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V. LLADRÓ
VALENCIA.
Lunes, 30 de septiembre 2024, 00:26
La nueva plaga del trips sudafricano (Scirtothrips aurantii) sigue extendiéndose con gran virulencia por la mayor parte de las zonas productoras de frutas y hortalizas, afectando a un creciente número de cultivos. Es tal la rapidez con la que evoluciona que los técnicos de la Administración se ven desbordados. Cuando dan cuenta de que el insecto se ha detectado ya en tal sitio, la realidad es que ya se ve en otros.
La lista de cultivos dañados no deja de crecer. Al principio se refería la gravedad en cítricos, por supuesto, como también en caquis y granados, pero ahora está colonizando además cultivos tropicales, como aguacates y litchis, y es capaz igualmente de penetrar en invernaderos para ensañarse con las producciones hortícolas protegidas en su interior.
Los pimientos van a ser de los productos que experimentarán a buen seguro alzas de precios por esta causa, puesto que el 'Scirtothrips' se enseñorea especialmente entre ellos: aparte de lastimar su delicada piel, frena su crecimiento y los frutos se quedan sensiblemente disminuidos, es decir, comercialmente inservibles.
La situación ha pillado a muchos con el pie cambiado y como consecuencia de ello se observan grandes silencios entre quienes deberían estar poniendo los puntos sobre las íes, así como se aprecia reiteración de presentaciones sobre datos repetidos, copiados e inútilmente divulgados sin añadir lo que los agricultores perjudicados y asustados quieren saber: si se cuenta con algo eficaz para frenar el problema o como mínimo se está trabajando en algo prometedor y se vislumbran posibilidades.
Frente a esa necesidad evidente, se repiten ideas sabidas y se teme salirse del guion preestablecido de reducir plaguicidas y fiarlo todo a medios de lucha biológica, lo que provoca serios encontronazos en este caso porque no hay ninguna herramienta biológica a la vista: sin depredadores, sin alternativa posible a la lucha química, y además con muy pocas sustancias permitidas, y ninguna de ellas eficaz al cien por cien.
Tal es la envergadura de la cuestión que la Conselleria de Agricultura ha acelerado la petición al ministerio de autorizaciones excepcionales de fitosanitarios que habían quedado fuera de la circulación o que no se pensaba en ellos, porque no hay opciones. Vicente Tejedo, secretario autonómico de Agricultura, ha anunciado que se solicita permiso para disponer del Spinosad 48, así como también se requiere autorización para usar nuevos acaricidas, ante la desaparición de materias activas. Y de repente hay tanta prisa que el Movento, que iba a desaparecer por decisión de Bayer, su fabricante, cuenta ahora con un año de gracia más tras pedirlo la conselleria y concederlo en pocos días el ministerio. Qué rapidez. Cuando las ganas aprietan...
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