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Hasta casi el último minuto del último día. Pero se ha conseguido. La dirección de Ford y el comité de empresa de la factoría de Almussafes que lidera UGT han apurado al máximo pero han llegado a un acuerdo que acerca el objetivo de la pervivencia a medio plazo de una factoría que es el pulmón industrial de la Comunitat Valenciana y que, junto a toda la estructura que sustenta, da trabajo a nada menos que 31.000 personas.
Tras semanas y semanas de negociaciones en las que apenas se avanzaba y cuyo objetivo era llegar a un pacto para optar a los dos modelos eléctricos que quedan adjudicar bien a Almussafes o bien la ciudad de Saarlouis, este martes se dio un paso más que significativo que ha sido el antecedente del episodio de hoy. «Tras intensas reuniones a contrarreloj hemos alcanzado un acuerdo con la dirección en la sede de Ford Europa en Colonia. Este pacto será trasladado hasta Detroit para que se tome una decisión», ha comunicado el sindicato.
UGT abrió la puerta a congelar salarios y a poder hablar de medidas que enmarca dentro de la flexibilidad laboral y que pueden abarcar jornadas más largas y menos vacaciones, tal y como reclamaba la empresa. Para ultimar el documento que es necesario presentar a la cúpula mundial en Detroit los representantes de UGT se desplazaron a Colonia, el núcleo donde se toman las decisiones de la firma. En esta ciudad es donde se ha firmado el plan que se enviará aunque por el momento no han trascendido los detalles.
Sobre la mesa estaba la petición de la empresa de rebajar salarios hasta un 10%, reducir una semana las vacaciones y aumentar en media hora la jornada laboral. Antes de entrar, UGT rechazaba la rebaja salarial pero se abría a la citada congelación durante unos años y a negociar las otras cuestiones. Eso sí, siempre que se confirmase la llegada de los nuevos modelos. Ambos han acercado posturas hasta encontrar un punto en común que debe ser explicado.
La tensión en la factoría de Almussafes que emplea a algo más de 6.000 valencianos es máxima ya que saben que se juegan el futuro. Aún así no había una posición unánime y, aunque UGT tiene la mayoría de la representación y sus dirigentes son los únicos que se encuentran en Colonia, los sindicatos minoritarios rechazaban cualquier tipo de cesión y alegaban que ya se han hecho suficientes durante los últimos años, que han estado marcados por los ERE y los ERTE así como por la crisis de los microchips que impide fabricar al ritmo previsto.
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Los proveedores del sector del automóvil de la Comunitat Valenciana que emplean a 25.000 personas han recibido con optimismo la noticia. «Este acuerdo, en el que la industria auxiliar no tiene capacidad de injerencia, permite a la empresa tractora del sector en la Comunitat Valenciana mantenerse en la liza dentro del plan de reestructuración de la multinacional», han destacado. UGT la definía la negociación como «la más difícil de la historia» de la planta.
La premisa que se ha trasladado desde un primer momento es que, a falta de adjudicar estos dos últimos modelos en Europa, solo puede quedar una fábrica, la de Almussafes o la de Saarlouis. Después de cerrar en los últimos años la de Bélgica y las de Rusia tienen, hoy por hoy, el futuro asegurado las de Colonia, Turquía y Rumanía.
Antes de la pandemia la firma del óvalo ya anunció que quería prescindir de 12.000 empleados y comenzó a reducir la estructura. La crisis sanitaria y los cambios en los hábitos de consumo de vehículos y la misma movilidad tampoco han contribuido a mejorar la situación. En el futuro habrá menos coches y ensamblar los eléctricos empleará a menos personas que en la actualidad y bajo este argumento Ford tiene que decidir que planta sobrevive. Con el acuerdo que salga en la mano lo hará y lo anunciará, previsiblemente, en junio.
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