Gracia Burdeos: «Hay que ayudar a la gente joven a emprender porque la tarea es de alto riesgo»

–¿En qué momento se encuentra la compañía y qué objetivos se marcan para este ejercicio?

–En 2023 crecimos un 10% respecto al 22, con una cifra de ventas de 215 millones y un beneficio neto de 4,2 millones. Es la vuelta a los números de rentabilidad que teníamos previos a la pandemia pues 2021 y 2022 han sido años duros para la industria. Este 2024 es un año de consolidar las líneas de trabajo que ya iniciamos a raíz de la pandemia y vamos a seguir con el foco en la eficiencia y sin perder los dos ejes clave: la sostenibilidad, sobre todo medioambiental, y la innovación.

–En 2020 la empresa da el salto a Alemania. ¿Tienen previsto alguna otra compra?

–Toda nuestra trayectoria ha estado focalizada en los últimos 20 años en nuestro principal cliente, que es Mercadona, por el que seguimos apostando y apoyándole en su crecimiento día a día. Pero hemos dado pasos firmes en la expansión de la compañía en cuanto a su internacionalización, como esa compra, aunque no tenemos ninguna adquisición más prevista.

–¿Inversiones, empleo?

–La inversión este año será de unos 13-14 millones, que son los que estamos invirtiendo cuando la compañía marcha bien, y en personal prevemos un crecimiento de un 5%. Es un año de consolidación y de seguir apostando por la sostenibilidad y la innovación, que es lo que nos diferencia, además de por la atracción del talento y la digitalización.

–¿Qué papel juega en una empresa como esta la innovación?

–Soy una convencida de que la innovación es una palanca clave de diferenciación con la competencia. Innovación en cuanto a hacer las cosas mejor día a día, ¡no hace falta inventar de nuevo la fórmula de la Coca-Cola! Y vamos a vivir unos años de digitalización donde la innovación –en el sentido de automatizar– va a ser clave en muchos sectores y eso va a ser lo que te va a diferenciar de tu competencia. Junto con el talento, que para mí es otra clave en el crecimiento y supervivencia. A través de la innovación podemos presentar a nuestros clientes nuevas propuestas. Porque, al final, todos jugamos con unas cartas muy similares y quien consiga transmitir al cliente (hablando de consumidor final) el mejor producto es el que va a tener más opciones de crecer.

–¿Y cómo es ese proceso: lanzamos muchos productos nuevos o intentamos mejorar el que ya existe?

–Te diría que el 80% del trabajo de innovación, hoy por hoy, está en la mejora de los productos existentes y hay un 20% de lanzamiento de nuevos por tendencias o porque ha evolucionado la categoría. En este sentido, la categoría de limpieza es muy madura y no hay grandes crecimientos, no se crece a doble dígito todos los años. Mejorar el producto que tiene el consumidor día a día es un gran trabajo.

–¿Somos muy fieles en productos de limpieza?

–Así es. Se trata de una categoría muy funcional, donde es muy importante el coste del producto y donde la gente quiere facilidad, conveniencia en el uso y un porcentaje de agradabilidad. En el momento de la pandemia, como no podía ser de otra forma, el cliente buscaba como principal atributo la desinfección. Ahora estamos en situaciones prepandemia, es decir, la desinfección es importante pero se vuelven a valorar otros aspectos, como la sostenibilidad, el respeto al medio ambiente, la mejora de las huellas hídrica y de carbono... Y luego siempre hay, digamos, una especie de «Qué limpio y qué bien me ha quedado». Y el consumidor, además, cada vez tiene más información, puede contrastar y conoce muchos de los conceptos con que trabajamos.

–Sostenibilidad. Siendo una empresa química, ¿qué acciones han implementado?

–Estamos adheridos al Pacto Verde y entonces es reducir, reutilizar y reciclar. Es decir: reducimos plásticos y agua y reutilizamos plásticos… Por ejemplo, todos nuestras materias primas son reciclables.

–¿Hay un exceso de regulación administrativa para el sector? ¿La burocracia les complica mucho el día a día?

–El sector químico es un sector muy regulado, todas las regulaciones vienen de la Unión Europea y tenemos que aplicarlas. Pero luego hay transposiciones que hace cada país y SPB es una empresa que va a competir en España y también fuera, como muchas otras empresas. Entonces, cuantas más trabas se pongan, menos competitivas van a ser las empresas. Esas decisiones normativas impactan en las empresas y, cuanto más encorsetadas hagas a las compañías, menos flexibles van a ser y más lentas, lo que al final se puede traducir en falta de competitividad.

–Innovación, sostenibilidad y formación del talento, que es uno de los temas que sale siempre en foros económicos. ¿Faltan determinados perfiles?

–El talento es fundamental. Si antes he dicho que la innovación era clave para la diferenciación, incluso te situaría por delante el talento como clave, es decir, las personas que vas a tener en tu equipo, con las que vas a emprender, son las que te van a diferenciar en el mercado. En momentos donde se habla mucho de la inteligencia artificial, que es cierto que va a transformar muchos aspectos de las tareas rutinarias, es súper importante atender también a la formación del talento y a la retención del mismo. En nuestro caso, depende de qué perfil porque algunos cuestan más de encontrar.

–¿Esos retos son los mismos que tiene el sector?

–Son muy similares. La diferencia va a estar en quien lo haga más rápido y mejor. Si hay algo que me da vértigo, es la rapidez con que las cosas cambian. El consumidor y la sociedad avanzan y la compañía que más rápido se pueda adaptar va a ser la que va a destacar. La velocidad es clave. Y para eso hace falta un equipo muy cohesionado, gente muy motivada, un buen liderazgo y una buena estrategia.

–¿Y en una empresa familiar?

–Se dice mucho en los foros pero la sucesión sigue siendo uno de los retos. El fundador tiene un mérito enorme, el del reconocimiento y la valentía de lanzar un proyecto de cero. Tengo la suerte de contar con mi padre en ese aspecto, que es el presidente de SPB y en el día a día nos apoya en temas de estrategia y de toma de decisiones. Pero sin duda un hito importante en la empresa familiar es la sucesión. En nuestro caso, está muy bien resuelta porque tiene a sus tres hijos en cada uno de los proyectos y están por meritocracia y no por ser 'hijo de'. Y es como debe ser porque, cuando no es así, las compañías empiezan a tambalearse y las generaciones futuras no consiguen hacer sostenible la empresa.

–Se ha criticado mucho el papel de los empresarios, ¿qué papel juegan en la sociedad? ¿Han sabido venderse?

–No estamos acostumbrados a vendernos y eso que el papel de la empresa en la sociedad es clave por la creación de puestos de trabajo, porque estás colaborando a enriquecer a la sociedad... Un país con empleo es un país rico. El papel del empresario es clave en el bienestar de la sociedad. No estamos acostumbrados a vendernos, porque estamos muy focalizados en nuestros negocios, en nuestros problemas del día a día, en nuestros sectores... y no tenemos esa visión. Y, además, está mal visto ganar dinero, cuando el empresario gana dinero para luego reinvertirlo y seguir creciendo. Y no deja de asumir un montón de riesgos.

–¿Falta entre los jóvenes esa cultura de ser emprendedor?

–He visto, a través de la Cátedra de Cultura Empresarial, a chavales con unas ganas de emprender y de saber enormes. Creo que sí que hay esas ganas pero también depende un poco de cómo se les facilite a ellos. Hay que ayudar a la gente joven a emprender, con iniciativas, con incubadoras, con subvenciones, etc. porque la tarea de emprender es de alto riesgo. ¡Pero más riesgo sería no hacer nada! Sí que percibo esta gente emprendedora en la sociedad. Y cuantos más emprendedores hay en un país como empresarios, más rico será el país.

–A los empresarios les cuesta venderse. ¿Y a la Comunidad le cuesta reivindicarse en España?

–Últimamente estoy notando que la Comunidad Valenciana está pegando un cambio brutal. Veo inversiones que vienen, inversiones que se realizan tanto en el ámbito industrial como en el del turismo o del ocio. Hay que tener cada vez menos complejos, nos tenemos que empezar a creer seriamente nuestro potencial porque podemos competir con ciudades del mundo muy punteras.