención a pacientes y donde la información es interactiva», señalaba Antonio Benedicto, a lo que Fátima Castaño añadía «la Sociedad Española de Oncología Médica o la de la Asociación Española Contra el Cáncer que también trata el manejo emocional y en la que hay información descargable. O incluso diferentes asociaciones de pacientes en las que se puede encontrar apoyo».
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