España importa miel barata y deja tirada a la apicultura nacional

En España se vive una situación extremadamernte llamativa respecto a la miel y la apicultura. Todo el mundo se muestra partidario de consumir productos autóctonos, en este caso los de las colmenas propias, pero en 2022 se registraron cifras récord de importación de mieles baratas de países terceros, mientras que la producción nacional no encuentra salida comercial y rebosa en los almacenes, porque las firmas industriales que dominan la cadena de distribución la mantienen bloqueada.

La estrategia parece clara: forzar que los precios vayan más a la baja, cuando ya están prácticamente hundidos, lo que ha movilizado a los productores, que multiplican sus protestas ante la Administración, cansados de tanto abandono oficial y, también, de la incoherencia que suele mostrar la sociedad en general frente a sus productos. Todos aseguran que quieren defender a las abejas y que prefieren la calidad de las mieles españolas, pero a la hora de la verdad compran y consumen lo más barato que se les ofrece en los lineales de los supermercados. Si no fuera así, las cosas discurrirían de otra manera y los industriales no tendrían paralizada la cosecha española; la miel 'low cost' de fuera no tendría los cauces que disfruta en la actualidad.

Las organizaciones agrarias vienen denunciando que España se ha convertido en el sumidero europeo de la miel barata de todas partes, lo que deja sin salida a la apicultura nacional. Sin vender la producción, los apicultores no podrán seguir, cundirá el abandono y esto se traducirá en pérdidas en varios frentes: menos empleo, menos suministro de productos apícolas de calidad y menos biodiversidad, cuando tan en boga están las cuestiones medioambientales.

Representantes de los sectores apícolas despliegan estos días un calendario de protestas ante organismos públicos de las autonomías con mayor relevancia productora, como es el caso de la Comunitat Valenciana. Reclaman un paquete de medidas de apoyo que vaya en dos direcciones: ayudas urgentes para sacarles del atolladero y planes que permitan revalorizar la producción española y marcar ante los consumidores la diferencia frente los artículos 'low cost' que llegan de fuera.

Denuncian los apicultores que la industria se abastece de miel barata de países terceros «que se triangula a través de países europeos», hundiendo los precios de la producción española, que están en «niveles por debajo de los costes de producción», lo que en teoría prohíbe la ley. Al mismo tiempo, el Ministerio de Agricultura les ha dejado fuera de las ayudas directas por el el impacto de la guerra de Ucrania y de los 20 céntimos de descuento en el gasóleo profesional, cuando el consumo de combustible es alto en el caso de la mayoría de colmeneros, puesto que se dedican parte del año a la trashumancia, con largos transportes y traslados. Y todo ello en un año muy marcado por la sequía, lo que ha reducido la productividad a menos de la mitad.