La enésima modificación de los criterios utilizados en el cálculo la factura de la luz trae amargas sorpresas para las familias y, en especial, para las empresas. Los cambios introducidos por el Gobierno dirigidos desde la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia ( ... CNMC) y la Unión Europea pueden implicar subidas de hasta un tercio si no se modifican los hábitos tal y como se pretende.
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La reforma que entrará en vigor a partir del 1 de junio cambia las reglas de juego actuales. Se pagará más por la energía consumida y menos por la potencia contratada pero se deberá contar con uno de los tres períodos de energía y uno de los dos de potencia para las familias. En el caso de las empresas, los dos factores se elevan a seis, lo que representa un laberinto que para la mayoría de los valencianos aún es desconocido.
El nuevo recibo de los titulares de contratos regulados (la tarifa PVPC) quedará dividido en seis usos horarios con tres precios: valle (muy barato), llano y punta (muy caro). En concreto, saldrá más a cuenta consumir luz entre las 00.00 y las 08.00 horas de lunes a viernes, así como todo el fin de semana y festivos. Habrá otro periodo de precios moderados, que discurrirá entre las 08.00 y las 10.00 horas; entre las 14.00 y las 18.00 horas; y entre las 22.00 y las 24.00 horas. Y la parte del día en la que más caro saldrá el gasto energético discurrirá entre las 10.00 y las 14.00 y entre las 18.00 y las 22.00 horas.
Además de los seis nuevos tramos del día, la factura que arrancará en junio ofrecerá también la posibilidad de establecer dos tipos de potencia y no una como había hasta ahora. Habrá una más barata, entre las 00.00 y las 08.00 horas, y otra más moderada en el resto del día. ¿Objetivo? El mismo que con el consumo: tratar de que los hogares hagan un uso más intensivo de la luz más allá de sus horarios tradicionales. Según empresas valencianas especializadas en el sector como Linkener o Umeme, a no ser que se modifiquen los hábitos en gran medida la factura aumentará en torno a un 5% ya que gran parte de los tramos de mayor coste se sitúan en horas en los que es inevitable tener un consumo medio, como al terminar una jornada laboral regular y tras la cena.
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Hay que tener en cuenta que todos estos cambios conllevan numerosos requisitos y especificaciones técnicas. En primer lugar, no afecta a la mayoría de los consumidores, sino solo a los del mercado regulado, que representan un 40% del total. Para los más de 15 millones de usuarios con tarifa libre seguirán rigiéndose con los precios contratados con las eléctricas en sus 'pack'. Aunque desde el Ejecutivo aconsejan revisar las condiciones de las facturas para comprobar si sería más eficiente acogerse al PVPC, en su caso
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Si esta situación ya supondrá un incremento para las familias medias que no realicen modificaciones para las empresas será mucho mayor. Desde Linkener remarcan a este diario que la modificación para las empresas va un paso más allá ya que, con la base del sistema del consumidor, lo amplía de modo de cada firma tenga que decidir una entre seis opciones de energía y potencia. Eso sí, mientras que si una familia se pasa de la contratación simplemente le saltará el diferencial a cualquier empresa se le aplicará un importante recargo a modo de multa que pueden llevar a disparar la factura hasta un 30% o incluso algo más.
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Los expertos remarcan que la única alternativa para esquivar esta escalada de precios es una buena planificación. Diferentes sociedades tienen servicios para analizar la situación particular de cada firma, contratar las ofertas más adecuadas, adaptar el consumo a los tramos más adecuados o incluso instalar placas fotovoltaicas para los que tienen superficie que se pueden rentabilizar en unos pocos años. El problema es que estos servicios están al alcance de pocos y los especialistas vaticinan que las pymes con facturaciones irregulares y muchos menos medios se van a llevar la peor parte.
Los nuevos tramos horarios que fija el Gobierno con los que busca un consumo más eficiente no supondrán una bajada generalizada del recibo. «No se busca per se reducir el precio de la electricidad de forma inmediata», apuntan en Transición Ecológica, sino que se habilita «un diseño que de señales adecuadas e incentive los comportamientos del consumidor, pero no de un día para otro».
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Es decir, consideran que si un hogar mantiene los mismos usos de sus aparatos, pagará prácticamente lo mismo. Y solo aquellas familias que modifiquen sus hábitos (poner las lavadoras o lavavajillas por las noches o en fines de semana, por ejemplo) sí verán un reflejo minorado en sus facturas.
Desde el Ejecutivo aclaran que «en términos medios van a seguir pagando lo mismo». Pero al cambiar los periodos y las estructuras de los pejaes y cargos, los consumidores «tienen que reaccionar y probablemente algunos, en función de su perfil de consumo, lo consigan», indican. Así, si no modifican sus costumbres, pagan un poco más, y otros, los que las modifiquen, pagarán un poco menos.
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Este ahorro y, en caso contrario, recargo para familias y en especial para empresas busca fomentar a través de incentivos y penalizaciones el consumo eficiente y el autoconsumo. De esta forma, y siguiendo la esta de varios países europeos, se pretende que gran parte de las empresas que pueda apuesten por generar ellos mismos energías y que incluso familias o comunidades de vecinos se animen a dar este paso.
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