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VICENTE LLADRÓ
VALENCIA.
Domingo, 26 de enero 2020, 23:54
Francisco Rodríguez Mulero conoce perfectamente las virtudes y los problemas del campo valenciano no sólo por ocupar el cargo de secretario autonómico de Agricultura desde hace cinco años, sino por su más amplia trayectoria profesional en el sector: es ingeniero agrónomo, funcionario de la Conselleria de Agricultura desde hace décadas y también fue presidente de la empresa estatal Seiasa-sur, encargándose durante varios años de orientar las inversiones oficiales en modernización de regadíos en varias comunidades autónomas, entre ellas la Comunitat Valenciana.
Acaba de volver de Bruselas, donde ha realizado gestiones para recobrar las ayudas del PDR (Programa de Desarrollo Rural), y con tal motivo ha explicado LAS PROVINCIAS cómo se realizará tal cometido. Estas son, en síntesis, sus consideraciones al respecto y sobre otros puntos candentes de la problemática agraria.
Desarrollo Rural
«El problema deriva del retraso de la nueva PAC, lo que ha hecho que se agotara el plan anterior para cinco años. Ahora se va a aprobar un reglamento de transición de una PAC a otra, porque la nueva no estará hasta 2022, y lo que nosotros planteamos es que se puedan adelantar anualidades para que no se produzca un vacío en el PDR, y creo que las perspectivas son favorables. Lo que vamos a hacer ahora es analizar junto al sector el PDR actual, reprogramar fondos, ver qué nos podemos gastar, ponderar medida por medida, y acabar planteando a Bruselas cómo nos gustaría hacerlo para no perder tampoco fondos posteriores ni tener que recibir de pronto lo que no tendríamos capacidad de invertir».
Ley de Estructuras Agrarias
«Estamos ultimando la normativa para fomentar planes colectivos de reestructuración de cultivos. Se encuentra ahora en el comité consultivo y contamos para esto con 10 millones de euros del PDR. Podrán beneficiarse agricultores asociados en cooperativas y otros tipos de organizaciones de productores».
«Se podría interpretar que hay un retraso en el desarrollo de esta ley, pero en la práctica no es cierto, porque la ley está ahí, aprobada desde hace casi un año, y puede acogerse a ella quien lo desee. La prueba es que un grupo de jóvenes agricultores de Ademuz han planteado, junto al ayuntamiento, un plan de reestructuración parcelaria y lo hemos acogido enseguida para estudiar con la máxima dedicación cómo se puede hacer. El problema general es que no hay presión, y debería haberla; apenas hay demanda desde las bases, y eso puede ser también por falta de información, de modo que vamos a emprender una campaña de divulgación por los pueblos para divulgar entre los agricultores que disponen de esta herramienta fundamental, para que piensen qué pueden hacer, qué necesitan, que se organicen y planteen actuaciones».
«En cuanto a las exenciones fiscales de la ley, es verdad que en algún caso ha habido en los momentos iniciales algún tipo de disfunción, porque es lógico con normativas nuevas, pero nos hemos reunido todas las partes, estamos en contacto con el Colegio de Registradores de la Propiedad (también Oficinas Liquidadoras de impuestos) y está resuelto».
¿Un sector en regresión?
«Yo no creo que en la agricultura valenciana, o en determinados aspectos de la misma, estemos en un punto de no retorno. Hay problemas serios, y por eso hemos hecho la Ley de Estructuras; lo dice claramente el preámbulo de la misma, hay condicionantes negativos que debemos superar, y ahí están las herramientas; ahora bien, son los propios actores quienes deben coger protagonismo».
«Considero que lo positivo es asumir que debemos reinventar nuestra agricultura; eso es siempre necesario en cualquier actividad, innovar continuamente, estar atentos a lo que dice el mercado, pero en este caso es más perentorio aún, porque si no reinventamos nuestra agricultura, acabaremos resignándonos a ser empleados del gran capital que invierta -y ya invierte- en agricultura».
«¿Hacia dónde reinventarnos? Pues está claro: aprovechando al máximo nuestras magníficas condiciones climatológicas, de situación geográfica y de saber hacer, pero cobrando dimensión para ser competitivos, agrupándonos, caminando hacia la digitalización, acogiendo las nuevas tecnologías, combatiendo las plagas con medios compatibles con la naturaleza, siendo más ecológicos, respetando al máximo el medio ambiente... Necesitamos producir del modo que piden nuestros compradores, para diferenciarnos, que nos prefieran, y que las producciones que demandan no se vayan a otros sitios. Lo que no podemos hacer es mirar al futuro con planteamientos del siglo XX, hemos de acoger los criterios del XXI».
Reorientar el IVIA
«El Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) también debemos reorientarlo para que sirva a nuestra agricultura del futuro, que debe ajustarse a la premisa básica de hacer más con menos; nos tiene que ayudar a evolucionar hacia una agricultura de precisión y que además sea rentable; lo que no tiene ya sentido es que sigamos con ojos y estructuras del pasado, se imponen nuevas tecnologías, y no hay que empeñarse en que el IVIA debe ser un centro de referencia de la citricultura mundial, cuando ya no lo es; debemos ser pragmáticos y realistas».
La amenaza de la Xylella
«Ante quienes debaten entre si conviene seguir con las pautas de erradicación o se debería cambiar a las de contención, debo asegurar que estamos cumpliendo a rajatabla el protocolo que marca la UE contra la Xylella, que en este caso es el de erradicación. Otra cosa será si en el futuro los científicos y Bruselas cambian de criterio. De todas formas hay que tener en cuenta que muchas veces se magnifica el problema, que en muchos casos es más paisajístico que agrario. Se están pagando las máximas indemnizaciones posibles; otra cosa es que muchos no puedan cobrar porque no tienen clara la titularidad, no son productores, etc. Y muchas veces se retrasan los procesos porque recurren al juzgado; hay más de 700 recursos».
«Pese a todo quiero dejar un mensaje de esperanza, porque tenemos razones para ser optimistas; la agricultura valenciana tiene buen futuro; ahora bien, todos debemos ponernos las pilas, los agricultores y la Administración, para rejuvenecer el sector, aprovechar bien nuestras posibilidades y colocarnos en la mejor posición de competitividad; contamos con inmejorables condiciones para ello, sólo hace falta conocimiento y trabajar bien para aprovecharlas».
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