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A. C.
Sábado, 3 de abril 2021, 00:11
Valencia. Que Feria Valencia no haya acogido ninguna feria en los últimos cinco meses no significa que no haya jugado un papel importante en la crisis del coronavirus. Los diferentes pabellones de la entidad han servido para todo tipo de servicios y se han erigido como escenario de oposiciones y hasta almacén sanitario y de fallas.
A pocos días de ser decretado el primer estado de alarma, los monumentos falleros ya fueron trasladados a sus instalaciones y un año después aún permanecen allí. Desde casi el inicio de la pandemia parte de sus pabellones también se utilizan como almacén sanitario para tener remesas de guantes mascarillas y epis y ha llegado a albergar grandes cantidades de residuos sanitarios después de que las plantas de tratamiento se hayan visto desbordadas por un aumento exponencial de los mismos.
Sus instalaciones también han servido para realizar oposiciones para Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) y exámenes de la Junta Qualificadora de Coneixements de Valencià (JQCV) y han contado con miles de personas de forma simultánea. Además, el recinto se convirtió en colegio electoral para los comicios de Ecuador, lo volverá a ser en la segunda vuelta y hasta se han grabados anuncios publicitarios.
El problema es que esta actividad complementaria no ha podido suplir la tradicional de ferias y eventos y la facturación por las instalaciones, al ser utilizadas como un servicio público, apenas ha arrojado rentabilidad económica y se han abonado a precio coste.
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