Fomento aplaza dos años el tren de alta velocidad Madrid-Montpelier de Air Nostrum

El Ministerio de Fomento echa el freno al proyecto de tren de alta velocidad internacional que aspiraba a poner en marcha en octubre de 2018 la compañía valenciana Air Nostrum. El departamento que dirige Íñigo de la Serna no comparte los criterios de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para conceder la autorización que permitiría operar una línea AVE privada entre Madrid y Montpelier, pasando por Zaragoza y Barcelona, una de las conexiones estrella de Renfe.

La Audiencia Nacional ha sido la instancia jurídica elegida y permitirá un retraso a la liberalización del mercado ferroviario internacional en la Unión Europea (que se anunció en 2013 y que hasta ahora no había sido efectivo) y el que aspiraban a participar Air Nostrum (a través de sus filial Intermodalidad de Levante S.A., Ilsa) y el resto de operadores.

Las razones del ministerio son que los requisitos exigidos resultan demasiado laxos y permiten operar antes de tiempo en España como un actor nacional. Competencia estableció como exigencias que el 20% del trayecto discurra fuera de España, que el 30% de los ingresos proceda del tráfico internacional y un mínimo de tres de cada diez viajeros sean foráneos. Sin embargo, el ministerio considera que la distancia fuera de España es demasiado reducida, el porcentaje de ingresos es desequilibrado en favor del nacional, mientras que la proporción de extranjeros es baja, teniendo el cuenta el volumen de turistas internacionales que ya mueve el tráfico entre la capital de España y la ciudad condal con Renfe.

Independientemente de lo que dure el pleito, su resultado es indiferente al Ministerio de Fomento a efectos prácticos si lleva más allá de diciembre de 2020, ya que para esa fecha da igual qué se sentencie: para entonces debe estar plenamente liberalizado el transporte ferroviario nacional de pasajeros.

Desde 2017, Ilsa, presidida por el máximo responsable de la aerolínea, Carlos Bertomeu, dispone de licencia como operador ferroviario de pasajeros, y hace un mes obtuvo el 'surco' o permiso de operación en una línea en concreto. Sin embargo, Bertomeu la pasada semana reconoció que la fecha para el inicio de operaciones no será anterior a diciembre de 2020, «fecha en la que se liberalizarán los mercados ferroviarios domésticos de la Unión Europea», como apunta la documentación hecha pública por la compañía.

Ante esta situación, Bertomeu prefiere seguir afinando el proyecto y admite estar negociando la entrada de nuevos socios y analizando un pedido de trenes con distintos fabricante, los cuales, en muchos casos, coinciden con los que producen aviones. A su vez, estrechado lazos con otros posibles aliados en el sector por medio de la organización Allrail. En esta es el único español y junto a él se sientan otros operadores ferroviarios privados como el italiano NTV-Ítalo, el austriaco Westban, el sueco MTR Nordik o el checo Leo Express.

En Ilsa, que aspira a funcionar como operador intermodal por medio de la conexión ferroviaria de aeropuertos, Bertomeu está presente con un 90% del accionariado a través de la sociedad Ilai, participada por él y los fundadores del IVI, José Remohí y Juan Pellicer, además de directivos de Air Nostrum, entre otros. Aunque se trata de un sector distinto al que el empresario había desarrollado hasta ahora, desde la empresa se defiende que todo se trata de transportar viajeros y prestarles servicios.

En todo caso, el proyecto estaba muy cuajado y la propuesta que se presentó a Competencia fijaba el inicio de operaciones para octubre de 2018 y una operativa con cuatro trenes diarios. A las 7:45 estaba previsto que saliera el primero desde Madrid y un segundo a las 15:30. Por el otro extremo saldrían de Montpelier otros dos a las 7:00 y a las 15:30, parando entre medios en Barcelona, Periñán y Narbona.

El documento que se remitió incluía ya un modelo, el AVE Serie 100, de la compañía francesa Alstom, del que ya hace uso Renfe. Tiene una longitud de 200 metros, transporta 347 pasajeros y alcanza los 300 kilómetros por hora. Sin embargo, el proyecto tiene pendiente disponer de la autorización de circulación de las autoridades francesas o la contratación de maquinistas.