La familia de Paiporta que celebra la Nochebuena con un picnic en la plaza

«Todos los años nos hemos estado reuniendo en el restaurante Vora Barranc que, como dice el nombre, estaba al lado del barranco y ha desaparecido», cuenta Valero Ferrandis, uno de los componentes de esta familia rebosante de alegría, pese a las circunstancias. Sus conversaciones dicharacheras, risas espontáneas y brindis regalaron a la atmósfera de la plaza paiportina destellos de buen humor y ánimo por celebrar la vida de los que la han podido salvar.

«Por eso estamos aquí reunidos. No queremos perder la costumbre. Lo que estamos haciendo es continuar la tradición aunque las circunstancias sean complicadas. Aquí todos hemos perdido los coches e, incluso, algunos han perdido su casa pero aquí estamos, intentando tirar para adelante», cuenta Valero, que no puede evitar emocionarse al contarlo. «El año que viene irá mejor, tiene que ir mejor», cuenta otra de las 20 personas que forman parte de esta comida familiar, donde el plato que no faltó en ningún momento fue el de la fraternidad.

Justo en esa misma plaza, a escasos metros, se encuentra uno de los pocos (se pueden contar con los dedos de una mano) bares que hay abiertos en Paiporta tras casi dos meses después de la fatídica tarde del 29 de octubre. Se trata del Bar Paquito Churrería. La mayoría de los clientes están en la terraza, pequeña pero a rebosar de ajetreo. «En los últimos años invitábamos a un amigo que venía a cantar y tocar su guitarra en el día de Nochebuena. Este año no lo íbamos a hacer porque no teníamos muchas ganas, pero los clientes nos lo pedían, así que por ellos lo hemos hecho», cuenta Amparo, gerente del negocio que ha abierto de manera parcial, puesto que todavía tiene que reformar la cocina.

«Estamos por ellos, es un rato de alegría. Yo no tengo cocina y estamos sirviendo cervezas y bebida. Hasta después de navidades no me empiezan la obra», añade Amparo, que agradece infinitamente la visita de sus clientes. «Esto es lo que nos da de comer a mis tres hijos, a mi marido y a mí. Afortunadamente he podido salvar una parte y eso me ha permitido abrir de manera parcial», explica la propietaria de este negocio que factura un 50% menos de lo que haría en estas fechas debido a las circunstancias.