De uno de los motores de la recuperación económica a vivir una de las crisis más intensas con consecuencias aún inciertas porque, como apunta Alfredo Vasallo, director de Financial Advisory de Deloitte y responsable de Corporate Finance en Comunidad Valenciana y Región de Murcia, « ... la palabra 'perspectiva' es difícil de aplicar en la situación que vivimos desde hace dos años, donde cada pocas semanas las empresas afrontan nuevos escenarios de negocio«. El azulejo valenciano, con una alta concentración geográfica en la provincia de Castellón, ha sufrido de lleno las consecuencias de la escalada de precios del gas que empezó a finales de 2021 y que ahora ha llegado a máximos por las consecuencias de la guerra de Ucrania tras la invasión rusa.
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La industria azulejera se define a sí misma como gasintensiva y, por tanto, sufre de primera mano la escalada de una materia prima que es fundamental. El precio del gas –que se mide en megavatio hora (Mwh)– ha sobrepasado esta semana la barrera psicológica de los 200 euros (incluso alcanzó en algún momento los 345 euros), mientras que en febrero esta cifra era 80 euros y hace un año, 20. Tras estos 'shocks' se ha rebajado la cuota en los últimos días pero sigue por encima de lo habitual.
¿Y cuánto gas utilizan estas industrias? Pues más del que se pudiera pensar. Según un informe de la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC) que analiza a fondo el año 2019, la industria de Castellón es la que más gas natural utiliza de toda España. En la provincia se consumieron 20.087.520 MWh, cifra que se corresponde con algo más de lo que gastan los 6,5 millones de ciudadanos de la Comunidad de Madrid en todo un año.
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¿Qué consecuencias tiene el alza de los costes en un sector clave para la economía valenciana? La primera es la reducción de los márgenes y la segunda, derivada de ella, es la probable subida de precios (Pamesa, por ejemplo, ya ha anunciado la aplicación de una tasa energética a partir del 1 de abril) o los recortes de producción, que ya se están registrando según los últimos datos del IPI (Índice de Producción Industrial), pues la variación mensual entre este enero y el de 2021 ha sido de un descenso del 25,7%, «un nivel de caída similar al registrado en los meses de pandemia», apuntaba la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer).
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También paradas de producción, de las que alertaban esta semana tanto Ascer como la CEV y que, según explica Sara Vicent, responsable del equipo de analistas de Información Zona Levante de Solunion, «ya son una realidad». Es «la alternativa elegida por las compañías con dificultades para llevar a cabo esa traslación de costes al precio de venta al cliente», explica.
Otras compañías como Porcelanosa la han descartado por el momento y únicamente realizarán la parada programada anualmente por Semana Santa (se lleva haciendo desde hace 14 años), aunque este ejercicio no se hará completa porque dos hornos mantendrán su actividad, según apuntan desde la empresa con sede en Vila-real.
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La industria cerámica ya tiene en marcha proyectos relacionados con el hidrógeno verde u otras fuentes alternativas de energía para reducir su dependencia del gas y realizar la transición energética que demanda la Unión Europea, recuerda Ignacio Aparicio (Andersen). Un aspecto que también se apuntaba desde el Observatorio de la Industria, donde incluso se añadía la posibilidad de «recuperar minas abandonadas de la Comunitat para la producción de cerámica y azulejos». Mientras, el interés de los inversores por el sector se mantiene, confirman los expertos consultados. Así, Alfredo Vasallo (Deloitte) remarca que las bases estructurales «son buenas» y que se darán operaciones distintas a las de los últimos años. «Previsiblemente, salidas de fondos –con la posible integración del proyecto en grupos industriales de mayor tamaño–, operaciones lideradas por grupos internacionales e integraciones entre grandes grupos industriales, no necesariamente vinculadas en exclusiva al azulejo».
También descartan la aplicación de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), aunque son muchos los que se negocian en la actualidad, según confirman desde CC OO. En diciembre, por ejemplo, se registraron cuatro expedientes con 459 trabajadores afectados mientras que en enero se contabilizaron otros cinco 1.517 personas.
Una situación que pone al sector en una «delicada situación», ya que se ve ante la tesitura de no ser capaces de producir azulejos de forma rentable, explica Ignacio Aparicio, socio director del área Mercantil de Andersen, que recuerda que las sanciones impuestas por la Unión Europea a Rusia pueden tener «un especial impacto» en la Comunitat, donde el año pasado 289 empresas realizaron exportaciones a Rusia por valor de 140 millones.
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El sector azulejero fue uno de los que más rápido se recuperó del impacto del primer año de pandemia. Sus ventas se estabilizaron y 2021 se cerró superando los registros previo; así, las ventas crecieron un 26%, hasta los 4.900 millones, según las cifras facilitadas por Deloitte –que remarca que incluso se superó el nivel de ventas pico de 2007–, y con aumentos del 19% en las exportaciones.
Uno de los riesgos evidentes es la pérdida de esas ventas destinadas a Rusia y Ucrania, que para el sector azulejero español suponen alrededor de un 3% de las exportaciones, detalla Alfredo Vasallo (Deloitte). «En segundo lugar, la falta de suministro y el encarecimiento de ciertas materias primas, como la tierra proveniente de Ucrania», añade. De hecho, el 34% de las arcillas de exportación provienen de este país, según el ICEX.
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Aspecto que también señala Sara Vicent (Solunion). «Los productores, durante enero, siguieron una estrategia de aprovisionamiento: las importaciones de arcillas de Ucrania con respecto al mismo mes de 2021 incrementaron un 74% en el puerto de Castellón. Se estima que el sector dispone de stock para aproximadamente cuatro meses», apunta, por lo que habrá que buscar nuevos proveedores.
Y, por encima de todo, la energía, que en condiciones de normalidad ya suponía cerca de un 13% (año 2019) de la facturación del sector y que ahora podría rondar el 40%. Por todo ello, el sector insiste en que se adopten medidas que permitan la supervivencia de las empresas. «En tiempos excepcionales son necesarias medidas excepcionales. Nuestros gobiernos deben estar a la altura. Ninguna actividad industrial puede soportar los costes que estamos registrando la última semana. Se hacen imprescindibles medidas inmediatas tanto financieras como fiscales que aporten liquidez a las industrias, sobre todo para aquellas más intensivas en energía», concreta Alberto Echavarría, secretario general de la patronal Ascer.
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